Durante la etapa primaria de la pandemia en 2020 surgieron rasgos vitales de los que no hay que perder de vista: por poco tiempo los niveles de contaminación disminuyeron y los animales recobraron sus espacios arrebatados por el hombre. Esta semana, líderes del mundo, se proponen rescatar la armonía perdida por décadas en un esfuerzo conjunto y como preámbulo a las cumbres de biodiversidad (COP25) y del clima (COP26). En Marsella analizan el futuro de océanos y mares, en especial del Mediterráneo y la crisis climática en el Congreso Mundial de la Naturaleza.
La relación indivisible hombre-naturaleza cobra mayor dimensión en las alteraciones de la crisis climática. El título del congreso “La resilencia está en nuestra naturaleza” resume la esencia de ese trazo común por recorrer.
Cerca de 1.400 organizaciones, sociedad civil, pueblos indígenas y líderes internacionales asisten a la cita global, que se convoca cada cuatro años. Lo organiza la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el objetivo es retomar el compromiso para proteger la biodiversidad y salvar los ecosistemas.
Emmanuel Macron, presidente de Francia inauguró el congreso, alertando que lamentablemente “no hay vacuna para un planeta enfermo». Y anunció que su país reforzará la protección de sus aguas en el Mediterráneo en un 5% para 2027. Hasta ahora lo hace en un 0,2%. Mientras tanto, Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, se comprometió a proteger el 30% del planeta de aquí a 2030.
En su más reciente informe, el Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) adelantó datos sorprendentes. Advirtió que el nivel del mar seguirá aumentando entre 28 y 55 centímetros a finales de siglo con respecto a los niveles actuales. Incluso logrando emisiones netas cero de gases de efecto invernadero.
Congreso Mundial de la Naturaleza, la cita necesaria
El Mediterráneo es un de los focos de interés del Congreso Mundial de la Naturaleza. El enclave marino alberga entre 15.000 y 25.000 especies, de las que el 60% son exclusivas de esta región, según la UICN.
Pero ese tesoro en las aguas mediterráneas está amenazado. Las sequías producidas por las olas de calor son uno de los factores que afectan a la disminución de su biodiversidad marina. Pero también los vertidos químicos, como los pesticidas y los plásticos que acaban en las aguas y provocan la muerte de toneladas de peces.
“Si no nos dirigimos hacia un modelo agrícola más sostenible y ecológico seguiremos teniendo este problema”, dijo Nasser Kamel. El secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UpM) afirmó que de lo contrario los hechos vividos en el Mar Menor (España) volverán a suceder.
Kamel presentó la iniciativa “El Mediterráneo: un mar modelo para el 2030”, anunciada en enero en el One Planet Summit. El objetivo es erradicar los plásticos vertidos en el Mediterráneo para esta década.
“Los números son impactantes. En la actualidad hay 1, 2 millones de toneladas de plásticos en el Mediterráneo. Equivalente a 60 contenedores anuales que acaban en el Mare Nostrum”, alertó tras indicar que vivimos en una “emergencia climática”.
Marco Lambertini, director de WWF Internacional, perteneciente a la UICN, también intervino en el encuentro. “Todos conocemos la crisis ambiental inquietante del planeta. También sabemos que nuestro modelo de desarrollo es la causa. Y estamos comenzando a comprender los terribles impactos que está teniendo sobre nuestras vidas. Socavando el progreso económico y social, y hasta los avances que ya se habían hecho. Nunca ha quedado más clara la necesidad de transformar la que tal vez sea la más crucial de todas nuestras relaciones: la que tenemos con la naturaleza”, dijo.
El Paraná se seca a la vista de todos
Otro tema de importancia y trascendencia debatido en el Congreso Mundial de la Naturaleza es el de la protección del bioma amazónico. Extendido en 9 países de Suramérica: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana francesa, Surinam, Perú y Venezuela. Esta región selvática, de bosques tropicales, muchos de ellos intactos, y humedales, contiene alrededor del 50% de la biodiversidad mundial.
Entretanto, el río Paraná que provee de agua dulce a 40 millones de personas, se seca por el cambio climático y la deforestación. Su caudal inmenso se extiende 4.900 kilómetros desde el centro de Brasil hasta el Río de la Plata, en Argentina. En las últimas semanas ha caído al 60% de su media histórica. El Paraná baja casi diez metros por debajo de la media histórica, afectando además los ecosistemas, el comercio y los medios de subsistencia. Suspendido el transporte fluvial, vital para Paraguay y Bolivia que no tienen mar.
Ecologistas y científicos sostienen que la causa de la sequía es la continua deforestación en la Amazonia y del Cerrado, en Brasil. Una franja de bosque en torno a la selva que está siendo destruido para plantar soja. La relación entre deforestación y la sequía es determinante. La selva amazónica transpira humedad, que crea los llamados “ríos voladores” en la atmósfera que viajan hacia el sur y el centro de Brasil, donde descargan el agua. La deforestación rompe ese proceso con un impacto drástico sobre la pluviosidad más al sur, reseña La Vanguardia.
La desaparición de los bosques del Cerrado reduce la capacidad que tenían para contener agua en el subsuelo a través de las raíces de sus árboles. La revista Veja, señala que el área de Cerrado en Goiás, donde nacen 200 afluentes del Paraná, ha perdido una tercera parte de su vegetación en 25 años.
Piden aplazar la COP26
La pandemia otra vez. La falta de vacunas en los países en desarrollo y los más pobres vuelve a destacar los desequilibrios en la inmunización de los pueblos.
Climate Action Network (CAN), que agrupa a unas 1.500 organizaciones, entre ellas Greenpeace, WWF o Action Aid, pidió postergar la Conferencia del Clima de la ONU (COP26) en Glasgow este noviembre. Argumentan que muchos participantes de países pobres no podrán vacunarse a tiempo contra la COVID-19.
«A solo dos meses de la fecha, es evidente que una conferencia sobre el clima que sea segura, inclusiva y justa es imposible», declaró la CAN.
«Una COP presencial excluiría de facto a numerosos delegados de gobiernos, militantes y periodistas. En particular de los países del sur, muchos de los cuales están en la ‘lista roja’ covid del Reino Unido», añadió.
«La COP26 ya fue aplazada un año y sabemos muy bien que el cambio climático no toma vacaciones», reaccionó el presidente de la cumbre, Alok Sharma. En ese sentido, Londres explicó que todos los que hicieron la demanda recibirán «esta semana» su primera dosis, sin dar cifras.
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