Investigadores del Instituto de Acuicultura Torre la Sal hallaron una nueva simbiosis entre un pequeño crustáceo marino y un microorganismo que obtienen ácidos grasos omega-3 y podría aplicarse nutricionalmente para piensos de acuicultura.
El estudio revela la existencia de una asociación ecológica entre unos pequeños crustáceos denominados gamáridos, usados como alimento para animales acuáticos, y un microorganismo de agua dulce (rotíferos bdeloideos). Los dos organismos han tenido que converger evolutivamente, evidencian las comparaciones entre secuencias génicas de muestras extraídas por el equipo del IATS-CSIC.
De esta manera se descubrió el mecanismo por por medio del cual estos crustáceos obtienen los ácidos grasos omega-3, fundamentales en la dieta de peces de crianza. La investigación, publicada en la revista Open Biology. orma parte de la tesis doctoral del biotecnólogo Alberto Ribes Navarro en IATS-CSIC. La investigación fue realizada por miembros del Grupo de Especies Auxiliares en Acuicultura, Larvicultura y Ecotoxicología, del IATS (Castellón), un centro del Consejo Superior de Investigadores Científicas.
En busca de la sostenibilidad, la industria de la acuicultura explora ingredientes alternativos a las harinas y los aceites producidos a partir de la pesca industrial. Aunque existen piensos sustitutivos de origen terrestre, los de origen marino presentan un perfil nutricional superior por su riqueza en omega-3.
La producción intensiva de invertebrados marinos como los gamáridos puede ayudar a satisfacer los objetivos de calidad nutricional si se incluyen en piensos. Con tal fin es fundamental determinar la capacidad de síntesis de ácidos grasos omega-3 de estos invertebrados.
Reportan simbiosis que obtiene ácidos grasos omega-3
Investigaciones anteriores del equipo del IATS-CSIC apuntaban a que los gamáridos de agua dulce habían desarrollado la capacidad de producir omega-3. «La presencia de este nutriente en ecosistemas dulceacuícolas es mínima, por lo que su adquisición en este medio es un reto evolutivo”, dijo Ribes.
Los gamáridos de agua salada tampoco pueden producir omega-3. Lo adquieren del ecosistema que habitan a través de su dieta a base de zooplancton y microalgas.
Mediante el estudio de expresión génica, los investigadores del IATS-CSIC evidenciaron que estos crustáceos de agua dulce no tienen en la simbiosis “toda la maquinaria de genes necesarios” para la producción de omega-3 y han de obtenerlo por otras vías. «En el análisis evolutivo observamos que las secuencias en los transcriptomas de los gamáridos dulceacuícolas no eran propias del gamárido, sino de un microorganismo acuático de agua dulce llamado rotífero”, añadió.
Evolución ecológica
Los rotíferos son animales microscópicos que se adhieren al exoesqueleto del gamárido. Independientemente de la localización geográfica, todos los gamáridos de agua dulce estudiados contienen rotíferos en su exoesqueleto, pero lo que sorprendente es que todos los tienen de la clase zoológica Bdelloidea, que posee los genes necesarios para producir omega-3.
Evolutivamente, estos dos organismos han tenido que converger desde un punto de vista ecológico y “establecer alguna relación de simbiosis, como la del pez rémora y el tiburón, o la del pez payaso y la anémona”. La asociación gamárido-rotífero “produce beneficios» para ambos.
La novedad significativa de la investigación reside en la “evidencia de que el potencial de síntesis de omega-3 procede del rotífero y no del gamárido.