Por Energía16
21/04/2018
Atacar a los contaminantes climáticos de vida corta, en América Latina y el Caribe, podría reducir en 1°C el aumento de temperatura regional en 2050. La meta sería posible si las regiones aplican medidas estratégicas para controlar su uso. Entre los contaminantes a controlar, están el carbono negro (hollín), el metano, el ozono troposférico y los hidrofluorocarbonos (HFC), según las conclusiones de una evaluación publicada por la ONU Medio Ambiente y la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC).
Las iniciativas de la región para disminuir estos contaminantes reportarían beneficios inmediatos y a largo plazo. La salud y la seguridad alimentaria se verían beneficiadas. Además, el reporte indica que se podría bajar en 26% la tasa anual de muertes prematuras asociadas a contaminación por material particulado fino. Mientras que las muertes vinculadas al ozono retrocederían 40%. Al mismo tiempo, se evitaría la pérdida de entre 3 y 4 millones de toneladas de cultivos básicos cada año.
La primera Evaluación Integrada de los Contaminantes Climáticos de Vida Corta (CCCV) de la región, llegó a varias conclusiones. La primera es que el potencial de calentamiento global de todos los contaminantes de vida corta es miles de veces mayor que el del dióxido de carbono. Además, el carbono negro y el ozono también perjudican gravemente la salud humana y de las plantas.
La evaluación reveló que la mala calidad del aire y el cambio climático están afectando a las poblaciones vulnerables y al medio ambiente regional. De hecho hay reporte de muertes prematuras, disminución del rendimiento de las cosechas y daños a los ecosistemas.
Aumentan muertes por exposición a contaminantes de vida corta
En 2010 murieron prematuramente en la región 64.000 personas por la exposición a material particulado fino y al ozono troposférico. El ozono fue responsable de la baja del rendimiento de los cultivos de soja, maíz, trigo y arroz estimada en 7,4 millones de toneladas. De no tomarse medidas, para 2050, la mortalidad anual se duplicará. Entretanto, las pérdidas anuales de cultivos podrían ascender a 9 millones de toneladas.
Medidas para reducir los contaminantes climáticos de corta vida
El informe sugiere medidas concretas para a reducir los contaminantes climáticos de vida corta. Si los países de la región las ponen en marcha, mantendrán el aumento de la temperatura del planeta por debajo del umbral de 2°C. Para Leo Heileman, Director Regional de ONU Medio Ambiente para América Latina y el Caribe, sería acercarse a los objetivos del Acuerdo de París.
Esfuerzo conjunto entre naciones está siendo una realidad
“Los países de la región están trabajando para redoblar los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático. Las medidas asumidas apoyan la Agenda 2030, ya que reducen la vulnerabilidad e impulsan el crecimiento económico. La innovación en energía limpia y la eficiencia energética, serían fundamentales en ese crecimiento”, afirmó Heileman.
Para 2050 podrían reducirse en 45% las emisiones de metano a través de seis intervenciones en cuatro sectores. Las áreas serían la producción y distribución de petróleo y gas, gestión de residuos, minería del carbón y la agricultura. También se incluyen la recuperación y el uso de los gases liberados en la producción de petróleo y gas, la separación y el tratamiento de los residuos sólidos municipales biodegradables. Además de la recuperación del biogás procedente del estiércol del ganado mediante el uso de la digestión anaeróbica.
El informe técnico de la evaluación (Progresos y oportunidades de la reducción de los CCVC en la región de América Latina y el Caribe) presenta ejemplos para reducir las emisiones de estos contaminantes en los países analizados. Los ejemplos incluyen medidas técnicas y no técnicas, que abarcan una variedad de sectores clave. El transporte, la minería del carbón y la producción de petróleo y gas serías los principales. También está el tratamiento de residuos sólidos y aguas residuales municipales, la cría de ganado y la quema al aire libre; la calefacción y las cocinas residenciales; y las pequeñas fuentes industriales.
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