Una investigación asegura que en Wuhan, la conocida provincia china, se realizaron importantes compras de equipos para realizar pruebas de enfermedades infecciosas (PCR) meses antes de la notificación oficial de casos de la COVID-19. Según el estudio, esto supone que el coronavirus ya circulaba entre el verano y el otoño, antes de hacerse público.
La empresa de ciberseguridad Internet 2.0, detectó que las compras de PCR se dispararon en 2019. Y la mayor parte del aumento se produjo en la segunda mitad del año, reveló la firma australiana-estadounidense.
Las ventas de las pruebas PCR, utilizadas para detectar virus específicos, fueron de 19,1 millones de yuanes ($3 millones) en 2016. Seguidas de 29,1 millones ($4,5 millones) en 2017 y de 36,7 millones ($5,69 millones) en 2018. Pero en 2019 alcanzó los 67,4 millones ($10,5 millones), casi el doble que el año anterior.
Este estudio “no tiene información sobre los orígenes de la COVID-19”, aclara la empresa. Sin embargo, “creemos que un aumento significativo del gasto en equipos de PCR se correlaciona con la propagación del virus en verano 2019. Con mayor énfasis a principios de otoño”.
Por tanto, señalan los autores, “evaluamos con alta confianza que la pandemia comenzó mucho antes de que China informara a la OMS sobre la COVID-19”. El estudio se llevó a cabo mediante un análisis de 1716 contratos de compra desde 2007 hasta fines de 2019.
Identificó una cantidad “notable, significativa y anormal” de compras de PCR en 2019. En instituciones con sede en Wuhan, como el Hospital del Ejército Aéreo del Ejército de Liberación Popular (en mayo de 2019). El Instituto de Virología (noviembre de 2019), la Universidad de Ciencia y Tecnología (octubre de 2019). Y los Centros de Distritos de Control y Prevención de Enfermedades de la provincia de Hubei (entre mayo y diciembre de 2019).
Compras de PCR en Wuhan antes de diciembre
El brote epidémico se notificó oficialmente el 31 de diciembre de 2019, pero según la evaluación de Internet 2.0, el alza de compras de PCR en Wuhan ocurrió con antelación.
Michael Shoebridge, director de defensa del Instituto Australiano de Política Estratégica, dijo que el informe era muy importante. Al proporcionar datos adicionales para ayudar en los esfuerzos por descubrir la verdad del origen de la pandemia.
Sin embargo, indicó a The Epoch Times, que “los equipos de pruebas de PCR ahora se asocian ampliamente con las pruebas de detección de coronavirus. Pero tienen usos mucho más amplios en la investigación genética y biotecnológica. Un aumento en la adquisición de estos equipos no significa necesariamente que se haya producido un brote de la enfermedad. Otra explicación podría ser una aceleración de diferentes líneas de investigación”.
Varios expertos médicos señalaron a Bloomberg News que el equipo de PCR se usa ampliamente en laboratorios para detectar muchos otros patógenos. Además de la COVID-19, incluso en animales, y se encuentra comúnmente en hospitales y laboratorios modernos.
China también estaba lidiando con un brote de peste porcina africana en todo el país en 2019. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China cuestionó los hallazgos. Un portavoz comentó al portal financiero que los resultados caen en la misma categoría que otras afirmaciones dudosas sobre los orígenes del coronavirus. Incluido un «supuesto documento» que analizó los volúmenes de búsqueda en internet de las palabras clave «tos» y «diarrea». Y concluyó que el brote comenzó en Wuhan ya en agosto de 2019.
“La trazabilidad del virus es un problema científico serio que deben abordar los científicos”, asentó el vocero.
China se resiste a ser investigada
David Robinson, codirector ejecutivo de Internet 2.0 e investigador principal del artículo, ofreció detalles de esas compras de PCR en Wuhan. Dijo en una entrevista que el momento de algunos de los contratos y las agencias detrás de las compras dan crédito a la idea de que los funcionarios de la provincia de Hubei estaban investigando una nueva enfermedad humana durante la segunda mitad de 2019. Sin embargo, comentó que los hallazgos de su empresa no eran una prueba irrefutable.
“Estos datos no respaldan ninguna conclusión sobre el origen de la COVID-19. Pero en el futuro una parte de estos datos podría respaldar un hallazgo sobre los orígenes”, según Robinson y Robert Potter, el otro co-CEO.
“Este informe tampoco identifica un momento específico en el que surgió una pandemia. China haya hecho todo lo posible para garantizar que no se puedan obtener pruebas concluyentes. Esto significa que, lamentablemente, es posible que tengamos que depender de puntos de datos de terceros”, agregó.
Los orígenes del coronavirus se han convertido en un tema muy controvertido, con Estados Unidos y sus aliados acusando a Pekín de resistirse a una investigación exhaustiva. Incluidas las acusaciones de que el virus escapó de un laboratorio de bioseguridad de Wuhan donde se han estudiado coronavirus similares.
En agosto, los funcionarios de inteligencia de EE UU publicaron un resumen de una investigación sobre las causas del brote, pero dijeron que no pudieron llegar a conclusiones firmes porque China se negó a cooperar. Los funcionarios chinos negaron haber obstaculizado la investigación y han refutado con vehemencia la teoría de las fugas del laboratorio de Wuhan.