Energiewende, que literalmente significa «cambio energético» o «revolución energética», es el esfuerzo de Alemania para reducir las emisiones de CO₂ que dañan el clima, sin depender de la energía nuclear.
Con un amplio respaldo público y apoyo entre los partidos, el país más poblado de Europa aspira a ser casi neutral en cuanto al clima a mediados de siglo.
Fue aprobado por el gabinete de Angela Merkel en octubre y constituye la piedra angular de la estrategia de la canciller alemana para cumplir con los objetivos climáticos.
Sin embargo, este plan no ha estado exento de polémica. Recientemente recibió un duro golpe. Una agencia gubernamental puso en duda su efectividad para alcanzar los objetivos climáticos.
In order to meet EU climate protection regulations and decarbonisation targets, some Central and Eastern Europe countries decide to opt for nuclear power. Radostina Primova reports on Bulgaria's plans to build the new 2-GW Belene nuclear power plant. https://t.co/W8Pj0391el
— The Energy Transition Blog (@EnergiewendeGER) March 16, 2020
Un duro golpe
La propia agencia de protección ambiental del gobierno (UBA) dijo recientemente que el programa es insuficiente para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.
La UBA, en nombre de los ministerios clave, encargó un estudio para calcular el efecto general de mitigación de gases de efecto invernadero del Programa de Acción Climática 2030.
El programa daría como resultado una reducción de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del 51% para 2030 en comparación con los niveles de 1990, muy por debajo del 55% objetivo de Berlín.
El resultado del estudio es una gran vergüenza para el Gobierno alemán, que ha estado luchando durante meses para encontrar un compromiso sobre cómo eliminar el carbón en la generación de energía y reducir las emisiones en todos los sectores de la economía más grande de Europa, sin ocasionar grandes trastornos sociales y laborales.
La UBA admitió que su estimación implica grandes incertidumbres y no representa una predicción exacta. Sin embargo, afirmó que «describe un posible y probable escenario del desarrollo de emisiones en Alemania».
El informe de 75 páginas fue realizado por el Instituto de Ecología Aplicada (Öko-Institut) con la ayuda de Fraunhofer ISI y el instituto de eficiencia de recursos y estrategias energéticas. Analiza en detalle los sectores de energía, industria, vivienda, transporte y agricultura.
Además, el cronograma planeado por el Gobierno para una salida de carbón no generaría una reducción lo suficientemente grande en las emisiones.
Metas ambiciosas
Los objetivos climáticos para 2030 estipulan una reducción de los niveles de gases de efecto invernadero en un 55% por debajo de los niveles de 1990. Por tanto, las emisiones de carbono tienen que caer de 866 toneladas por año en 2018 a 563 millones de toneladas para fines de la próxima década.
De acuerdo con estas estimaciones, Alemania no alcanzaría su objetivo no vinculante de 2020, que exige reducir las emisiones en un 40%.
El Ministerio de Medio Ambiente espera una reducción de aproximadamente el 33% en su último informe de proyecciones de emisiones.
La transición energética de Alemania es observada de cerca. Los entusiastas aseguran que da valiosas lecciones sobre el cese de la dependencia de una economía importante en los combustibles fósiles.
Muchos ambientalistas la citan como prueba de que una nación industrializada en última instancia puede abandonar los combustibles fósiles sin sacrificar el crecimiento. Sin embargo, los críticos sostienen que la experiencia alemana confirma algunos efectos adversos de la transición a energías renovables. Por ejemplo, tiene un alto coste para los consumidores y la industria. Además, no reduce automáticamente las emisiones de carbono.
Sin energía nuclear
El plan se centra en la eliminación total de la energía nuclear para 2022. Lo curioso es que la energía nuclear es una fuente importante de energía libre de carbono en Alemania. En 2002, constituía el 30,9% de la generación de energía comercial alemana. En 2020, se ha reducido al 11,9%. Siendo una fuente confiable de energía libre de CO2, es difícil entender que la Energiewende saque de la ecuación a este potencial recurso para la transición.
Parte de la razón en el origen mismo de la Energiewende. Originalmente fue un movimiento de base antinuclear y ambientalista. Poco a poco pasó a convertirse en un vasto proyecto nacional, con profundos efectos en la sociedad y los negocios.
Por otro lado los sentimientos antinucleares se han pronunciado en Alemania desde fines de la década de los setenta. La eliminación actual es el resultado de una progresión de décadas.
Por supuesto, la eliminación nuclear no puede ser un objetivo aislado. Energiewende es una combinación de varias políticas. Incluye el desarrollo de nuevas energías renovables, actualización de edificios para cumplir con estándares de eficiencia más estrictos, reducción del consumo de energía y, por supuesto, la eliminación de la energía nuclear.
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