El rostro menesteroso de las grandes ciudades de Europa se asoma y se agolpa con mayor crudeza en las noches. Cuando el sol se oculta y cierran las oficinas, tiendas, restaurantes y cesa la actividad urbana de muchedumbres transitando de prisa por sus calles, la miseria sale con pesar. Casi un millón de personas se encuentran sin hogar en Europa y se refugian en las aceras, burlando las acechanzas de la intemperie, el hambre y los cambios del clima.
Una bofetada en silencio a los líderes de estas naciones que, según organizaciones especializadas, sus decisiones son lentas e insuficientes para reducir la pobreza y marginación. La economía de la eurozona se expandió 0,3 % en el segundo trimestre del año. Mientras que el PIB del conjunto de la Unión Europea se mantuvo estable en el mismo período, según datos de la oficina comunitaria de estadística Eurostat.
Feantsa, la Federación de Organizaciones Nacionales que Trabajan con las Personas sin Hogar, señala que la cifra sólo refleja las «formas más visibles» de personas sin hogar. Y «destaca el fracaso de los países europeos a la hora de hacer de la vivienda un derecho fundamental».
En su reciente informe estima que al menos 895.000 personas duermen en las calles cada noche. “Una población comparable a la de una ciudad como Marsella o Turín”, detallan los autores de la medición.
Los datos recopilados de los países de la UE y el Reino Unido van desde registros del censo hasta cifras de las autoridades locales. Son una «estimación mínima», ya que no había cifras disponibles para las seis categorías que los investigadores utilizaron para definir la falta de vivienda.
Personas sin hogar, el lado oscuro de Europa
La economía de la UE es la tercera más grande del mundo en términos nominales detrás de Estados Unidos y China y según la paridad de poder adquisitivo. El PIB nominal del bloque se estimó en $16,613 billones en 2022,2 lo que representaba el 14,8 % de la economía global.
Pese al auge económico de ese continente surgen las grietas sociales que saltan a la vista. El informe observa cifras en alza de quienes duermen en la calle, personas en alojamientos de emergencia. Y «personas sin hogar que viven temporalmente en viviendas convencionales con familiares y amigos» en las distintas ciudades de Europa.
La última categoría resonará para muchos en países como Irlanda. Allí la vivienda ha alcanzado niveles de crisis, lo que ha dejado a las familias trabajadoras desalojadas y teniendo que vivir con familiares o amigos.
En Irlanda, entre el 24 y el 30 de diciembre de 2022, 11.632 personas permanecieron en un refugio de emergencia. El número de personas que utilizan estos servicios aumentó un 40% en los últimos dos años.
“La mayoría de los gobiernos de Europa siguen fallando a las personas sin hogar, frustrando al público y desperdiciando recursos en una gestión ineficaz del problema”, afirmó Freek Spinnewijn, director de Feantsa a The Guardian.
Todos los estados miembros de la UE se comprometieron el año pasado a trabajar para lograr resultados en la lucha contra la vulnerabilidad y marginamiento de estas personas para 2030. Sin embargo, el informe precisó que el problema está empeorando y sólo Finlandia y Dinamarca están logrando avances demostrables.
En Dinamarca, las personas sin hogar cayeron un 10% entre 2019 y 2022, lo que, según los autores del informe, muestra que es “uno de los países que está haciendo progresos claros” y podría ser un modelo para otros.
Pasivo social, deuda pendiente
La UE advierte ser consciente del empeoramiento de la situación al incluir la falta de vivienda en la agenda política. Países como Finlandia, Dinamarca y Austria incluso sirven como ejemplo con una ligera disminución en el número de personas en situación de calle.
Iniciativas como la Plataforma europea de lucha contra las personas sin hogar (EPOCH) representan avances positivos, pero es necesario incrementar los esfuerzos de los Estados miembros.
El Centro Danés de Ciencias Sociales lleva a cabo una encuesta nacional sobre las personas sin hogar cada dos años, recopilando datos sobre cada persona con la que las autoridades locales están en contacto.
«Un cambio de paradigma que pase de gestionar la falta de vivienda en el sistema de refugios a resolver la falta de vivienda. Proporcionando vivienda es un avance importante. Incluso si eso no conduce a cero personas sin hogar en el corto plazo», dijeron los autores en el informe, titulado ‘8th Overview de exclusión habitacional en Europa’.
En Alemania, -con la economía más sólida- los datos del censo oficial 2022 sitúan el número de personas sin hogar en 262.645. España registró poco más de 28.500 ese mismo año, un 24% más que en 2012. Mientras que Irlanda, donde la falta de vivienda en todos los sectores sociales amenaza las perspectivas de reelección del gobierno. El número oficial de las personas en alojamientos de emergencia se cifraron en 11.632 a finales del año pasado.
«A Irlanda le diríamos: ‘arregle su disfuncional mercado inmobiliario’. Y a Alemania: ‘Asegúrese de que la estrategia nacional para las personas sin hogar que se lanzará pronto incluya el objetivo de acabar con la falta de vivienda. Y cuente con suficientes recursos presupuestarios'», sugirió el documento.
Otra categoría de pobreza: Viviendas precarias y ruinosas
Feantsa también analizó las viviendas de mala calidad. Y descubrió que un número significativo de personas en el Reino Unido, Francia, Bulgaria y Hungría vivían en hogares considerados deficientes e inadecuados para vivir. En toda la UE, pidió una mayor conciencia sobre el número de personas alojadas en propiedades «ruinosas» con humedad y moho, hacinamiento. Saneamiento inadecuado y riesgos de incendio, que eran la «realidad diaria para millones de personas».
Hungría fue señalada por tener alojamiento deficiente, ya que casi la mitad de la población “vivía en viviendas superpobladas”. Mientras que una de cada ocho familias en Bulgaria vivía en viviendas sin baño interior.
Sin embargo, la vivienda inadecuada no era exclusiva de Europa del este. Los autores descubrieron que en 2020, casi una quinta parte de la población de Francia vivía en viviendas consideradas no aptas para vivir. Entretanto, que casi una cuarta parte de las personas que vivían en viviendas de alquiler en el Reino Unido estaban clasificadas en la misma categoría.
La vivienda deficiente no siempre fue culpa de las autoridades municipales o de propietarios sin escrúpulos. «Las condiciones de vida inadecuadas también afectan a innumerables propietarios-ocupantes que no tienen los recursos para mantener o renovar sus casas», dice el informe.
Según la oficina de datos oficial de la UE, Eurostat, casi 20 millones de personas en todo el bloque sufrieron algún tipo de “privación de vivienda” en 2020.
«Esto se refiere al porcentaje de personas que viven en viviendas hacinadas que cumplen al menos uno de los siguientes criterios: hogares con techos con goteras, sin baño/ducha y sin retrete interior. O viviendas consideradas demasiado oscuras», precisa el informe.