Mientras los investigadores en el mundo decantan las mejores opciones de una vacuna que proteja de la COVID-19, otro grupo de científicos se enfrenta por las formas de abordar la nueva oleada del coronavirus. Una corriente, cada vez más robusta de médicos epidemiólogos, respalda la tesis de liberar los confinamientos. Eso sí, atendiendo a las personas mayores, discapacitadas y a los más vulnerables.
Donald Trump, renuente a encarar los desafíos del virus, a pesar de haber dado positivo, escogió al doctor Scott W. Atlas como asesor en esta nueva fase de la pandemia. A ambos se les ha visto en eventos de masas de la campaña presidencial en Estados Unidos.
Al experto le preocupa el desplome financiero y social que provoca el cese de las actividades y la paralización económica. A esa inquietud, se une otro profesor de Stanford College, el doctor Jay Bhattacharya, uno de los tres autores de la Declaración de Barrington.
Bhattacharya y sus colegas Martin Kulldorff, de la Universidad de Harvard, y Sunetra Gupta, de Oxford, elaboraron un manifiesto sobre la emergencia de salud. En el texto son partidarios de que el coronavirus se desarrolle de forma natural con el fin de obtener inmunidad colectiva.
El mensaje está en sintonía con la oposición de Trump hacia el confinamiento. Incluso cuando el país se enfrenta a nuevas oleadas del virus y supera los 8,4 millones de contagiados y más de 225.241 muertes.
La propuesta consiste en que para contener el coronavirus, las personas «que no son vulnerables deben reanudar la vida con normalidad». Mientras las que tiene alto riesgo deben permanecer protegidas de la infección.
De esta manera, los estadounidenses más jóvenes deberían regresar a los lugares de trabajo, escuelas, tiendas y restaurantes. Los adultos mayores deberían estar en casa, recibiendo atenciones. Como los servicios de entrega de comestibles y medicinas a sus domicilios.
Científicos enfrentados y la política en el medio
Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno de Trump, descartó la declaración de Atlas y Bhattacharya y otros miles de médicos. La consideró poco científica, peligrosa y «una total tontería». Desvelando los enfrentamientos que hay entre científicos por el manejo de la pandemia.
“La gente está cansada de la COVID. La gente está cansada de escuchar al doctor Fauci y todos esos idiotas, esos idiotas que no acertaron” en su diagnóstico de la pandemia. Fauci “es un desastre, si le hubiera escuchado tendríamos medio millón de muertos”, dijo Trump a su equipo de campaña.
Fauci criticó la actitud del presidente y la Casa Blanca ante la pandemia, en entrevista a la cadena CBS. No le sorprendió “en absoluto” que Trump contrajera el coronavirus después de ver el acto del 26 de septiembre. “Temí que enfermara cuando lo vi en una situación tan precaria, con tanta gente, sin separación y casi nadie con mascarilla”, confió el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, en inglés).
La OMS, a través del director de emergencias, Michael Ryan, se refirió a la acentuada propagación del virus en Asia y Europa. «La ventaja que tiene Asia es que los ciudadanos tienen niveles mucho más altos de confianza en sus gobiernos. Y tienden a aplicar las medidas que se les imponen».
Los países asiáticos han centrado su actuación en la detección y cuarentena «constante y continuada». No así en Europa. «No se trata de encarcelar a las personas, sino de romper las cadenas de transmisión. Hay que ser conscientes de que en las reuniones familiares y sociales es donde se producen la mayor parte de los contagios», agregó.
Levantar restricciones aumenta los riesgos
Los enfrentamientos entre científicos se han suscitado de forma más evidente en las últimas semanas. Dos posiciones radicales frente a una sola realidad.
Este martes 80 expertos publicaron el Memorando de John Snow, nombre de un epidemiólogo legendario, en el cual advierten los graves riesgos de liberar las medidas restrictivas. Y las innumerables muertes que ello acarrearía en detrimento de las medidas hasta ahora adelantadas.
«Creo que está mal, creo que no es seguro. Creo que invita a las personas a actuar de maneras que tienen el potencial de causar una enorme cantidad de daño», dijo la doctora Rochelle Walensky, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Harvard
Argumentan los firmantes que la transmisión incontrolada en personas más jóvenes corre el riesgo de elevar las muertes en toda la población. Es esencial hacer esfuerzos para proteger a los más vulnerables, pero que deben ir de la mano de estrategias múltiples a nivel de la sociedad.
«No hay pruebas de que exista una inmunidad protectora duradera contra el virus de la COVID-19 después de una infección natural. Esta inmunidad menguante como resultado de una infección natural no acabaría con la pandemia, sino que daría lugar a repetidas oleadas de transmisión a lo largo de varios años”, afirman los expertos.
Insistieron en la evidencia es muy clara. “Controlar la propagación comunitaria de COVID-19 es la mejor manera de proteger nuestras sociedades y economías hasta que lleguen las vacunas. No podemos permitirnos distracciones que socaven una respuesta efectiva; es esencial que actuemos urgentemente basándonos en las pruebas».
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