Información, información, información. El futuro de la energía colaborativa dependerá en buena medida de la participación del consumidor. Pero no cualquier consumidor, sino un consumidor educado e informado.
Así se deduce de la jornada «Energía colaborativa: una alternativa viable«. El encuentro fue organizado por Madrid Foro Empresarial, con la colaboración del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat).
La presentación estuvo a cargo de la jefa de la División de Energías Renovables del Ciemat, Mercedes Ballesteros. En ella participaron también representantes de varios ayuntamientos, así como de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), Iberdrola y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
“Aunque el consumo colaborativo en general no es algo nuevo, la digitalización ha conseguido transformarlo”. Con estas palabras, Mercedes Ballesteros, puntualizó su análisis del futuro de la «transición hacia una energía 100% limpia”, que va a necesitar “una gran aportación del ciudadano”.
La transición energética ya ha llegado
La realidad actual apunta al hecho de que “la transición energética ya ha llegado”. Hay datos que dan fe de ello. Por ejemplo, que “en 2013 hubiera 4.000 vehículos eléctricos en el mundo, y en 2016, ya se contabilizaran dos millones”. Por su parte, “España podría alcanzar los 4,5 millones de vehículos eléctricos en 2030”. Así lo puntualizó el jefe del Departamento del Marco Regulatorio y Estrategia Corporativa para la Transición Energética del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Hugo Lucas.
Sin embargo, el marco regulatorio necesita avanzar a la par de los adelantos tecnológicos. Hasta ahora, se ha quedado a la zaga, afirma Lucas. Adicionalmente, explicó que “el papel del ciudadano en la transición energética sostenible se sustenta en tres actores: ayuntamientos, corporaciones y ciudadanos”. Agregó que, al final, todos somos consumidores. Aseguró que al “igual que 12 de las 35 empresas del IBEX tienen contratada energía 100% renovable, también los ciudadanos lo hacemos”.
Eso sin contar con la función de productores adquirida por los consumidores. “En Europa funcionan 1.250 cooperativas de energías renovables que representan a un millón de personas”. Así lo asegura el representante del IDAE. “Aunque la transición es algo que ya está pasando hoy, se necesita más divulgación”. Afirma que “el miedo del consumidor” al cambio de modelo “se combate con información”. Subraya que, de hecho, “el cambio no será posible sin un consumidor bien informado”.
El rol de los ciudadanos en la energía colaborativa
“Si queremos transitar hacia otro modelo energético y social, necesitamos reducir nuestro consumo de energía en un 25% o 30%, y reducir drásticamente el consumo de energías de origen fósil”. Así lo afirma Rodrigo Irurzun, representante del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid. “A nivel de ciudadanía tenemos que empoderarnos: a la transición energética hay que ponerle de apellido ciudadana”, concluye.
También es fundamental rescatar la figura del consumidor como parte activa del mercado energético. En ello insistió Cayetana Crespo, del Departamento de Productos y Servicios de la OCU. Los ciudadanos “están todavía muy lejos de conocer que ellos pueden ser prosumidores (productores-consumidores)”, afirma. En este sentido, ha recordado las interesantes oportunidades que ofrecen las redes de calor en materia de energía colaborativa. “Ahora tenemos activa una compra colectiva de biomasa” con el objetivo de ofrecer “comodidad y garantía de calidad” a los consumidores. Desde la OCU también reclaman más información para los usuarios.
Los autoconsumidores generan valor para el sistema
Para la responsable de Política Energética de UNEF, Aída González, “la fotovoltaica va a tener un papel esencial en la energía colaborativa”. Para ilustrar el nivel de desarrollo en otros países, se refirió a proyectos de compra-venta de energía renovable entre pequeños productores; a la gestión activa de la demanda; a las redes virtuales de autoconsumo compartido, y a la financiación de renovables entre comunidades. Todas ellas actividades en las que “los autoconsumidores generan valor para ellos mismos y para el sistema”.
El director de Servicios Energéticos de Iberdrola, Luis Gutiérrez Ochoa, habló sobre el papel de las corporaciones eléctricas para lograr ese modelo energético. Destacó que “no se puede dejar de lado a las grandes compañías que tienen millones de clientes, y cuya función es acercar los beneficios de la tecnología a los usuarios”.
Iberdrola trabaja en proyectos de autoconsumo colectivo “para bloques de viviendas, polígonos comerciales y urbanizaciones”. Ello supone “un reto” para la compañía porque se trata de “instalaciones que incorporan diferentes curvas de carga y varias modalidades”. Sin embargo, todavía “estamos a la espera de la regulación definitiva”, reconoció el directivo.
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