Por Cambio16
07/04/2018
La entrega de Lula le abre al ex presidente una nueva etapa, ahora en prisión. El ex mandatario brasilero se convirtió este sábado en el primero encarcelado por un delito común en su país. Sin contar que ahora su figura es la presa de la Operación Lava Jato, que desde hace cuatro años sacude a una clase política gangrenada por la corrupción. Lula llegó por la noche del sábado en helicóptero a la sede de la Policía Federal de Curitiba (sur), donde una celda de 15 metros cuadrados con baño privado fue especialmente acondicionada para alojarlo.
Tras desacatar por 24 horas el límite de su entrega voluntaria para reunirse con sus simpatizantes en el edificio sindical de los trabajadores metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo, el ex presidente izquierdista brasilero acusó al poder judicial brasilero y a los medios de prestarse para una componenda en contra de su candidatura presidencial. Lula dijo a la multitud que juez Sergio Moro «mintió» sobre sus vínculos con Odebretch. «Pero cumpliré con su orden», anunció.
La entrega de Lula disminuye sus posibilidades de participar en las presidenciales brasileras de octubre. No obstante, todavía puede esperar recibir algún trato especial mientras está preso. Debido a que es un ex presidente, Lula tendrá cuartos especiales lejos de la población carcelaria general.
La entrega de Lula
La sala que se preparó para la entrega de Lula al edificio de la policía federal en Curitiba se usa normalmente para los abogados que necesitan pasar la noche allí trabajando, según la AFP. Se trata de un espacio de 3 por 5 m con dos ventanas y un baño privado con agua caliente. Según el periódico brasileño Estadao, Lula recibirá un tratamiento similar al de los prisioneros de la población general en lo que se refiere a alimentos: café con leche, pan y mantequilla, para el desayuno y un almuerzo y cena calientes, y visitas familiares semanales.
Todo es un gran cambio para Lula en comparación con su vida reciente. Durante los ocho años que fue presidente, Lula vivió en Brasilia en un edificio diseñado por Oscar Niemeyer, cuyo nombre significa «palacio del amanecer», y trabajó en otro opulento edificio de Niemeyer, el Palácio do Planalto, cuyas columnas están destinadas a invocar el ligereza de plumas.
Pero esta no es la primera vez que Lula, de 72 años, experimentará una celda en la prisión; fue encarcelado en su vida anterior como activista sindical cuando el país estaba bajo un régimen militar.