Por Iñigo Aduriz | Foto y vídeo Benito Guerrero
24/12/2017
ENTREVISTA | ALFREDO ROMERO. Director ejecutivo de Foro Penal
En Venezuela, Alfredo Romero (Caracas, 1967) es conocido por su trabajo en la defensa de los derechos humanos y, especialmente, en casos de los considerados como «presos y perseguidos políticos». Actualmente es el director ejecutivo de la ONG Foro Penal, una de las mayores asociaciones venezolanas de la que forman parte más de 200 abogados y que tiene ramificaciones también en el extranjero. Cambio16 le recibe en una de sus visitas a Madrid.
¿Cuál es la situación de Venezuela en estos momentos?
Desde el punto de vista de las violaciones de los derechos humanos y de persecución política, se ha ido incrementando el número de detenidos. Desde 2014 –año en el que toma el poder Nicolás Maduro– hasta el presente, ha habido 12.013 detenciones por razones políticas. Solo este año han sido más de 5.400, entre abril y ahora. En julio se llegó al mayor número de presos políticos en la historia del régimen chavista, con 676 presos políticos. Ahora tenemos 268 presos políticos pero esto no quiere decir que el problema se haya rebajado. Se ha encarcelado a nuevas personas y se ha liberado a otras. Al Gobierno le interesa mantener un coste político de la represión no tan alto. Utiliza el efecto de la puerta giratoria: mientras libera a unos, encarcela a otros.
¿Cómo viven esos presos?
Los dirigentes políticos no superan el 4% de los presos políticos. La mayor cantidad son personas que protestan y, sobre todo, estudiantes jóvenes e incluso personas que emiten mensajes a través de las redes sociales. También ciudadanos que han resguardado a estudiantes en sus casas. Hay, además, más de 30 militares que, de alguna forma, han mantenido opiniones contrarias al Gobierno y que han sido encarcelados argumentando supuestos golpes de Estado o conspiraciones. La situación es cada día peor. Hemos denunciado el uso de la enfermedad, porque hay una ausencia intencionada de la atención médica. Esto ha provocado afecciones físicas, con enfermedades de diversa índole. Un ejemplo es el de Efraín Ortega, que estuvo preso durante tres años y dos meses en El Rodeo II, que es una cárcel no solo peligrosa sino insalubre, en la que no hay enfermería ni atención médica. Durante dos meses, solo le permitieron estar o de rodillas o de pie. Y le salieron doce trombosis en la pierna derecha. Una vez fue liberado, hubo que operarle de emergencia. También tuvo cólicos nefríticos y problemas cardíacos importantes. El agua potable no existe en las cárceles, y, si permiten su entrada, es de forma excepcional. Lo que toman es agua no potable, y la comida es mala.
Habla de condiciones insalubres.
Las condiciones de las cárceles en Venezuela son insalubres en general. La diferencia con los presos políticos es que estos están más vigilados que los presos comunes, que han cometido delitos criminales. Incluso a los presos políticos no se les permiten las visitas regulares. No es posible que sean visitados por un amigo porque quien quiera hacerlo debe estar en una lista que normalmente suele estar compuesta por familiares. Además, la atención médica no se brinda de manera adecuada. Por eso hemos denunciado esto como un esquema intencional. Pareciera que para el régimen esto no fuera suficiente. Buscan la enfermedad como método intimidatorio.
¿Qué hacen desde el Foro Penal para mejorar esta situación?
Es la organización más grande de Venezuela, con unos 400 activistas y más de 200 abogados. Nuestro trabajo es incrementar el coste político de la represión, del preso político, de los asesinados políticos y de los torturados. Tenemos un sistema de evaluación de cada caso para determinar cómo podemos elevar ese coste político. También ofrecemos una asistencia legal pero, en términos efectivos, ha pasado a ser un número muy pequeño en comparación con todas las acciones que debemos realizar.
Cuando dice que buscan incrementar el coste político, ¿se refiere a que buscan que la ciudadanía perciba esta problemática?
Si el Foro Penal no existiese no se concoería el número de presos políticos. Es la única organización que tiene un registro de todas las detenciones, al menos de forma detallada, desde 2014. Eso nos ha servido para poder decir lo que está ocurriendo y hacer que para el Gobierno sea más difícil mantener a los presos políticos encarcelados. Si no existiésemos no se sabría quiénes son esos presos y el Gobierno no tendría ningún interés de liberarlos. Porque el efecto intimidatorio subsistiría, pero el coste para el Gobierno no existiría.
Se ha iniciado una negociación entre el Gobierno y la oposición. En las últimas semanas, en la República Dominiciana. En esas conversaciones, ¿le parece que se ha dejado de lado a los presos?
Desde el Foro Penal hemos sido muy críticos respecto a estos procesos de diálogo y negociación. Sobre todo porque los objetivos no se han definido claramente. Una negociación debe propiciar beneficios a las dos partes que, a su vez, tendrán que desprenderse de algo. En este caso, el Gobierno no se ha desprendido de nada y ha obtenido beneficios, como la extensión de la penuria para los venezolanos, y la extensión y el debilitamiento del coste político. Internacionalmente, el Ejecutivo presenta que está supuestamente bajando el nivel represivo y el nivel de control, así como que está hablando con la oposición. La verdad es que es una simple fachada para pedir más tiempo y para que los presos políticos dejen de suponer el coste político que sí tienen cuando la presión interna es más fuerte. Al mundo se le hace más difícil presionar y exigir, por ejemplo, la liberación de presos, cuando la propia oposición –parte de ella o la que le conviene, porque existe una oposición conveniente para el Gobierno y otra que no acepta– se presenta como la representante del país y negocia sobre esos presos políticos.
Pero , ¿por qué ustedes se oponen a esa negociación?
Porque incorporaron a los presos políticos como un punto de esa negociación. Y eso es lo peor que le puede ocurrir a un preso político. Porque cuando trabajamos como organización de derechos humanos en el incremento del coste político de las detenciones, cuando hacemos saber internacionalmente de su existencia, el Gobierno piensa en reducirlos. Y el Ejecutivo venía reduciéndolos. En julio había 676 presos políticos y hoy hay 268. Le interesa llegar a un número que no sea tan alto. Pero curiosamente el diálogo ha traído como consecuencia que se paren las liberaciones. Nosotros ya dijimos que era necesario exigir la liberación de presos políticos como precondición y no como condición de una negociación. Porque así el Gobierno tiene que liberarlos y no los sitúa como un punto de negociación para obtener beneficios, que es lo que siempre ha hecho. Actuando así el Gobierno utiliza a los presos políticos como rehenes.
¿Cómo valora el papel de mediador ejercido por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero?
Su caso es un ejemplo sobre cómo se utilizan los presos políticos para decir internacionalmente que ha habido éxitos, siendo mentira. El diálogo no ha logrado nada positivo para Venezuela, hasta ahora. Porque no se ha trabajado con objetivos específicos ni se ha incorporado a toda la sociedad representativa de Venezuela, ni a los sectores políticos ni a los sectores sociales. Además, se engaña a las personas cuando se señala que la mediación de Zapatero ha logrado la liberación de presos. En términos matemáticos es mentira. Hubo un momento en el que Zapatero cantó victoria e hizo ver al mundo entero que él había logrado la liberación de dos personas, que fueron Francisco Márquez [dirigente de Voluntad Popular] y Gabriel San Miguel [un venezolano con ciudadanía española]. Uno salió a España y el otro a EEUU. Pero el mismo día que Márquez fue liberado a su misma celda entró José Vicente García, del mismo partido y concejal del Estado Táchira. Ese es el juego de la puerta giratoria. Cada vez que Zapatero llegaba a Venezuela se veía claramente que descendía el número de presos políticos pero que subía cada vez que se marchaba. En 2015 y 2016 había un promedio de 100 mensuales, y desde su llegada ha subido hasta llegar al monto más alto de presos políticos de 676 de hace cuatro meses. Desde que llegó Zapatero el número de presos políticos se ha incrementado considerablemente. También el número de detenciones. Esto quiere decir que o hay una mediación ineficiente, o hay un intento de aparentar una mediación y un diálogo para que el Gobierno simplemente se salga con la suya y continúe con su esquema intimidatorio, de represión y de persecución política.
¿Que dirigentes o qué organismos les servirían a ustedes para esa mediación?
Creemos que hay dos personas fundamentales en cualquier proceso de diálogo. Como Foro Penal hemos exigido la presencia de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, máximo representante de los derechos humanos en el mundo. Tienen informes sobre Venezuela, conocen cuál es la situación y tienen las suficientes herramientas como para que se de un proceso de diálogo y de mediación. Nadie, ni desde el Gobierno ni desde la oposición, nos ha podido explicar por qué estas dos personas no están en ese diálogo. Bajo mesa nos dicen que el Gobierno no aceptaría. Entonces, no es un diálogo, es una fórmula que el Gobierno utiliza para fortalecerse en el poder, instaurarse, legitimarse y debilitar la presión internacional que debería unificarse en criterios que ya se han venido trabajando de una manera formal y clara en la ONU y en la OEA.
Recién llegado a España el exalcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, invitaba a Maduro a prepararse ante la organización de la oposición venezolana que vive fuera del país. ¿Es más factible la unidad fuera que dentro de Venezuela?
Como unidad sincera es más posible, no sé si factible, porque estamos en un país totalmente secuestrado. Tenemos a factores de la oposición secuestrados. Cómo vamos a pensar que Leopoldo López tiene una opinión libre cuando está encarcelado. Cómo podemos pensar que el partido que él dirige tiene una actuación libre, sin restricciones ni amenazas. En lo que respecta a Venezuela, no es que sea más factible o no. Estamos en un país secuestrado en el que el Gobierno decide quién participa en política y quién no. Quién está habilitado políticamente y quién no. Y es el que decide quién está preso y quién libre. Y entre los que están libres, quién puede participar en un proceso de diálogo. ¿Cómo puedes unificar a una oposición en Venezuela cuando el Gobierno tiene a unos encarcelados, a otros obligatoriamente forzados al exilio y a unos más que al Gobierno le conviene tener como oposición. Ahora bien, que haya oposición tanto fuera como dentro que puedan conciliar con criterio es evidentemente claro. Las personas que se van no lo hacen solo porque no quieran vivir en el país porque tienen problemas sociales y económicos. En Venezuela los ciudadanos se van porque hay un temor fundado en la gran mayoría de los venezolanos de que pueden ser encarcelados si ejercen sus derechos democráticos.
Recientemente se publicaba una noticia en la prensa española que hablaba de que Maduro daba el primer paso para ilegalizar los partidos políticos. ¿Esto es así?
Sí. La Asamblea Nacional Constituyente ya estableció que los partidos que no participaron en las elecciones municipales están invalidados y tienen que proceder nuevamente a esa validación. Eso explica claramente cuál es ese diálogo que se está llevando a cabo. El Gobierno más que otorgar algunas concesiones a la oposición lo que hace es restringirla cada vez más. Llena su botín de herramientas para poder presionar más en cualquier situación. Se llena de fichas para poder negociar: presos políticos, habilitaciones políticas, validaciones de partidos, abrir vías humanitarias para que el país salga de la crisis, el regreso de los exiliados e incluso la posibilidad de aportar recursos a las alcaldías de la oposición son fichas de negociación.
¿Cuál es la esperanza del pueblo venezolano?
Los pueblos son los que hacen los cambios. El pueblo venezolano tiene que mantenerse con la suficiente certeza de que lo que está haciendo es lo correcto a la hora de exigir libertad y democracia. En eso estamos: en promover las libertades, el respeto a los derechos humanos y la justicia. Aprovechando el lamentable exilio de los venezolanos y ese capital humano, Foro Penal está constituyendo capítulos para difundir información y fortalecer la solidaridad que ha de existir con el pueblo venezolano. Es difícil hablar de salidas concretas y de esperanza cuando tenemos un país frustrado y desesperanzado, pero la única forma de combatir la decepción es levantarse del sofá o de la cama y trabajar por las libertades de otros y las propias. Ahora bien, la comunidad internacional es esencial dentro de esta situación porque cuando hablamos de violaciones de los derechos humanos hablamos de la jurisdicción universal.