Por Cambio16
01/03/2017
Un grupo científico ha descubierto en una zona de Quebec, Canadá, unos «pequeños filamentos» formados por bacterias que vivieron en hierro hace más de 3.700 millones de años y que se han encontrado encerrados en capas de cuarzo, según publicó la revistas Nature y National Geographic.
La zona donde se hizo el hallazgo, llamada NSB, contiene algunas de las rocas sedimentarias más antiguas conocidas en la Tierra y probablemente formaron parte de un sistema de ventilación hidrotermal de alta mar rico en hierro que proporcionó un hábitat para las primeras formas de vida de la Tierra hace entre 3.770 y 4.300 millones de años.
«Nuestro descubrimiento apoya la idea de que la vida surgió de los respiraderos calientes de los fondos marinos poco después de que el planeta Tierra se formó», explicó el principal responsable de este hallazgo, Matthew Dodd, de la Universidad de Londres.
Este descubrimiento retrasa más de 300 años la edad de los fósiles más antiguos detectados, porque los microfósiles más viejos descubiertos hasta ahora se encontraron en Australia y datan de hace 3.460 millones de años.
Además, en este caso no hay duda de que tienen un origen biológico. Las estructuras tienen la misma ramificación característica de las bacterias oxidantes de hierro que se encuentran cerca de otros respiraderos hidrotermales de hoy, y se encontraron junto a grafito y minerales como la apatita y el carbonato, que se encuentran en la materia biológica incluyendo huesos y dientes y se asocian frecuentemente con fósiles.
«El hecho de desenterrarlos de una de las más antiguas formaciones rocosas conocidas sugiere que hemos encontrado una evidencia directa de una de las formas de vida más antiguas de la Tierra», agregó Mattew Dodd. «Este descubrimiento nos ayuda a reconstruir la historia de nuestro planeta y ayudará también a identificar rastros de vida en otras partes del universo».
Porque este descubrimiento demuestra que la vida se desarrolló en la Tierra en un momento en que Marte y la Tierra tenían agua líquida en sus respectivas superficies. Y, por lo tanto, esto multiplica las posibilidades de encontrar vida extraterrestre que, por ejemplo, pudo existir en la superficie del planeta rojo hace millones de años.