El Ministerio de Transición Ecológica impulsa una medida adicional para reducir la contaminación medioambiental. Además de la eliminación de los plásticos de un solo uso, contenida en la Ley de Residuos, las tabacaleras tendrán que pagar la limpieza de las colillas en España.
El 22% de la población en España afirma fumar a diario, el 2% es fumador ocasional, mientras que el 25% se declara exfumador. La cifra de personas mayores de quince años que afirma fumar a diario asciende en España a alrededor de 8,6 millones de personas, revela Epdata. Mientras que la de no fumadoras asciende hasta casi 20 millones de personas.
Fumar daña la salud de las personas. Pero sus desechos también. “Los productos de tabaco son los más contaminantes del planeta. Pues contienen más de 7.000 productos químicos tóxicos que se filtran en nuestro medio ambiente cuando se desechan. Aproximadamente 4,5 billones de filtros de cigarrillos contaminan nuestros océanos, ríos, aceras de las ciudades, parques, suelo y playas cada año”, dijo Ruediger Krech, Director de Promoción de la Salud de la OMS.
Los productos como los cigarrillos, el tabaco sin humo y los cigarrillos electrónicos también contribuyen a la acumulación de contaminación plástica. Los filtros de los cigarrillos contienen microplásticos y constituyen la segunda forma de contaminación plástica más importante en el mundo.
Valorando estas cifras y secuelas, el gobierno español aplica una normativa medioambiental sobre las colillas de cigarrillos que entró en vigor el 6 de enero. Pero aún no está claro cómo se implementarán y si los costos se transferirán a los consumidores.
España busca deshacerse de las colillas
Un informe de la Fundación Catalana Rezero estimó que las autoridades locales de Cataluña pagaban entre 12 y 21 euros (13 y 22 dólares) por habitante al año en la limpieza vial de cigarrillos. Con tasas más altas en las zonas costeras.
Además, el estudio calificó los desechos de cigarrillos como los «residuos más abundantes» en las playas del Mediterráneo occidental. Y agregó que las medidas existentes para abordarlos, como campañas de concienciación y ceniceros portátiles en las playas, habían sido insuficientes.
Las nuevas reglas impuestas en España hacen que los fabricantes sean responsables de recolectar las colillas de cigarrillos desechadas en sitios públicos. A la vez de transportarlas para el tratamiento de residuos.
En ese sentido, la Asociación de la industria Mesa del Tabaco señaló que aún está esperando detalles sobre cómo se implementarán las reglas.
La mayoría de las colillas de cigarrillos contienen filtros hechos de fibra de acetato de celulosa, un tipo de bioplástico. Estos pueden tardar años, si no décadas, en descomponerse, y la contaminación por microplásticos también puede obstaculizar el crecimiento de las plantas.
Las nuevas reglas son parte de una ley aprobada en 2022 que prohíbe los plásticos de un solo uso como cubiertos y pajitas, redactada para cumplir con una directiva de la Unión Europea.
Irlanda introdujo una legislación similar recientemente, exigiendo a las empresas tabacaleras que contribuyan al costo de la basura de cigarrillos. Casi la mitad de la basura en Irlanda está relacionada con los cigarrillos, según el Sistema Nacional de Monitoreo de la Contaminación de la Basura del país, reseñó The Guardian.
España introdujo una serie de medidas radicales para frenar el tabaquismo en los últimos años. En julio pasado, se prohibió fumar en las playas públicas de Barcelona y los infractores fueron multados con 30 euros.
Desechos del cigarrillo, nocivos y cancerígenos
Los costos de limpiar los desechos de los productos de tabaco cuestan cada año a China unos $ 2600 millones y a la India unos $ 766 millones, aproximadamente. El costo para Brasil y Alemania asciende a más de $ 200 millones. Pero diversos países como Francia y España y varias ciudades como San Francisco y California en EE UU se han posicionado.
Siguen el principio de que quien contamina paga y, por ello, aplican con éxito la “legislación sobre responsabilidad ampliada del productor” que hace que sea responsabilidad de la industria tabacalera limpiar la contaminación que genera, precisó la OMS.
Los expertos en medioambiente y los representantes de las organizaciones ecologistas consultados por Público valoran de forma positiva la futura llegada del precepto. «Es una asignatura pendiente. Hasta ahora las colillas en España habían escapado a todas las regulaciones. Pese a ser uno de los vertidos más frecuentes», apunta Julio Barea, responsable de residuos en Greenpeace España.
Entretanto, los productores tendrán que mover ficha para acogerse a la nueva normativa. Y «asumir unas responsabilidades que nunca habían existido», adicionó Carlos Arribas, portavoz del área de residuos de Ecologistas en Acción.
La OMS insta a los países y ciudades a seguir este ejemplo. Así como a dar apoyo a los productores de tabaco para que opten por cultivos sostenibles, aplicar elevados impuestos al tabaco. Y ofrecer servicios de apoyo para ayudar a las personas a dejar el tabaco.
Julio Barea, que ha participado en varias campañas de limpieza de playas y bosques con Greenpeace, opina que el problema se agudiza con la llegada de estos despojos al entorno rural. «Son muy peculiares, porque contienen un cóctel químico bestial, muy nocivo y cancerígeno. Muchas colillas terminan en los ríos, circulan por el alcantarillado y llegan a las depuradoras”, resalta.
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