Desde el comienzo de la epidemia del VIH, en 1981, han muerto más de 42 millones de personas en el mundo. La alta tasa de contagios y fallecidos ha disminuido por el tratamiento antirretroviral que reduce la carga viral, pero sin embargo sigue arrojando un saldo lamentable. En 2023 se reportaron 630.000 decesos a causa de enfermedades relacionadas con el sida. Las investigaciones no han cesado y se adelantan ensayos de un nuevo tratamiento preventivo esperanzador.
En 2016 los estados miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030. Esta semana la agencia de la ONU dedicada a la salud volvió a emplazar a los líderes políticos. Precisó que las medidas que tomen este año serán decisivas para alcanzar ese objetivo en beneficio de la población.
Los tratamientos han pasado de pastillas a dosis inyectables. A finales de junio, un ensayo de lenacapavir, un fármaco anti-VIH existente que se utiliza para reducir la infección, produjo un hallazgo sorprendente. Ninguna de las más de 2.100 mujeres jóvenes participantes en la prueba contrajo el virus mortal. Los resultados superan a los de los fármacos que se utilizan actualmente con este fin: Truvada, con el que se infectaron 16 de más de 1.000 mujeres. Y Descovy, con el que 39 de 2.100 más contrajeron el VIH, entre el 1 y el 2% de las tratadas.
Lenacapavir, de la farmacéutica Gilead Sciences, actúa impidiendo que el virus se reproduzca. Los investigadores querían saber si administrarlo a personas sexualmente activas que no han sido infectadas. Una estrategia conocida como PrEP o profilaxis previa a la exposición que podría crear un ambiente hostil en el cuerpo y evitar que el virus se arraigue.
Un nuevo preventivoel VIH
Las muertes por sida alcanzaron su punto máximo en 2004. Pero el año pasado, 1,3 millones contrajeron la infección. Y 39,9 millones vivían con el virus en el mundo. The Harvard Gazette en entrevista con Roger Shapiro, profesor de inmunología y enfermedades infecciosas en la Universidad T.H. Chan School of Public Health, publicó detalles de la investigación.
Shapiro ha trabajado para luchar contra el sida en Botswana durante dos décadas. Incluidos los primeros ensayos que exploraron la PrEP como una forma de prevenir la transmisión de madre a hijo durante la lactancia. El investigador señaló que aún quedan algunas advertencias sobre el lenacapavir, pero que los resultados son muy prometedores.
Dijo que nunca antes habíamos realizado un gran ensayo de prevención del VIH con cero transmisiones, lo cual es un resultado tan convincente. El otro aspecto interesante de esta prueba es la conveniencia y simplicidad de dosificar el producto solo dos veces al año. Creo que esto será realmente atractivo para las personas que pueden haber estado indecisas sobre el uso de PrEP con antelación.
Los medicamentos son diferentes a las vacunas, explicó el experto, aunque cuando se usan para PrEP tienen el mismo propósito preventivo. Las vacunas entrenan a nuestro propio sistema inmunológico para reconocer y atacar una infección. Mientras que los medicamentos actúan para impedir que el VIH se reproduzca a nivel celular y es necesario volver a dosificarlos para mantener la actividad.
Con un fármaco como el lenacapavir, que puede seguir siendo eficaz durante seis meses, la experiencia del paciente empieza a parecerse más a la de una vacuna. Con la importante diferencia de que siempre es necesario volver a administrarla, agregó.
Los propósitos de la ciencia
Shapiro destacó que la transmisión cero es un hallazgo novedoso e importante. Recibió una gran ovación en la conferencia internacional sobre el VIH cuando se presentó. “Sabemos desde hace varios años que la PrEP de acción prolongada administrada en un entorno clínico es muy eficaz”, recordó. “Y eso se demostró en estudios que utilizaron un medicamento contra el VIH diferente llamado cabotegravir”.
El nuevo estudio, llamado Propósito 1, realmente amplía esos hallazgos anteriores sobre la PrEP inyectable. Fue controlado con placebo y, junto con los principales hallazgos de eficacia, obtuvo datos de seguridad tranquilizadores.
Pero hay algunas advertencias, resaltó el profesor. Primero, en Propósito 1, solo se inscribieron mujeres cisgénero (personas que se identifican con el sexo o género que se les atribuyó al nacer). Existe un ensayo complementario, Propósito 2, que incluirá hombres cisgénero que tienen sexo con hombres, hombres transgénero, mujeres transgénero e individuos de género no binario.
Adelantó que los resultados de ese ensayo se esperan para finales de 2024 o principios de 2025. “Así que todavía no sabemos si veremos el mismo nivel impresionante de protección en esos otros grupos. También sabemos que estos hallazgos se produjeron en un entorno de investigación controlado y pueden diferir en el mundo real”, confió.
¿Es este potencialmente el comienzo del fin de la epidemia del VIH? “Creo que estamos entrando en una nueva era”, asentó. “En la que podemos esperar reducir la transmisión a niveles cada vez más bajos utilizando una combinación de enfoques. Estos enfoques incluyen una mejor aceptación de las pruebas y el tratamiento, que se ha demostrado que reducen la incidencia del VIH a nivel poblacional. Así como estrategias de PrEP que son cada vez más efectivas”.
Metas alcanzables
Consideró que queda mucho trabajo por delante para hacer que estos enfoques sean asequibles e implementables en los lugares donde la necesidad es mayor, que es principalmente en el África subsahariana.
Para empezar, dijo, está el costo de los medicamentos. Espera que lenacapavir esté disponible a muy bajo costo para las partes del mundo con menos recursos si los reguladores necesarios lo aprueban para la PrEP. Hay algunos esfuerzos alentadores para permitir la fabricación genérica de este medicamento en países con bajos recursos.
También se necesita mejorar el acceso a las pruebas del VIH y la vinculación con la atención en poblaciones de difícil acceso, para saber quién necesita recibir tratamiento y quién puede beneficiarse de la PrEP. Y además, se requieren estrategias de implementación simples y comunitarias para ampliar el acceso a todo ello.
“Volviendo a si podremos ver el fin de la epidemia del VIH, creo que depende de si nos preguntamos si seremos capaces de eliminar todo el VIH o poner fin a su propagación epidémica”, acotó. “Los humanos somos complicados. Siempre habrá algunos a quienes será difícil llegar y quedarán fuera de la atención. Y todavía estamos muy lejos de una vacuna de una sola inyección contra el VIH, que en última instancia podría romper el ciclo de transmisión del VIH para la próxima generación”.
Hasta que eso ocurra, adicionó, la mejor estrategia es utilizar los increíbles medicamentos nuevos que se tienen para lograr el máximo efecto para el tratamiento. Y la prevención y llevar las nuevas infecciones a niveles muy bajos. Este no será un logro pequeño: todavía hay más de 1,3 millones de infecciones por VIH al año, pero ahora tenemos las herramientas para realmente reducir esas cifras. Cuando eso suceda, podremos empezar a hablar del fin de la epidemia, sin dejar de trabajar hacia el objetivo final de su eliminación completa.