Cuando se lanzó el iPhone 12 a principios de esta semana, todos los ojos estaban puestos en las especificaciones técnicas y el precio. Presentó la novedad de su compatibilidad con el 5G. Pero trajo una sorpresa más: en la caja del nuevo modelo no vendrá ni un cargador ni unos auriculares. Únicamente, el teléfono y un cable de USB-C a Lightning. Una medida que afectará también a partir de ahora al resto de smartphones de Apple a la venta.
El aspecto más comentado del iPhone 12 es precisamente el hecho de que no incluya estos accesorios. Apple ha dicho a los representantes de los medios que tomó la decisión por motivos medioambientales.
Sin un cargador de pared, el iPhone 12 se puede guardar en una caja más pequeña. Además de consumir menos recursos para el embalaje por unidad, esto permite que un 70% más de unidades quepan en una paleta de envío, lo que reduce las emisiones derivadas del transporte de los teléfonos.
Accesorios y embalajes
Apple afirma que los cambios en los accesorios y el embalaje mitigarán más de dos millones de toneladas métricas de emisiones de CO2 equivalentes al año. Trabajará para volver a desarrollar los empaques para los modelos anteriores de iPhone en los próximos meses.
La empresa argumentó que la mayoría de las personas que compran un iPhone 12 actualizarán un modelo anterior y ya tendrán estos accesorios y, por lo tanto, la decisión ahorrará recursos.
Lisa Jackson, vicepresidenta de medio ambiente, políticas e iniciativas sociales de Apple, dijo: «Sabemos que los clientes han estado acumulando adaptadores de alimentación USB y que producir millones de adaptadores innecesarios consume recursos y aumenta nuestra huella de carbono».
Jackson dijo que Apple cree que hay más de 700 millones de pares de EarPods con cable y alrededor de 2.000 millones de adaptadores de corriente en circulación en todo el mundo. «Y eso sin contar los miles de millones de adaptadores de terceros», dijo en una presentación desde el techo de Apple Park.
Cuestión de costes o de sostenibilidad
Los críticos, sin embargo, han argumentado que las intenciones de Apple son más financieras que ambientales. Aquellos que cambien a iPhone desde Android o compren su primer teléfono tendrán que comprar un cargador de pared y auriculares por separado. Este mismo argumento surgió cuando Apple se deshizo por primera vez del conector para auriculares de sus teléfonos, en una medida que obligó a miles de personas a comprar auriculares inalámbricos cuando ya tenían un par con cables.
Apple no ha eliminado sus adaptadores, cables de datos ni auriculares. Estos aún se ofertan en el mercado. Cada compra que se genere es un empaque más que se adiciona a la contaminación ambiental.
Antes del lanzamiento del iPhone 12 se había especulado que esta vendría sin accesorios, no para ayudar al planeta, sino para minimizar costes y reponer la inversión hecha en la tecnología de quinta generación.
En línea con la Comisión Europea, solo parcialmente
Este cambio de rumbo es un paso a favor de la línea planteada en los últimos años por las instituciones europeas. La Comisión tiene como objetivo primordial reducir el impacto medioambiental de los desechos electrónicos. De acuerdo con su último estudio, publicado en febrero, las compañías han de apostar por las llamadas medidas de disociación. O, lo que es lo mismo, vender teléfonos sin cargadores.
El Parlamento también apuesta por estas políticas. En una resolución aprobada en enero por una amplia mayoría, exigía que los consumidores no estuvieran obligados a adquirir un nuevo cargador cada vez que compraran un dispositivo.
Sin embargo, Apple rechaza la que sería la medida más respetuosa con el medio ambiente: aceptar un cargador universal para todas las marcas. Desde la Unión Europea preveían que este verano quedaría resuelto el problema, pero los planes de Cupertino, como quedó patente en la presentación del iPhone, van por otro camino.
No están dispuestos a renunciar a su propio cable, el Lightning -salvo en los iPad Pro, que utilizan el USB-C desde hace dos años-. Entienden en la tecnológica que adoptar un cargador único, diferente al suyo, socava la innovación en vez de alentarla y daña tanto a los consumidores como a la economía general.
Fabricación y fin de vida
Apple ha avanzado mucho en el espacio del reciclaje desde que presentó una visión a largo plazo de «algún día dejar de minar la tierra por completo». El 98% de los elementos de tierras raras del iPhone 12 se reciclan, al igual que el 99% del tungsteno y el 100% del estaño en la placa de circuito. Al menos el 35% del material utilizado para fabricar los 14 componentes plásticos principales del teléfono se recicla.
Después del abastecimiento de material viene la fabricación. Todas las plantas de fabricación de Apple tienen cero desperdicios en vertederos. La compañía está trabajando para hacer la transición a electricidad 100% renovable en toda la cadena de suministro. Pero no ha publicado una actualización sobre el progreso este año.
Apple tiene un esquema de intercambio mediante el cual los consumidores pueden vender sus teléfonos usados. Los teléfonos en buen estado se revenden tal cual, y los que están en peores condiciones se reparan o reacondicionan primero. El nuevo modelo será elegible bajo este esquema, pero algunos han argumentado que Apple debería ofrecer mejores precios para incentivar aún más la adopción. Sobre el reciclaje, Apple presentó recientemente un robot de desmontaje llamado Dave, el seguimiento de Daisy.
Compromisos más amplios de Apple
En julio, Apple se comprometió públicamente a convertirse en emisiones netas cero en su negocio, cadenas de suministro y productos para 2030. Reducirá el 75% de sus emisiones mediante la inversión en electricidad renovable, calefacción y refrigeración limpias, eficiencia energética y reciclaje de materiales, y luego compensará el restante 25%. La compañía ya se había comprometido a alcanzar el 100% de electricidad renovable en todas las cadenas de suministro.
El clima es uno de los tres pilares principales de la estrategia global de sostenibilidad ambiental de Apple. Los otros son los materiales y la química «más inteligente».
La visión general de dejar de usar materiales vírgenes no renovables se incluye en el segundo pilar. También incluye los compromisos con el abastecimiento sostenible, la administración del agua y el logro de cero residuos en vertederos en fábricas, oficinas y proveedores. El tercer pilar busca garantizar la seguridad química de los productos y envases para los consumidores y trabajadores en todas las etapas de la cadena de suministro.
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