Culmino el ciclo de análisis sobre libertad, inspirado en seis conferencias históricas dictadas por Isaiah Berlin por BBC de Londres/Radio. Un hito sobre el concepto de libertad en más de 12 horas de transmisión que a pesar del medio, para nada apartaron la atención de los oyentes y se convirtieron en cátedra en la Universidad de Oxford…
Nos toca cerrar con Joseph de Maistre. Una figura temible para muchos de sus contemporáneos: temible por lo que escribió más que por lo que fue. Berlin apunta: “Fue temible por la violencia, la intransigencia y el dogmatismo extremamente inflexible y tenaz con que deseó disipar las doctrinas que desaprobaba”.
El papa, el rey y el verdugo
Émile Faguet llama a Maistre, “un feroz absolutista, un furioso teócrata, un intransigente legitimista, apóstol de una monstruosa trinidad formada por el papa, el rey y el verdugo”. Maistre -advierte Berlin- “como monarquista fanático y partidario de la autoridad papal, soberbio e intolerante, hostil, solitario y en última instancia patético, fue una trágica patricia que desafiaba y denunciaba un mundo cambiante y vulgar en el que, incongruentemente, había nacido”.
Berlin sentencia que el objetivo al que más vigorosamente se dirigió Maistre fue destruir el siglo XVIII. Algunos de los pensadores de esta centuria estuvieron divididos por profundas diferencias, pero sí hay cosas comunes en ellos “fue la idea que los hombres, por naturaleza, eran potencialmente benévolos [Rousseau]; que cada hombre era el mejor experto en sus propios intereses y valores [Helvetius] cuando no estaban siendo engatusados por bribones o por necios [Fichte]; por lo que en general los hombres tendían a seguir reglas de conducta que les ofrecía su propio entendimiento [Hegel], derivado de la razón”.
La mayoría de los pensadores del siglo XVIII afirma Isaiah: “creyeron que el progreso era deseable; que la libertad era mejor que la esclavitud; que la legislación es la razón en acción” Es la denominada geometría de la libertad: libre albedrío, conciencia, dignidad y voluntad general expresada en la ley. Todo eso lo reprocha Maistre.
La doctrina fundamental de Maistre —según Berlin— es que “la naturaleza tiene colmillos y garras, tintos en sangre, es un vasto escenario de matanza y destrucción […] Los hombres del siglo XVIII se volvieron a la metafísica, a la lógica y hasta a la geometría para descubrir la naturaleza. Muy bien, entonces, hay que tomarles la palabra. Contemplemos lo que ocurre a nuestro alrededor, dice Maistre; “no leamos libros, miremos la naturaleza, mirémonos a nosotros mismos, estudiemos la historia, sí, y la zoología”.
Lo irracional es lo duradero, no lo racional
La monarquía —según Maistre— ha edificado los fundamentos de Occidente. Pero cuando a alguien se le ocurrió algo más racional, más lógico, como abolir la monarquía hereditaria —dice Maistre—sustituyéndola por elegida [caso Polonia], se instaló el caos y la ruina. ¿Por qué? Porque según él “se había adoptado un sistema racional […] Tomemos la institución del matrimonio.
Alerta nuevamente el defensor de la irracionalidad: “¿Qué podría ser más irracional que el hecho de que dos seres humanos simplemente porque ocurre que se aman en una etapa de sus vidas debían estar unidos por el resto de sus días, por la única razón de que esto ocurrió en el pasado? Pero nada es más efímero, nada es más destructivo, nada se vuelve tan abominable como el régimen del amor libre”.
Y así continúa Maistre, pasando de institución a institución, afirmando paradójicamente que todo irracional es duradero y que todo lo que es racional se desploma (sic).
Maistre: El terror, santo remedio
Maistre: “La única manera de hacer que la gente viva en sociedades es hacer que deje de preguntar, y la única manera de evitar que siga preguntando es por medio del terror. El pueblo sólo obedecerá si el meollo de las cosas es oscuro y misterioso, impenetrable. Una vez que el pueblo ha penetrado en el corazón de las cosas, una vez que es racional, una vez que pueden comprender, no le temerán”.
«El principio de la soberanía del pueblo —dice Maistre— es tan peligroso que si fuera verdad sería necesario ocultarlo»
Berlin dice que los enemigos del orden social Maistre los llama la secta. “Son una colección de hombres muy interesantes: los jansenistas y calvinistas y todos los protestantes en general; los juristas, metafísicos, periodistas, escritores, judíos, revolucionarios americanos, intelectuales, científicos y críticos; la intelectualidad y todo lo que a ella le pertenece. Esta lista—de liberales, de toda clase de críticos, de toda clase de personas que creen en algún tipo de verdad abstracta, de personas que no aceptan las premisas dogmáticas de la sociedad. Ha sido el repertorio de todo movimiento reaccionario, violento y fascista de nuestros días”.
Pero a quienes más odia Maistre es a los científicos, de quienes alerta al zar de Rusia: «Si queréis perder al imperio, permite la incorporación de científicos en el poder». Cualquier parecido.
Maistre, alerta Berlin: “los hombres no pueden vivir según los ideales”. La esencia de la vida es el anhelo de sufrimiento, sacrificio y rendición. El principio de la soberanía del pueblo —dice Maistre— es tan peligroso que, aun si fuera verdad, sería necesario ocultarlo.” Así, la combinación de Saint Simon [negación de la libertad originaria] y Maistre, conduce al implacable totalitarismo del siglo XX [y XXI], sea de derecha o izquierda. No por causalidad Berlin los eligió para analizarlos. Fueron la antípoda de la libertad de quienes los dictadores han tomado nota.
Espero hayan disfrutado de estos análisis. Importante apelar a los clásicos para enaltecer el valor superior e indelegable de lucha en Venezuela: la libertad.
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