Algunos hospitales y centros de salud de Estados Unidos han reportado nuevas complejidades en casos de fallecimientos por la COVID-19. Pacientes jóvenes o de media edad mueren no por complicaciones respiratorias, sino por apoplejías
Los informes sobre estos casos marcan otra dirección en el camino que científicos y sanitarios vienen recorriendo para comprender cómo funciona la nueva enfermedad.
El doctor Thomas Oxley contó a The Washington Post su experiencia con un paciente de 44 años en el Hospital Monte Sinaí Beth Israel en Manhattan Nueva York. La persona dio positivo tras ser ingresado para ser operado de urgencia luego de sufrir un accidente cerebrovascular. Su historial médico no registraba uso de medicamentos y había estado cumpliendo la cuarentena como los demás ciudadanos. De pronto, empezó a tener problemas para hablar y mover el lado derecho del cuerpo.
Oxley observó en el momento de la intervención para retirar el coágulo inicial algo que no había visto nunca. Se formaban coágulos en tiempo real alrededor del dispositivo que estaba utilizando para extraer el primero que había causado el ataque. «Esto es una locura», recuerda haberle dicho al jefe.
Physicians across the globe have noticed #COVID19 patients experiencing serious blood clots all over their anatomy and often in the tubes that re-circulate blood during dialysis, says Dr. Hooman: https://t.co/IYhJiZJfpc
— Mount Sinai Health System (@MountSinaiNYC) April 27, 2020
Casos de COVId-19 con apoplejías
Los ataques de este tipo del virus ponen en jaque los conocimientos que se tienen hasta ahora del nuevo coronavirus. Si al principio se consideró que la COVID-19 atacaba principalmente los pulmones, ahora se sabe que puede afectar todos los órganos.
Tres grandes centros médicos norteamericanos tienen previsto publicar datos sobre el fenómeno de las apoplejías. A pesar de que solo se han registrado una docena de casos por cada centro, la puesta en común de datos puede ofrecer nuevas perspectivas de los efecto del virus en el cuerpo humano.
Los accidentes cerebro vasculares son una interrupción repentina del suministro de sangre. Es un cuadro médico complejo con numerosas causas, desde problemas cardíacos, hasta arterias obstruidas, drogas o colesterol. Los miniataques a menudo no causan daños permanentes y pueden reabsorberse por sí mismos en 24 horas, mientras que los más grandes pueden tener consecuencias catastróficas.
Accidentes cerebro vasculares mortales
Los análisis recogidos sugieren que los pacientes de coronavirus están experimentando el tipo mortal de accidente cerebro vascular. Puede destruir partes del cerebro responsables del habla, del movimiento o de la toma de decisiones al obstruir alguna de las arterias responsables del riego sanguíneo de esas zonas.
Coronavirus survivor Richard Wells is Jefferson’s first plasma donor. He and his wife contracted the virus and have recovered. Now they’re ready to help. “If getting a needle stick could help someone else, I’m going to do it,” Richard says. cc: Dr. @RisingKristin. pic.twitter.com/OV2qrn4X04
— Jefferson Health (@TJUHospital) April 13, 2020
Los investigadores sospechan que las apoplejías sufridas por los pacientes de coronavirus pueden ser una consecuencia directa de los problemas en la coagulación en la sangre de todo el cuerpo que han registrado en algunas personas.
Cuando los coágulos se forman cerca del corazón pueden provocar infartos, otra causa común de muerte de los pacientes se han contagiado del SARS-CoV-2.
Muchos médicos expresaron su preocupación por el hecho de que el Departamento de Bomberos de Nueva York atendiera durante el confinamiento cuatro veces más casos de muertes en casas particulares, porque algunos de los fallecidos habían sufrido accidentes cerebro vasculares repentinos. Sin embargo, es complicado demostrarlos porque se realizaron pocas autopsias.
Casos, estudios, publicaciones
Otros investigadores, como el neurocirujano Pascal Jabbour y el profesor de neurorradiología Eytan Raz, preparan un trabajo en el cual detallarán casos del grupo hospitalario Thomas Jefferson University Hospitals, que opera 14 centros médicos en Filadelfia, y del centro NYU Langone Health en Nueva York.
A la fecha han descubierto que 12 de sus pacientes tratados por grandes coágulos de sangre en el cerebro durante tres semanas tenían el virus. El 40% de ellos con menos de 50 años de edad y pocos o ningún factor de riesgo.
.@nyulangone occupational medicine specialist Dr. Marc Wilkenfeld and @NYUWinthropHosp urologist Dr. Aaron Katz discuss the latest news about #COVID19 and the impact it plays on essential employees on Katz’s Corner, a live radio show on @77wabcradio. Tune in on 4/26 at 7AM. pic.twitter.com/3UTlursKxA
— NYU Winthrop Hospital (@NYUWinthropHosp) April 24, 2020
Al respecto, el doctor Raz cree que tal vez haya más pacientes jóvenes sufriendo este tipo de ataques porque son más resistentes que los ancianos a la dificultad respiratoria causada por la COVID-19. Sobreviven al problema pulmonar, pero desarrollan «otras patologías».
Síntomas repentinos
El médico investigador J. Mocco del centro de Monte Sinaí también detalló que la cantidad de pacientes que ingresaron con grandes coágulos de sangre en su cerebro se duplicó en las tres semanas de mayor emergencia sanitaria. Más de la mitad de los 32 casos dieron positivos por coronavirus. Y, de media, los pacientes contagiados que habían sufrido un accidente cerebro vascular eran 15 años más jóvenes que los que no tenían el virus.
Some patients with the #coronavirus are seeing its damage in the #heart, #brain and #kidneys. Dr. Hooman Poor shares the connection between #COVID19 and blood clotting: https://t.co/bMZvs3PYgI
— Mount Sinai Health System (@MountSinaiNYC) April 27, 2020
El equipo de Monte Sinaí publicará en el New England Journal of Medicine estudios de cinco casos de pacientes jóvenes que sufrieron estas apoplejías del 23 de marzo al 7 de abril con 33, 37, 39, 44 y 49 años de edad.
De ellos, uno murió, dos aún están hospitalizados, uno fue dado de alta para rehabilitación y otro fue dado de alta y está en casa. Solo una de las cinco, una mujer de 33 años, puede hablar. Los cinco estaban en casa cuando comenzaron a experimentar síntomas repentinos como la dificultad para hablar, la confusión, la paralización o caída en un lado de la cara y la sensación de brazo dormido.
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