Suriname tendrá pozos petroleros frente a sus aguas en el mar Atlántico después de que la compañía francesa TotalEnergies anunció en septiembre de 2023 que desarrollará un proyecto de 9.000 millones de dólares que se prevé impulsar a la pobre economía de ese país.
En esta ex colonia neerlandesa limita con Guyana al oeste y con Brasil al sur. Cerca del 70% de los aproximadamente 640.000 habitantes viven por debajo de la línea de pobreza y pasan muchos apuros económicos frente a una tasa inflacionaria que ha aumentado un 60% en el último año. La renta per cápita apenas roza los 5.000 dólares.
Se espera que el nuevo escenario económico contribuya a que se reduzcan las medidas de austeridad que impuso el Fondo Monetario Internacional. El FMI financia algunos proyectos para ayudar a que la industria surinamesa aproveche los hallazgos de petróleo y gas.
El director general de la compañía petrolera, Patrick Pouyanné, dijo que la inspección indica que los dos lugares en donde la compañía podría perforar producirían cerca de 700 millones de barriles. Se prevé que la producción comience a finales de 2028. TotalEnergies, que administra el bloque petrolero, es socio igualitario con la compañía energética APA Corp, con sede en Texas, Estados Unidos.
El presidente de Surinam Chan Santokhi, festejó el anuncio y prometió que el pueblo se beneficiará de esta nueva inversión petrolera. En las calles ha habido protestas pidiendo su dimisión por la subida de los precios de los servicios básicos.
Un pequeño país con mucho petróleo en sus costas
Surinam gana importancia energética con los descubrimientos de yacimientos petroleros. Sin embargo, las grandes expectativas se han desinflado por complicaciones burocráticas y técnicas como las dificultades inherentes a los costos de extraer petróleo a precio rentable en costas profundas. Los proyectos quedaron en el aire igual que las esperanzas de mejorar la economía.
Desde que logró su independencia en 1975 de los Países Bajos, Surinam ha tenido una débil democracia y tres golpes de Estado. Dos los lideró Desi Bouterse, presidente hasta julio de 2020. A Bouterse lo ven como el modelo de un estado mafioso. Hubo unas elecciones generales de 2020 y Bouterse sufrió una dura derrota electoral. En gran parte debido una larga crisis económica y a polémicos procesos judiciales con el mandatario como protagonista. Bouterse dio un golpe de Estado en 1980 y se mantuvo en el poder hasta 1988.
Durante esos años mantuvo a Surinam bajo una dictadura. Fue acusado del asesinato en 1982 de 15 opositores políticos, en un largo proceso judicial que finalmente acabó en diciembre de 2019 con una sentencia de veinte años de prisión y que está siendo apelada por los abogados de Bouterse. También ha sido condenado por narcotráfico en Holanda, razón que no le permite salir de su país por tener una orden de captura internacional. Su hijo Dino también ha sido condenado por tráfico de drogas y armas. Se encuentra preso en Estados Unidos.
Buenas relaciones con el chavismo
Venezuela y Surinam han mantenido relaciones especiales durante las dos décadas del chavismo y mientras Desi Bouterse ha estado en el poder. En ocasiones se han denunciado conexiones entre el narcotráfico amparado por autoridades chavistas y Bouterse. Un hijo de Bourtese propuso a Hezbolá de hacer campos de entrenamiento en Surinam, por lo cual fue detenido en 2015 en Panamá y deportado a Estados Unidos. En Nueva York los condenaron por narcotráfico y venta de armas. El site vozdeamerica.com publicó que el gobierno de Maduro entregó pasaportes venezolanos a integrantes de Hezbolá, una organización considerada terrorista, para facilitar sus movimientos por todo el continente
Surinam estrechó su relaciones con Rusia y China. En diciembre de 2019 logró el compromiso de un nuevo crédito con Pekín. Con el descubrimiento de nuevos yacimientos de petróleo y con el cambio político de las últimas elecciones, Maduro perdería un aliado y ganaría un competidor en materia energética. Venezuela está actualmente en números bajísimos en explotación petrolera.