Por Andrés Tovar
29/11/2016
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Cada año, la contaminación del aire mata a cerca de 6,5 millones de personas en todo el mundo –desde el cáncer de pulmón, pasando por enfermedades cardíacas hasta accidentes cerebrovasculares. Estamos seguros que es la crisis de salud pública a la que menos importancia se le ha dado y la Agencia Internacional de la Energía tiene en sus archivos un gran informe de este año sobre cómo la contaminación del aire se agravó a límites extremos y lo que se puede hacer al respecto.
Las estadísticas provienen de la Organización Mundial de la Salud, de las cuales se desprenden los datos de este gráfico de la AIE las puede ver aquí. Varios son los puntos que destacan:
1) Estas son tasas de mortalidad, no cifras absolutas. Georgia, Bosnia-Herzegovina, Corea del Norte y Bulgaria encabezan la lista, pero países como China e India tienen más muertes por la contaminación del aire, ya que en esos países habitan muchas más personas.
2) Estas clasificaciones pueden ocultar una gran cantidad de variaciones dentro de los países. En China, por ejemplo, estudios han demostrado que la fuerte contaminación por carbón del río Huai ha disminuido alrededor de 5,5 años de la esperanza de vida en el norte del país en comparación con el sur.
3) Estados Unidos sin duda tiene un margen de mejora. Contrario a lo que muchos piensan por su gran fama de emisor de CO2 a gran escala, sí tiene aire limpio y, para más sorpresas, tiene una mortalidad más baja por la contaminación que países como Francia o Alemania, ya que tiene menos coches diesel en sus carreteras. Los motores diesel pueden ser más eficientes en combustible que los motores de gasolina, pero también emiten más hollín, partículas y NOx. Europa ha estado luchando para limpiar estos contaminantes, en particular regulando los desde la procedimientos para evitar que muchos coches emitan más de los límites legales.
4) ¿Cómo una república como Georgia llega a ser el número 1 de los países más contaminantes? Sin que seamos especialistas sobre ese país, podemos intuir que algunas pistas podrían estar en su movilidad. El país ha visto un fuerte aumento en el número de vehículos diesel en la última década, el transporte público no es lo suficientemente desarrollado por lo que una buena proporción de personas utiliza vehículos privados (el número de vehículos privados ha crecido rápidamente en Georgia en la última década, y casi se ha duplicado en el último período de cinco años, según recientes estudios; y la mayoría de los automóviles comprados son los coches de segunda mano. Asimismo, los coches diesel son muy populares).
5) ¡Nada de esto es inevitable! A medida que los países se enriquecen, tienden a invertir en tecnologías de limpieza que mejoran la calidad del aire – algo en lo que China, por ejemplo, está centrado actualmente- De hecho, gran parte del informe de la AIE está dedicado a la definición de políticas y programas que reduzcan la mortalidad global de contaminación del aire por los 3,3 millones en 2040.
Esto incluye la instalación de tecnologías de control de emisiones de los automóviles y plantas de energía en el mundo en desarrollo, así como dar a las personas el acceso a combustibles limpios para las estufas de cocina y calefacción (una fuente importante de contaminación interior mortal).
La cosa empieza en casa
En días pasamos publicamos los resultados del último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, bajo el título El aire que está «matando» a los españoles (enfocados en nuestro país, pero con los resultados globales), que precisa que la contaminación del aire sigue siendo la principal causa de muerte prematura del medio ambiente en la Europa urbana. Alrededor de 467.000 muertes prematuras en 41 países de Europa se relacionan con el fenómeno de la polución del aire, según un análisis de datos de más de 400 ciudades.
Pero la cosa no sólo queda en la Europa urbana. En las áreas rurales, todavía se quema madera, estiércol, u otros combustibles sólidos para producir energía para sus necesidades de iluminación, cocina y calefacción. La contaminación por partículas incontrolada de estas lámparas de combustible y estufas de leña es absolutamente letal.
Para deshacerse de este tipo de contaminación del aire interior -y promover la preservación de unos 3,5 millones de vidas cada año- solo haría falta dar mayor acceso a estufas y combustibles más limpios. Eso incluye estufas con mejor ventilación, o estufas que utilicen gas licuado de petróleo (GLP), que se quema de forma más limpia que la madera. O engancharlos a la red para que tengan electricidad.
Entonces, ¿cuál es el impedimento? El informe de la AIE tiene una buena discusión de algunas de las barreras. Por ahora, al menos, las cocinas tradicionales a leña o carbón son considerablemente más baratas que las alternativas, incluso si las emisiones son mucho más altos.
He aquí una comparación de los costos en India:
Algunos gobiernos han comenzado a proporcionar subsidios para las cocinas más limpias o GLP, pero eso no siempre es suficiente. “Los proveedores de GLP normalmente se enfrentan a dificultades para establecer un mercado en áreas donde las perspectivas de consumo o la densidad de población son bajas o la infraestructura de carreteras es mala», dice el informe. «Hasta que las redes están suficientemente establecidas para garantizar un suministro fiable, los consumidores normal (y racionalmente) prefieren abstenerse».
Pero hay algo mucho peor. Muchas personas ni siquiera son conscientes de los efectos sobre la salud de inhalar los contaminantes producto de la leña o estiércol, por eso no le molestan en cambiarlas, así pudieran. «Esta es la razón por la que campañas de distribución de estufas mejoradas deben venir acompañadas de sensibilización pública, para educar no sólo en el uso apropiado de las estufas mejoradas sino también los beneficios para la salud de hacerlo.»
También hay beneficios en cadena ambientales a considerar. En 2013, Sunil Nautiyal escribió un fascinante artículo (en inglés) en el Diario de la Ciencia sobre cómo el cambio de la madera al combustible GLP en algunos lugares de India ayudó a reducir la deforestación.
Un último dato: La AIE estima que para tener un acceso universal a las estufas más limpias, el costo sería de alrededor de $ 55 mil millones en 2040. Eso es una miseria al lado del $ 1.1 trillón que se necesita para llevar (al menos un poco) de electricidad a los 1,2 millones de personas en el mundo que no tiene, sin contar que las estufas limpias salvarían 3,5 millones de vidas al año en el proceso. El mundo debe hacer ambas cosas, obviamente, pero la lucha contra la contaminación en los hogares tendría enormes beneficios.