Por Iñigo Aduriz
03/12/2016
ENTREVISTA | GORKA OTXOA. Actor
En su última película interpreta al director de una sucursal bancaria que, tras ser detenido por delitos económicos, se convierte en un prófugo de la justicia en su huida por evitar la cárcel. Así, Pello, el personaje al que da vida Gorka Otxoa (San Sebastián, 1979) en la recién estrenada Igelak (ranas), largometraje dirigido por Patxo Telleria, acaba como fugitivo, refugiado en un edificio ocupado por desahuciados en lucha. El joven actor, curtido en el popular programa de la televisión pública vasca Vaya Semanita!, regresa al humor en este film desternillante rodado en euskara.
¿El objetivo de Pello es engañar a todo el mundo o salvarse a sí mismo?
Es un tío sin escrúpulos que está dispuesto a hacer lo que sea para salvar el culo y tirar pa’lante pasando por encima de todo el mundo. En la película miente para salvar su vida y que no le pillen y le vuelvan a meter en la cárcel. Está dentro de un dilema moral que, en algún momento, empieza a vivir el personaje. Es un mentiroso sin escrúpuloso.
¿La película es un homenaje a todos esos banqueros que se salieron con la suya durante la crisis?
Que se salieron y que se siguen saliendo. No es un homenaje directamente. El de los desahuciados, el de la gente sin hogar o el de los banqueros corruptos son temas que por desgracia son de muchísima actualidad y Patxo [Telleria] ha querido tratarlos pero básicamente para hacer una película entretenida, divertida y que, a la vez, tenga su poso de tema social que es bastante preocupante. Pero no ha querido caer en intensidades ni en hacer algo muy serio y muy duro, sino al revés. Utilizar el canal de la comedia para hablar de temas serios es muy acertado.
Ese grupo de desahuciados a los que Pello intenta engañar parece muchas veces la propia sociedad, engañada por los banqueros. ¿Los bancos y sus responsables han vuelto recuperar la confianza de los ciudadanos?
Espero que no la hayan recuperado porque hay muchos que siguen vivitos y coleando, con dinerales por todos los lados. No se la han ganado. Engañaron con preferentes o con hipotecas regaladas a gente que sabían que no podían pagarlas. Los banqueros atacan a todo, porque no tienen muchos escrúpulos, pero sobre todo a los más débiles, porque suele ser más fácil, e incluso a la gente que se ha quedado sin hogar. Y eso que según la Constitución el hogar digno es un derecho.
Ya que la sociedad es cada vez más políticamente correcta. ¿Cree que abordando asuntos tan delicados desde el humor pueden ofender a alguien?
Ni me lo planteo. Yo creo que no. Pero, por ejemplo, ahora no podríamos hacer Vaya Semanita!, que era un programa de humor sociopolítico, porque seguramente nos habrían acusado por la llamada ‘Ley Mordaza’. Y si alguno de nosotros tuviéramos que ver con algún partido político, ni te cuento. Igual que el caso de los famosos titiriteros. Es algo muy ridículo y estamos retrocediendo décadas. Aparte de eso, la película no frivoliza sobre ningún asunto y tampoco quiere hacer un panfleto. Simplemente plantea ese tema [el de los desahucios y la estafa] desde un punto de vista divertido, respetando a todo el mundo y con gusto.
¿Deben el cine o el teatro jugar un papel especial a la hora de retratar a aquellos que más sufren?
Como elemento cultural, sí que tiene esa función aunque tiene que haber películas de todo tipo. Desde luego, las películas que plantean problemas actuales y sociales tienen un elemento más interesante, pero sin que tenga que ser una obligación en absoluto. La cultura y el arte son reflejos de la sociedad y de sus problemas. Y ahora mismo, el problema de la corrupción, el de los desahuciados o el de toda esta estafa que estamos viviendo, porque más que una crisis es una estafa, puede reflejarse en el cine por esa razón. Pero hay hueco para todo.
¿El humor ayuda también a la convivencia?
No lo sé, pero mucha gente nos lo dice. No sé en qué medida podemos ayudar pero es verdad que en su día Vaya Semanita! aportó su granito de arena para dar una vuelta y podernos reír de temas que eran muy duros y que hacían sufrir mucho a la sociedad. Se puede hacer humor prácticamente con todo si se hace con gusto y sin querer posicionarse. Lo que conseguimos fue que le gustara a la sociedad vasca de un extremo a otro. Conseguimos reírnos de algo que constantemente estaba en la actualidad desde un punto de vista negativo.
¿Se ha sentido cómodo rodando la película en euskara?
Sí. Es uno de mis dos idiomas. De hecho, la primera serie en la que trabajé fue Goenkale, que también era en euskara, también estudié la carrera en esa lengua y de vez en cuando hay proyectos –no suele haber muchos– en euskara yo estoy encantado de participar. La película anterior de Patxo Telleria, Bypass, también la rodamos en euskara y fue una gozada y una buenísima experiencia. Que haya cine en euskara, que es un idioma minoritario, y que encima sea de calidad, resulta muy interesante y es una aportación a la supervivencia de la lengua.
¿Tiene la esperanza de que el público se deje de lado los prejuicios y vaya a verla en versión original?
Espero que sí. Yo también me he acostumbrado a verlas en versión original. Cuando era más joven no lo hacía. Pero es que el 70% o 80% de una interpretación es la voz. A mí me parece que es la forma más interesante de ver una película. También ha habido otros largometrajes en euskara que han salido con fuerza fuera de Euskadi con repercusión, como Loreak o Amama. Y espero que en esa senda de apertura del euskara la gente se enganche.
Usted es un actor comprometido y que no tiene pelos en la lengua a la hora de manifestar sus opiniones políticas, al menos en Twitter. ¿Ha tenido algún problema por ello?
Más que compromiso lo que hago es expresar mis ideas o difundir noticias que en los medios generales no se ven, para lo que creo que son muy útiles las redes sociales. Me expreso como cualquier otro ciudadano.
Se lo pregunto porque hay muchos actores que temen manifestar sus opiniones por posibles represalias de la industria.
Es una cosa que está ahí. Es cierto que hay ciertos temas que me callo y no los expreso públicamente. La verdad es que no he tenido problemas aunque sí tienes tus miedos. No tengo muchos trolls aunque de vez en cuando alguien te dice algo, casi siempre sacando fuera de contexto lo que has dicho. Pero poquísimos. Por el contrario, hay mucha gente que me felicita o que le parece bien que yo me exprese en libertad.