La felicidad podría entenderse como un estado emocional o de conciencia permanente, efímero o la suma de eventos en la vida de las personas, determinados por sentimientos de alegría, satisfacción, plenitud, sueños cumplidos. Pero la felicidad es mucho más, según el estudio científico más longevo de la historia, realizado por la Universidad de Harvard durante 86 años, lo que implicó a varias generaciones. La felicidad no significa la ausencia de contratiempos y malos momentos, sino que está soportada en las relaciones personales cálidas.
Los investigadores iniciaron el estudio en 1938 y fue extendido por décadas para descubrir qué hace felices a las personas. Analizaron 724 registros de salud de adolescentes, algunos eran estudiantes de Harvard, otros vivían en los barrios más pobres de Boston.
La investigación los ha acompañado a lo largo de sus vidas. Se les han desplegado preguntas detalladas en intervalos de dos años. Monitoreando periódicamente sus alegrías y dificultades, su estado físico, mental y emocional. También incluye a las parejas y a los descendientes de los participantes originales. Es un estudio de amplia y robusta data.
El ‘Estudio sobre desarrollo adulto’ ha tenido varios líderes en el tiempo. Robert Waldinger, profesor de psiquiatría de la Universidad de Harvard y maestro Zen, es el cuarto director. Además es coautor de un libro sobre las principales lecciones del estudio que se titula «The Good Life» («Una buena vida»), cuya edición en español fue lanzada en 2023.
Waldinger explicó a BBC Mundo por qué la calidad de nuestras relaciones determina la felicidad y salud. “No fue una sorpresa que las personas que tenían relaciones más cálidas fueran más felices. La sorpresa fue que las personas que tenían relaciones más cálidas se mantuvieron físicamente más saludables a medida que envejecían”.
Harvard realiza estudio sobre la felicidad
Waldinger sostuvo que estudio reveló que «son las buenas relaciones humanas las que nos dan felicidad y nos hacen saludables. Punto».
Además, el experto acuñó un nuevo término para para designar el proceso de evaluar y tratar la salud de nuestras relaciones. Lo llama ‘aptitud social’. Comentó que “es tan crucial como la buena forma física. Las relaciones descuidadas pueden atrofiarse como los músculos. Nuestra vida social es un sistema vivo y necesita ejercicio».
Afirmó también que «está científicamente probado que las personas que están más conectadas socialmente viven más y están más protegidas contra el estrés, la depresión y la degeneración neurocognitiva». Pero confió que no se refiere sólo a las relaciones con amigos, familiares o con tu pareja sino también con tu comunidad. O con los desconocidos con los que interaccionas cada día”.
Señaló que pasaron los últimos diez años tratando de entender cómo las relaciones afectan nuestros cuerpos y cambian nuestra fisiología. “El estrés es una parte natural de la vida. Si me pasa algo estresante esta mañana, habrá cambios en mi cuerpo: aumentará la frecuencia cardíaca, subirá mi presión arterial, muchas cosas suceden en el cuerpo para enfrentar un desafío. Es la llamada ‘reacción de lucha o huida’. Pero luego se espera que nuestro cuerpo vuelva al equilibrio, una vez que se elimina el estrés”.
Una idea que tenemos es que la soledad y el aislamiento son estresantes, apuntó. “Si me sucede algo que me ha molestado, que es estresante, puedo ir a casa y hablar con mi esposa o llamar a un amigo, y si son buenos oyentes puedo sentir que mi nivel de estrés baja. Pero si no tengo a nadie así, el cuerpo permanece bajo grado de reacción de lucha o huida».
¿Quién podrá socorrernos?
Detalló Waldinger que de no tener buenos oyentes a nuestro lado, habrá niveles más altos de hormonas del estrés como el cortisol circulando en la sangre y niveles más altos de inflamación en el cuerpo. Y estos factores gradualmente desgastan y descomponen diferentes sistemas corporales. De esta forma el aislamiento social y la soledad podrían afectar las arterias coronarias y mis articulaciones.
Asimismo indicó que el estudio de la felicidad reveló la importancia de contar con al menos dos personas de confianza a quienes recurrir en momentos de necesidad. En una charla del programa ‘Aprendemos Juntos 2030’ de BBVA, reseñada por ABC, Waldinger explicó cómo compartir las preocupaciones y el estrés con otros ayuda al cuerpo a volver a un estado de equilibrio. Destacando que la soledad crónica puede llevar a niveles elevados de estrés y afectar negativamente a nuestra salud.
“Durante el estudio les pedimos que hicieran una lista de personas a las que llamarían en mitad de la noche si estuvieran enfermos o asustados. Casi todas las personas tenían su lista, pero hubo algunas que no pudieron apuntar a nadie, incluso algunas eran personas casadas. Eso es un drama”, manifestó el psiquiatra. Por ello, Waldinger invita, independientemente de su personalidad, a cultivar amistades profundas y a involucrarse en actividades que les apasionen para ampliar su círculo social.
Advierte que “cuando hemos estado con alguien desde hace mucho tiempo, sea un cónyuge, un familiar o un amigo, asumimos que conocemos a esa persona. Hay estudios sobre cuán sintonizados estamos con los sentimientos de otra persona. Las investigaciones muestran que particularmente cuando salimos por primera vez con alguien somos muy buenos sintonizando lo que siente otra persona”.
Volver a conectarnos
Pero una vez llevamos cinco, diez, veinte años juntos, sabemos mucho menos lo que siente, refirió. “Podríamos pensar que sería al revés, que cuanto más tiempo llevamos juntos más sabemos qué siente, pero lo que sucede es que comenzamos a asumir que conocemos a la otra persona. Entonces, de lo que hablamos es de dar un giro a esto y despertar la curiosidad. Retomar el interés y reconectarnos con esa persona y con las que están en nuestro alrededor. En beneficio de ellos y de nosotros”.
Respecto a las redes sociales Waldinger emitió su opinión y aclaró que según otros estudios, la forma en la que usamos las redes sociales realmente importa. Si las usamos activamente para conectarnos con otras personas, eso aumenta nuestro bienestar, añadió.
Contó que “el ejemplo que le gusta usar es el de un amigo suyo que durante el confinamiento por la pandemia se volvió a conectar en Facebook con sus amigos de la escuela primaria. «Ahora toman un café virtual todos los domingos por la mañana en Zoom. Tienen momentos maravillosos hablando de sus vidas y de su infancia. Es un ejemplo de una conexión activa en redes sociales y todos están más felices por ella”, apuntó.