La demanda energética mundial crecerá más de 25 por ciento para 2040 y requerirá una inversión anual superior a los 2 billones de dólares para suplirla, según concluyó la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés) en su Perspectiva Energética Mundial 2018.
De acuerdo con la agencia, este incremento en la demanda energética mundial podría ser incluso del doble si el consumo no incrementa su eficiencia.
Este panorama propiciará que el gas natural escale al segundo lugar de las energías más utilizadas, tras superar al carbón. Se postulará como la fuente idónea para reducir la contaminación del aire mientras las renovables ganan peso en la matriz energética mundial.
En este sentido, la demanda de gas natural crecerá en un 1,6 por ciento anual hasta 2045. Para entonces, será un 45 por ciento más alta que en la actualidad.
«El gas natural es el combustible fósil de más rápido crecimiento en el Nuevo Escenario de Políticas, superando al carbón para 2030 para convertirse en la segunda fuente de energía más grande después del petróleo», señaló el informe.
China tendrá un papel vital en el mercado gasífero. Ya el país asiático es el primer importador de petróleo y carbón del mundo, y se prevé que pronto se convierta también en el primer comprador de gas.
El mercado asiático en general concentrará la mayor demanda energética para 2040. Según el informe de la IEA, las economías emergentes del continente representarían aproximadamente la mitad del crecimiento de la demanda total de gas. Sus importaciones crecerán un 60 por ciento en los próximos 22 años.
«Aunque es prematuro hablar de un mercado global de gas similar al del petróleo, el comercio de GNL se ha expandido sustancialmente en volumen desde 2010 y ha alcanzado mercados previamente aislados», indica el informe.
Demanda energética mundial requerirá más petróleo
Una mayor demanda energética mundial pasará necesariamente por más consumo de petróleo y por ende, de producción.
La IEA estima que la demanda de petróleo crecerá en torno a 1 millón de barriles diarios anuales hasta 2025, para luego incrementar en promedio 250.000 barriles por año para 2040.
Estas previsiones suponen un incremento de 1 millón de barriles por día con respecto a lo que se estimaba el año pasado. Un crecimiento de la demanda a corto plazo y el cambio en las políticas de consumo de combustible eficiente de Estados Unidos produjeron esta variación.
Para cubrir esa cuota, los proyectos convencionales de crudo deberán duplicarse con respecto a sus niveles actuales.
«Sin un repunte de la inversión, la producción de esquisto de Estados Unidos, que ya se ha estado expandiendo a un ritmo récord, tendría que sumar más de 10 millones de bpd desde ahora al 2025, el equivalente a sumar otra Rusia a la oferta global en siete años -lo que sería una hazaña sin precedentes históricos», comentó el director de la IEA, Fatih Birol.
Los mercados eléctricos van a cobrar un gran protagonismo en los próximos años. La necesidad de electrificar industrias con la llegada de la economía digital, los vehículos eléctricos y otras innovaciones tecnológicas provocará a su vez que la demanda de crudo alcance su nivel máximo para 2030.
Mientras que las industrias regulares reducirán sus poluciones locales al electrificarse, las petroleras dejarán una huella de carbono más marcada si no se hacen esfuerzos por aumentar las fuentes de energías renovables.
Con respecto a las renovables, para 2040 se prevé que su generación ocupe un 40 por ciento del mix energético mundial, desde el 25 por ciento que posee actualmente. No obstante, las fuentes contaminantes mantendrán su dominio en el mercado.
El papel de los gobiernos
En este contexto de mayor demanda energética mundial, alternativas menos contaminantes cobrarán peso en el sector del transporte.
La IEA estima que la demanda de crudo desde el sector transporte se reduzca para 2040. Los vehículos eléctricos y las tecnologías para incrementar la eficiencia del consumo de combustible impulsarán esta tendencia.
Unos 300 millones de vehículos eléctricos para 240 podrían reducir la demanda de crudo en 3,3 millones de barriles diarios. La IEA cree que la popularidad de estos coches se dará por las políticas gubernamentales, que deben ser más restrictivas con respecto a la contaminación.
«Las medidas de eficiencia son incluso más importantes para frenar el crecimiento de la demanda de petróleo: las mejorías en la eficiencia de la flota de vehículos no eléctricos evitarán más de 9 millones de bpd de demanda de petróleo en 2040», expone el informe.
Bajo cualquier panorama, los gobiernos tendrán influencia directa sobre el futuro del sistema energético. Por lo que deberán diseñar planes y políticas para impulsar el uso de las renovables.
Aunque estas fuentes crezcan y ocupen el 40 por ciento de la matriz energética mundial, esto se traduce en retos profundos para los políticos del mundo.
«Requerirá reformas del mercado, inversiones y mejoras en las tecnologías que respondan a la demanda, como medidores inteligentes o tecnologías de almacenamiento de baterías», agrega el reporte.
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