La sobrevivencia y la lucha por preservar espacios naturales, tierras y agua, tiene un sello distintivo en Ecuador. Cansados de atropellos e irregularidades, comunidades indígenas enteras del país suramericano decidieron armarse, organizarse y formarse en la protección y defensa de su medio ambiente amenazado. Así nació Guardias Indígenas del Ecuador.
Estas comunidades han defendido sus territorios durante siglos de los que buscan la extracción de minerales u otras riquezas sin importarles los daños al ambiente y la salud de sus gentes. Casos similares se reportan en Paraguay y Bolivia, cuyas luchas arrojan resultados positivos.
Defender su territorio ha sido para los waorani, una cuestión de vida o muerte desde que ocurrió el primer encuentro con foráneos, contó Gilberto Nenquimo, presidente de la Nacionalidad Waorani del Ecuador (NAWE). Del bosque, los indígenas han obtenido agua, alimentos, medicinas y las herramientas necesarias para la subsistencia. En ese bosque habitan los espíritus de sus ancestros, convertidos en jaguares protectores de la selva.
Desde hace cinco años, el incremento de la actividad petrolera, la minería y la tala ilegal llevó a estas comunidades a retomar el legado de los antepasados. Dos docenas de hombres y mujeres integran los grupos de supervisión y vigilancia de sus tierras.
Los waorani no son los únicos que se organizan para la protección de sus espacios naturales, reseñó Mongabay Latam en colaboración con La Barra Espaciadora. Alrededor de una decena de guardias de diferentes pueblos y etnias indígenas se han organizado como pequeños ejércitos ambientales. El mes pasado se realizó el Primer Encuentro de Guardias Indígenas del Ecuador.
Las agrupaciones tienen el aval de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y de Nacionalidades Indígenas Amazónicas del Ecuador (Confeniae), la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica y Amazon Frontlines.
Los Guardias Indígenas se expanden en Ecuador
Los Guardias Indígenas caminan largas distancias para vigilar sus territorios y están preparados y prestos para defenderse de cazadores, mineros y madereros que entran ilegalmente en las propiedades comunales. Los poblados fronterizos con Colombia corren mayor peligro. Grupos armados de narcoguerrilla pretenden apoderarse de sus tierra para sembrar coca, procesarla y traficar cocaína.
Mario Erazo, coordinador de territorio en el resguardo Siona de Buenavista, denuncia que las presiones colonizadoras y los intereses extractivos han afectado la espiritualidad de este pueblo indígena, incluso el uso del yagé o ayahuasca, la medicina ancestral amazónico.
“Los abuelos que aún practican la medicina reconocen que hay menos capacidad de cuidar un territorio espiritualmente”, indicó.
Recordóque una de sus primeras victorias fue haber informado y organizado para rechazar cualquier intervención petrolera en su territorio. En 2019, la empresa británica Amerisur Resources hizo una consulta para realizar una exploración sísmica en el territorio ancestral conocido como Pueblo Ziobain. Las comunidades Bajo Santa Elena y Santa Cruz de Piñuña Blanco —vecinas de Buenavista— permitieron la entrada de la empresa. Al poco tiempo se dieron cuenta de que no los informaron con honestidad sobre los impactos de las actividades en el medio ambiente.
Aunque Buenavista fue la única que le dijo que no al petróleo, hay operaciones a menos de 4 kilómetros. La causa de que sus habitantes sufran por la contaminación por los derrames de crudo y los ruidos ensordecedores de las máquinas.
Derechos y drones, a la altura de los desafíos
La defensa que realizan la Guardia Indígena pretende estar a la altura de los desafíos. «Cohesionada en torno a argumentos, leyes, movilidad y, especialmente, tecnología. Los guardianes cuidan al territorio y a sus habitantes para evitar su extinción», señaló Mario Erazo.
En esa línea, se procura que los miembros reciban formación cultural, en derechos y en distintas áreas que permitan que el grupo sea un semillero de líderes. En 2022 empezaron a formarse en el uso de tecnologías como drones, cámaras trampa. Y herramientas de georreferenciación para obtener datos que les permitan visibilizar las amenazas a sus tierras.
Sinangoe, está dentro del Parque Nacional Cayambe Coca y debería contar con la protección estatal, pero no es así. Sinangoe es una de las comunidades con más experiencia en el uso de tecnologías de vigilancia. En 2017, los indígenas A’i Kofán de esta comunidad crearon su guardia y emitieron en asamblea genera una Ley de Control y Protección del Territorio Ancestral. Después de casi un año, cuando un grupo monitoreó las 62.000 hectáreas del territorio, encontró que su casa común estaba amenazada por actividades como la minería, la tala o la caza furtiva de gente ajena a la comunidad.
Nicolás Mainville, biólogo y coordinador de defensa territorial de Amazon Frontlines, acompañó la formación en tecnologías. Y la construcción del plan de vigilancia territorial de esa comunidad. Las cámaras trampa son una de las herramientas más usadas.
Lucha, resguardo y amparo de las leyes
El biólogo relató que los indígenas aseguraban que en su territorio estaban pasando cosas, pero no sabían exactamente qué. La primera vez que revisaron las cámaras se encontraron con 180 imágenes que revelaban la actividad de grupos mineros que llegaban con gasolina, motosierras, escopetas y también fusiles automáticos.
Con esta información, los recorridos de la naciente guardia fueron más frecuentes y se apoyaron en la Ley Propia para notificar, requisar y denunciar a los invasores.
En 2018, en uno de los recorridos, la Guardia encontró retroexcavadoras en busca de oro en el río Aguarico. La principal fuente de agua, de alimento y vía de transporte de Sinangoe. A través de una búsqueda en Internet se enteraron de que el Estado había otorgado 22 concesiones mineras de manera inconsulta. Además, había otras 30 concesiones en trámite. “El uso de la tecnología ha sido esencial. Podemos demostrar el daño en la ubicación y fecha exacta”, apuntó Mainville.
La batalla legal de Sinangoe finalizó a comienzos de 2022. La Corte Constitucional ratificó un fallo que destaca que su derecho a la consulta previa, libre e informada fue violado. La sentencia también reconoció el derecho a la autodeterminación y autogobernanza de los pueblos y etnias indígenas para “mantener, desarrollar y fortalecer su identidad, sentido de pertenencia y formas de organización social”.
Además de la jurisprudencia emitida por la Corte, a las Guardias Indígenas de Ecuador los ampara un amplio marco legal. Por ejemplo, el artículo 171 de la Constitución del Ecuador indica que “las autoridades de las comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas ejercerán funciones jurisdiccionales con base en sus tradiciones ancestrales y su derecho propio, dentro de su ámbito territorial”.