El pasado martes Alexei Navalny fue condenado, por un tribunal de Moscú, a tres años y medio de prisión. La condena se debe a que había faltado a sus citas de libertad condicional cuando estaba en coma en un hospital en Alemania recuperándose de un intento de asesinato.
Considerado el principal opositor de Vladímir Putin, Navalny se encogió de hombros y saludó a su esposa desde lejos mientras leían la sentencia. Ya cumplió un año bajo arresto domiciliario que se descontará del total de su condena.
El abogado y político ruso intentó desafiar a Putin en las elecciones presidenciales de 2018, pero su candidatura fue vetada después de que un tribunal ruso le condenara por «malversación de fondos».
Envenenado con novichok
Navalny fue envenenado en agosto del año pasado por un agente nervioso llamado novichok. A mediados de mes comenzó a sentirse mal mientras volaba en avión desde Tomsk, en Siberia, a Moscú. Tras un aterrizaje de emergencia fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos. Posteriormente fue trasladado a Berlín y sometido a tratamiento mientras permanecía en un coma médicamente inducido.
Tras una serie de pruebas y exámenes médicos, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) determinó que se trató de un envenenamiento con una potente neurotoxina desarrollada en la Unión Soviética y en Rusia en los años ochenta y noventa que puede administrarse en forma de líquido, polvo o aerosol. Se dice que es más letal que cualquier otra.
Sobre este trágico incidente Navalny, de 44 años, dijo que al principio sintió escalofríos, pero que no sentía ningún dolor. «No es como un ataque de pánico o algún tipo de malestar. Al principio sabes que algo anda mal, y luego realmente tu único pensamiento es: Ya está, voy a morir». Al recuperarse señaló a Putin como culpable.
Cinco meses después de casi perder la vida regresó a su país para continuar su lucha contra Vladímir Putin, a quien lleva criticando desde hace más de una década por sus políticas y la corrupción en Rusia. Al llegar al aeropuerto las autoridades locales lo abordaron y lo detuvieron.
Todo sobre su detención
Las autoridades rusas ya habían advertido que Navalny podría enfrentarse a prisión tras incumplir una fecha límite de diciembre que le dio el servicio penitenciario ruso para presentarse en una oficina en Moscú. Sin embargo, él siempre ha dicho que su sentencia se debe a motivos políticos.
El tribunal lo acusó de violar las condiciones que se le impusieron tras una condena por malversación de fondos que había sido suspendida en 2014. En ese momento recibió una sentencia condicional.
Después de eso el comité de investigación de Rusia inició una nueva causa penal en su contra por cargos de fraude relacionados con transferencias de dinero a varias ONG, incluida la Fundación Anticorrupción, que es su propia organización. Sobre esto Navalny aseguró que Putin estaba fabricando casos en su contra.
Tras su detención, Navalny estuvo bajo custodia hasta que se llevara a cabo la audiencia que determinaría su destino. Inmediatamente después de conocer el veredicto de la justicia rusa, simpatizantes organizaron una protesta frente al tribunal. Toda la zona estaba tomada por la policía por lo que arrestaron a casi 300 personas.
Reacciones al encarcelamiento
No faltaron las reacciones internacionales. El Consejo de Europa se pronunció rápidamente sobre la detención, asegurando que los tribunales «desafían toda credibilidad». Por su parte, Dominic Raab, secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, describió la sentencia como «perversa». Además instó a la «liberación inmediata y sin condiciones» del líder opositor y de «todos los manifestantes pacíficos y periodistas detenidos en estas dos semanas».
El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo que estaba profundamente preocupado por Navalny. «Reiteramos nuestro llamado al gobierno ruso para liberar inmediatamente y sin condiciones al señor Navalny», manifestó en un comunicado. Asimismo, Washington pidió la libertad de otros cientos de ciudadanos rusos injustamente detenidos en las últimas semanas por ejercer sus derechos.
Emmanuel Macron, presidente de Francia, escribió en su Twitter exigiendo la liberación inmediata de Navalny. «La condena es inaceptable. Un desacuerdo político nunca es un crimen (…) El respeto de los derechos humanos, como el de la libertad democrática, no es negociable».
El jefe de la diplomacia europea Josep Borrell se unió la exigencia. «La condena de Alexei Navalny va en contra de los compromisos internacionales de Rusia en materia de Estado de derecho y de libertades fundamentales», dijo en Twitter, dos días antes de realizar una visita a Moscú.
Rusia y la UE en una situación tensa
Borrell visitó Moscú para buscar espacios de colaboración entre Europa y Rusia. Pero la sentencia a Navalny complica aún más la misión. Poco después Moscú anunció la expulsión de varios diplomáticos de tres países europeos, Suecia, Polonia y Alemania, por haber participado en las manifestaciones contra el Kremlin. Tensando aún más las relaciones que pasan por su peor momento.
El alto representante de la UE para la Política Exterior reiteró la petición de que Rusia aclare todo lo sucedido con Navalny, especialmente sobre su envenenamiento. Además de exigir que lo liberen inmediatamente. Pero el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, negó la participación del estado ruso en el intento de asesinato.
En los últimos años las relaciones entre Rusia y la Unión Europea han estado marcadas por diferencias fundamentales y falta de confianza, según Borrell, pero señaló que el caso de Navalny ha hundido completamente las relaciones hasta su nivel más bajo.
Las relaciones comenzaron su línea descendente en el 2014, cuando la revolución ucraniana del Maidán derivó posteriormente en la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia y en una guerra en el Donbás que, con más de 13.000 muertos según la ONU, actualmente se encuentra congelada y sin resolver. Desde entonces, igual que Estados Unidos y otros países occidentales, la UE ha estado aplicando sanciones a Rusia.
España cuestiona la democracia en Rusia
Tras la visita de Borrel a Moscú, Lavrov no pudo evitar defender las actuaciones de la justicia rusa acusando a España de tener presos políticos, haciendo referencia a los líderes políticos que acabaron en la cárcel o huidos tras el 1-0.
El ministro ruso señaló que «los líderes independentistas catalanes están en prisión por organizar un referéndum, una decisión que la justicia española no ha revocado pese a que los tribunales de Alemania y Bélgica han fallado en contra».
Borrell no dijo nada sobre las declaraciones de Lavrov contra el sistema democrático español. Sin embargo, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, sí respondió al ministro ruso, asegurando que España es una de las 23 democracias plenas del mundo, pero Rusia está en el puesto 124 de 167 países.
«En España no hay presos políticos. Hay políticos presos. Y espero que Alexei Navalny tenga la oportunidad de participar y hacer campaña en las próximas elecciones rusas como lo están haciendo los líderes independentistas catalanes que cumplen condena en España», añadió González Laya.
Al menos 237 detenidos alrededor del tribunal
El martes 2 desde primeras horas de la mañana, las fuerzas antidisturbios ya habían desplegado un imponente dispositivo de seguridad en torno a la sede judicial. Poco antes del comienzo de la vista judicial comenzaron las detenciones.
A través de algunos videos y fotografías de ese día, se pueden apreciar las detenciones arbitrarias por parte de la policía que se encontraba a las afueras del Tribunal Urbano de Moscú. A pocos metros se llevaba a cabo, en la sala 635, el juicio de Alexei Navalny.
El domingo 31 de enero durante varias manifestaciones para exigir su libertad ya habían detenido a 5.646 personas en todo país, según los últimos datos de la organización de seguimiento de persecuciones políticas OVD-Info. La detención del opositor ruso ha generado las mayores protestas a nivel nacional contra Putin desde que este llegó al poder hace 20 años.
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