El presidente Donald Trump ha optado por seguir la máxima de Flavio Vegecio Renato. «Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, decía el escritor del Imperio romano del siglo IV. Atrás quedaron los años de la Guerra Fría, cuando la ahora extinta Unión Soviética disputaba la supremacía bélica a Estados Unidos. Y aún así, el Pentágono ha elevado a 95.800 millones de dólares el coste estimado de desplegar una nueva flota de misiles nucleares terrestres para reemplazar el arsenal Minuteman 3 que ha operado continuamente durante 50 años.
Las armas estratégicas, conocidas como misiles balísticos intercontinentales (ICBM), están pensadas como parte de un reemplazo casi total de la fuerza nuclear estadounidense durante las próximas décadas. La administración Trump afirmó su compromiso de desplegar una nueva generación de misiles balísticos intercontinentales en una revisión de 2018 de la política nuclear.
La portavoz del Centro de Armas Nucleares de la Fuerza Aérea, Leah Bryant, declaró que la Aviación espera que para el año 2027 todos sus 450 misiles intercontinentales Minuteman 3 hayan sido reemplazados con nuevas y sofisticadas variantes todavía más eficientes y de mayor capacidad de destrucción.
Resolver las actuales fallas
Estados Unidos tiene almacenados 400 misiles balísticos intercontinentales escondidos bajo tierra en silos de acero y hormigón en todo su territorio. Los misiles, de la familia de las armas nucleares de Minuteman, fueron diseñados en la década de los años sesenta en el apogeo de la Guerra Fría.
De acuerdo con el Pentágono, estos dispositivos han mostrado sus defectos. Por ejemplo, las piezas de repuestos, se encuentran escasamente. Y lo más preocupante, los rusos, los chinos y los norcoreanos están actualizando sus sistemas, advierte el Departamento de Defensa.
Adicionalmente, los silos, muchos de ellos construidos en la década de los cincuenta, se han oxidado debido al agua y el ácido que se filtra a través del hormigón.
Durante los próximos 20 años, la Fuerza Aérea reemplazará la totalidad de su flota Minuteman III con el nuevo misil, dentro del Sistema Estratégico de Disuasión Basado en Tierra (GBSD).
¿Una mala idea?
La decisión no está exenta de críticas. Quienes se oponen dicen la atención debe estar enfocada en el manejo de la pandemia. En medio de la crisis les resulta contraproducente que el Pentágono haga un gasto tan grande para mejorar el arsenal nuclear que consideran excesivo.
Algunos, incluido el exsecretario de Defensa William J. Perry, argumentan que la seguridad nacional de Estados Unidos puede garantizarse sin misiles balísticos intercontinentales. Pero el Pentágono afirma que son vitales para una estrategia de disuasión.
La misión principal de los misiles balísticos intercontinentales es disuadir un ataque nuclear. Su uso obligaría a Rusia a destruir cientos de misiles en un ataque nuclear a gran escala contra los Estados Unidos, algo que le resultaría un poco más que imposible y sufriría una retaliación que lo desaparecería del planeta.
Cuestión de costes
El Departamento de Defensa afirma que el precio de construir y operar un nuevo sistema de misiles sería menor que el de mantener el Minuteman III. Se llegó a esta conclusión al comparar el coste total del ciclo de vida de las dos opciones hasta 2070.
El Pentágono también sostiene que un nuevo misil es esencial para mantener la fuerza actual de 400 misiles balísticos intercontinentales desplegados. Así se garantiza derrotar las defensas de misiles adversarios que avanzan.
En contraste, la Oficina de Presupuesto del Congreso en 2017 evaluó el coste de las 2 opciones durante un período más corto. Proyectó que extender la vida útil del Minuteman III podría ahorrar 37.000 millones de dólares hasta fines de la década de 2030.
Además, algunos expertos señalan que reducir el número de misiles balísticos intercontinentales a 300 y renunciar a las mejoras de capacidad aún permitiría que la fuerza de misiles balísticos intercontinentales proporcione una capacidad disuasoria más que suficiente. La reducción del número de misiles también podría generar ahorros adicionales al permitir la reconsideración de los requisitos actuales de ojivas de misiles balísticos intercontinentales.
Riesgos potenciales
Los misiles balísticos intercontinentales son vulnerables a un ataque de este tipo a menos que se disparen minutos después de la detección del ataque. Mantener la opción de lanzar misiles balísticos intercontinentales rápidamente es peligroso. Podría llevar al presidente a ordenar el uso de armas nucleares basándose en información inexacta o incompleta.
El contrato de ICMB impulsa los planes estadounidenses de modernizar la capacidad de lanzar armas nucleares a través de sistemas de misiles terrestres, submarinos y bombarderos estratégicos. Este esfuerzo bipartidista comenzó durante el gobierno de Barack Obama.
Se espera que el paquete completo cueste hasta1,2 billones de dólares hasta 2046. Incluye el desarrollo, la compra y el apoyo a largo plazo. El cálculo fue hecho por la Oficina de Presupuesto del Congreso en 2018.
Renovar la tríada nuclear
Los costes anuales combinados de la modernización nuclear y el mantenimiento de la fuerza actual alcanzarían un máximo de aproximadamente el 15% de los costes totales de adquisición del Pentágono a principios de la década de 2030, o «más del triple de la participación actual».
Como parte de la renovación más amplia de la llamada tríada nuclear (aire, mar y tierra), la Armada planea comenzar la construcción del primer submarino de misiles nucleares clase Columbia. El programa, estimado de 128.000 millones de dólares, eventualmente producirá 12 submarinos.
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