La situación nutricional en Somalia es extremadamente grave. Se estima que cuatro millones de personas necesitan actualmente ayuda alimentaria debido a los efectos combinados de la prolongada sequía, las inundaciones, las plagas de langostas del desierto, las repercusiones económicas de la COVID-19 y el conflicto en Ucrania. Los niños son los más afectados, cientos de miles tienen desnutrición aguda grave o con diarrea y las cifras no paran de aumentar. Lo más grave es que no se ve luz al final del túnel, pues la sequía seguirá presente los próximos meses y la ayuda humanitaria no parece llegar pronto.
En 2011 Somalia pasó por una de las más graves hambrunas de su historia. Casi 300.000 personas murieron, en su mayoría niños. Diez años después todo va encaminado a volver a suceder. Y es que la sequía ha acabado con las cosechas y el ganado, afectando así la economía de muchas familias, quienes ni siquiera cuentan con agua potable porque para ellos es impagable. Para calmar la sed beben de cualquier tipo de fuente, lo que aumenta el riesgo de contraer diversas enfermedades, sobre todo en los niños.
Somalia en un punto de inflexión
Los últimos análisis de seguridad alimentaria conducidos por el Comité Permanente entre Organismos, el foro de coordinación humanitaria más antiguo y de más alto nivel del sistema de las Naciones Unidas, indican que actualmente Somalia se encuentra en un “punto de inflexión”. Cientos de miles de somalíes están en «peligro inmediato» debido a la hambruna focalizada en dos zonas de la región de Bay (los distritos de Baidoa y Burhakaba), ubicadas en el centro-sur de Somalia.
A medida que la sequía se recrudece lo más probable es que Somalia vivirá una hambruna entre octubre y diciembre de este año. Tras visitar el país, el responsable de la oficina de Coordinación de la Ayuda Humanitaria, Martin Griffith, dijo que la situación es peor que la de 2010 y 2011. “Estos últimos días me ha sacudido el nivel de dolor y sufrimiento que vemos padecer a tantos somalíes. La hambruna está a la puerta, y hoy recibimos una última advertencia”, sostuvo.
Desde enero al menos 730 niños han muerto por malnutrición en el país, según UNICEF, y las cifras podrían aumentar en los próximos meses. “La malnutrición ha alcanzado niveles sin precedentes. Tenemos 1,5 millones de niños, eso es casi la mitad de todos los menores de cinco años, en riesgo de malnutrición aguda. De ellos, 350.000 necesitarán tratamiento contra la malnutrición aguda grave”, dijo Wafaa Saeed, la responsable de UNICEF en el país.
Si no se aumenta la ayuda humanitaria de forma significativa e inmediata, esta carestía alimentaria probablemente durará hasta marzo de 2023, estiman los organismos. Los niños menores de cinco años son los más afectados. También las mujeres embarazadas y lactantes quienes requieren ayuda inmediata para evitar el peor escenario.
Al borde de la hambruna, urge aumentar la ayuda
Las autoridades locales, los gobiernos, las agencias de la ONU y las ONG llevan más de un año advirtiendo sobre las alarmantes cifras de hambruna en Somalia. Pero estas alertas han sido ignoradas y, pese a los compromisos mundiales para anticiparse a las crisis, los fondos necesarios para estas actividades no han alcanzado el volumen necesario, según las Naciones Unidas.
En el Cuerno de África unas 20.000.000 de personas padecen hambre. Y estas cifras reflejan que la hambruna ya podría haber empezado. Los esfuerzos son insuficientes y los recursos disponibles son rápidamente superados por el aumento de la necesidad. Comunidades enteras ya se han tenido que preparar para movilizarse y dejar sus hogares para conseguir alimentos.
Sequía histórica
La sequía de este año ya ha desplazado a un millón de personas en Somalia, según los datos publicados por ACNUR el pasado mes de agosto. El hambre asecha el país y miles de familias han tenido que abandonar sus hogares en busca de comida y agua.
Somalia está experimentando una racha de sequía histórica de dos años, que según los expertos es la situación más grave en más de cuarenta años. Desde hace meses se espera una temporada de lluvias que no termina de llegar. Es por ello que desde ACNUR advierten que el número de personas que enfrentan niveles de crisis de hambre en Somalia aumentará de unos cinco millones a más de siete millones en los próximos meses.
Y es que la sequía no es el único factor que agudiza la hambruna. Los efectos del cambio climático, el aumento de los precios de los alimentos debido a la guerra en Ucrania, el repunte de la guerrilla Al Shabab y las repercusiones económicas que dejó la pandemia exacerban el problema. Según ACNUR se requieren casi diez millones de dólares para Somalia, destinados a ayudar a los desplazados golpeados por la sequía.