Cantar con mujeres en Irán se paga con cárcel. Así de sencillo. Y aunque el mundo transita en el siglo XXI, este país parece vivir en la era de las cavernas. De nada sirve los “esfuerzos” del gobierno iraní para que Estados Unidos le retire las sanciones, porque no cede en su política de violación de Derechos Humanos.
Es la tragedia que vive el músico iraní Mehdi Rajabian, quien fue arrestado y se encuentra a la espera de un juicio. ¿La razón? Trabajar con bailarinas y cantantes mujeres en su reciente proyecto. Según la ley iraní está prohibido que estas aparezcan bailando y cantando, tanto en público como en vídeo, lo que es considerado como inmoral.
El artista de 30 años de edad anunció a los medios de comunicación que su último proyecto incluía a mujeres cantando y la publicación de un vídeo. Por esta razón, a principios del mes de agosto fue detenido dos veces.
Jóvenes iraníes en medio de restricciones
La Unión Europea, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado en reiteradas ocasiones la constante violación de los derechos humanos y el uso de la violencia por el gobierno iraní. Se destacan el no respeto de los derechos civiles, ni a la libertad de expresión y del derecho de los trabajadores.
Por su parte, el director ejecutivo del Centro de Derechos Humanos en Irán, Hadi Ghaemi, insiste en que no hay leyes que prohíban a las mujeres trabajar en la música. Sin embargo, las decisiones religiosas de los gobernantes islámicos de Irán en la revolución de 1979 se han utilizado arbitrariamente.
El argumento contra la voz femenina en la música es similar al utilizado para el cabello. El presidente Bani Sadr, en 1981, reafirmó -como lo establece la tradición islámica desde Mahoma- obligó el porte del velo para las mujeres. Según “la leyenda” el cabello de la mujer “emite unos rayos que excitan los deseos sexuales del hombre y le incitan a pecar”.
Lo que le espera a Rajabian
El músico y compositor Rajabian se mantiene en pie de lucha y no le importa cantar con mujeres en Irán, aunque pague con cárcel. Dijo: “Incluso si voy a prisión cientos de veces, necesito el canto femenino en mi proyecto, necesito baile femenino. Siempre que sienta la necesidad de producir esta música, definitivamente la produciré. No me censuro”.
Aunque Mahdi Rajabian se encuentra en libertad bajo fianza, ha pisado la cárcel en dos ocasiones por su trabajo musical. La acusación formal es la contravenir las normas del régimen con su música. “Critica al régimen, lo sagrado, y fomenta la prostitución”, todo por incluir voces femeninas en su creación artística. Hasta que no se celebre el juicio, tiene prohibido toda actividad musical.
Sin embargo, aseguran que a las mujeres se les permite cantar bajo ciertos parámetros. Su voz solo la pueden utilizar para cantar en un coro y ante un auditorio femenino. Pero, para ello también deben contar con una “autorización oficial”. La ambigüedad de la ley iraní también prohíbe que las mujeres puedan cantar frente a un público masculino.
Las mujeres iraníes padecen una condición trágica e impensable: son consideradas ciudadanas de segunda y son relegadas en cuestiones de herencia. Debe solicitar el permiso de su padre o marido para cualquier actividad que quiera realizar, entre ellas, estudiar, trabajar o viajar. Además, deben convivir con un estricto código de vestimenta, el uso de velo. Un informe de las Naciones Unidas -en 2015- asegura que las mujeres iraníes son, además, víctimas de matrimonios forzados.
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