Por Andrés Tovar
08/03/2018
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Los aranceles de Trump llegan en un momento tenso para el comercio mundial. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó esta semana su compromiso con aranceles sustanciales sobre las importaciones de acero y aluminio. Por consiguiente todo parece apuntar a que este jueves se oficializará la medida, tal y como fue anunciado. Ésto, a pesar de las protestas generalizadas de los miembros de su propio partido y de los capitanes de la industria petrolera.
Tras el anuncio de Trump, la industria del petróleo y el gas de Estados Unidos aulló. Los argumentos en contra apuntan a que el plan, destinado a proteger a la industria estadounidense, en realidad lo perjudicaría al incrementar los costos de equipos de perforación, oleoductos y refinerías. Todas consumidoras de acero especializado, suministrado principalmente desde fuera de EEUU.
Una de las posiciones más fuertes fue la de la American Petroleum Institute (API) el poderoso lobby de la industria petrolera. El API advirtió a Trump la semana pasada que sus aranceles «podrían crear confusión en las cadenas de suministro, costos innecesarios» y «amenazar los trabajos de una industria que paga mucho».
La Casa Blanca se negó a hacer comentarios, pero una portavoz señaló los comentarios hechos por Peter Navarro. El asesor comercial de la Casa Blanca minimizó la amenaza de precios más altos. En declaraciones a CNN aseguró que las tarifas no tendrán «efectos posteriores».
Aranceles de Trump Vs. Inversión
El asunto es paradójico. Es difícil imaginar que el gobierno de Trump golpee el floreciente crecimiento de la extracción de petróleo y gas en su país aumentando el precio del acero a través de los aranceles de importación. Además, cabe destacar que los aranceles de Trump están anunciados desde su campaña presidencial. Por ende que no tendría por qué ser sorpresa para ningún sector.
Asimismo, no se pueden obviar las acciones de Trump en pro de incentivar la industria petrolera estadounidense. El mandatario invirtió una gran cantidad de dinero en el sector. Dotó de órdenes ejecutivas a la industria para ampliar la rescisión de un grupo de regulaciones de la era de Obama. Incluso, hasta la cuestionable decisión de sacó a EEUU de los acuerdos climáticos de París forman parte de esas acciones.
Además emitió órdenes ejecutivas para reiniciar los estancados proyectos de oleoductos Dakota Access y Keystone XL. Así como ejecutó la anulación del Plan de Energía Limpia de Obama. Aceleró los procesos de permisos relacionados con la energía en la EPA. Implementó un nuevo plan de 5 años que abre grandes áreas nuevas de aguas federales para el arrendamiento de petróleo y gas. Y como si fuera poco aprobó una factura de impuestos beneficiosa para la industria del petróleo y el gas. Todos cambios radicales en la industria, pero que ha estimulado la inversión, la producción y por ende las ganancias.
De manera que todo lo que implica el material para la industria petrolera estaría garantizado. Aún y cuando las empresas tengan que invertir mas en materia prima. Los estándares de producción deberán estar garantizados por esas ganancias. Habrá que esperar…