POR ANDRÉS TOVAR
17/6/2017
Separados por varias décadas y dispersas a través de un país, muchas de las decenas de mujeres que acusaron a Bill Cosby de drogarlas o asaltarlas sexualmente comenzaron a conocerse unas a otras, y a recibir el apoyo de otras y otros más. Todo gracias a Internet.
Los supuestos hechos se remontan a la década de 1960, cuando Cosby surgió de los clubes estadounidenses para convertirse en una estrella de los medios de su tiempo. Vendría luego la serie de televisión y los anuncios de pudin. Pero este rey de los medios de comunicación del siglo 20, finalmente se enfrentó a un tribunal penal, gracias a la inexorabilidad del medio dominante del nuevo milenio.
PJ Masten, que acusó a Cosby de atacarla en 1979 cuando trabajaba en el Playboy Club de Chicago, relataba a la revista New York que, luego de hacer públicas sus acusaciones, «empecé a recibir mensajes privados en Facebook de otras ex conejitas abusadas. Y a los días, aparecieron nuevos sitios web donde hablaban todas las abusadas».
Ahora, desde este sábado, ninguna de esas muchas mujeres puede decir, sin reservas, que lo que les hizo Cosby fue un crimen. Un jurado en Pennsylvania decretó hoy que el juicio al actor «es completamente nulo por falta de acuerdo en el veredicto». La causa deliberaba sobre el caso de Andrea Constand, que pasó 13 años persiguiendo alguna forma de justicia por el abuso sexual que dijo que Cosby cometió contra ella.
El jurado, formado por siete hombres y cinco mujeres, había estado deliberando desde el lunes tras los alegatos finales, incluyendo las admisiones de Cosby de hace diez años de que tocó a la principal demandante, Andrea Constand, después de darle pastillas. Durante la semana, el jurado había reconocido que se encontraba bloqueado y era incapaz de alcanzar un veredicto unánime.
Cosby, de 79 años y quien está casi ciego, se acogió a su derecho a no declarar durante el juicio, que comenzó la semana pasada, aunque la Fiscalía ha usado contra él un testimonio que prestó en 2005 ante la Policía y en el que reconoció que uso unos sedantes para dormir a las mujeres y poder acostarse con ellas.
Los fiscales dicen que van a volver a intentar el caso. En cualquier caso, pase lo que pase, la caída del comediante de 79 años de edad está esencialmente completa. Lo que en otras épocas no hubiese pasado de rumores sobre predilecciones depredadoras, hoy es un hecho, debido a Internet.
El caso nuevamente nos devuelve al intenso debate sobre el uso de los nuevos medios y su poder como instrumento para desvelar y difundir la verdad y la justicia o, en no pocos casos, para destruir la integridad, la carrera y la vida de una persona. Un ejemplo citable el caso del nadador de la Universidad de Stanford Brock Turner, quien en 2016 fue acusado de violación de una mujer inconsciente, una historia que hubiera pasado desapercibida si Buzzfeed no hubiera hecho la publicación de la declaración de la víctima. Su audacia no cambió la sentencia de seis meses, pero
dio lugar a una discusión más amplia, con rapidez y alcance sin precedentes.
Para los periodistas, se plantea obviamente una cuestión ética, en la madeja que cubre la libertad de expresión y el acceso universal a expresarlo. Pocos pueden negar que darle voz a los que de otra manera no habría tenido ninguna tal como lo hace el universo digital es un desarrollo muy positivo. Pero la línea de la verdad y la ética, y más hoy en tiempos de pos-verdad, es casi indivisible.
Puntualmente, volviendo a Cosby, el actor había sido demasiado poderoso, demasiado importante y demasiado rentable para que alguna entidad se atreviera a meter las manos en el fuego con una acusación en su contra. Barbara Bowman, quien dice Cosby se aprovechaba de ella en 1985, cuando ella era una actriz adolescente aspirante, expresó su frustración en una pieza del Washington Post en 2014 titulada “Bill Cosby me violó. ¿Por qué tuvieron que pasar 30 años para las personas creyeran mi historia?».
«El mundo del espectáculo está lleno de hombres famosos que utilizan su poder para discriminar y luego silenciar a las mujeres jóvenes. Incluso cuando sus víctimas hablan, la industria y el público hacen ojos ciegos; la celebridad de estos hombres, carreras, y la adulación pública continúan prosperando», sentenció.
Cosby negó las acusaciones en todos los casos, pero el mundo ya no podrá apartar la mirada de las historias.