Al día 27 de la guerra en Ucrania, el panorama se torna angustiante por el asedio implacable de las tropas rusas y la posibilidad de que el conflicto incluya la participación de los países vecinos. En Alemania, se disparan las compras alimentos por el temor a la escasez y al impacto del conflicto en las cadenas de suministro. En especial, productos como el aceite de girasol, que son importados en su casi totalidad desde Ucrania.
En Alemania se observan estantes vacíos por las compras nerviosas en muchos supermercados y los límites de compra para algunos productos, como pastas y levadura. Un nuevo asalto a la normalidad ocurre en ese país. Antes, con el inicio de la pandemia, los alemanes salieron a las calles a compran en desmedida papel higiénico y productos enlatados y envasados. Ahora, el acaparamiento está centrado en aceite de girasol.
Este clima de inestabilidad social es consecuencia, entre otros factores, a una alerta de la Asociación de la Industria del Procesamiento de Semillas Oleaginosas de Alemania (OVID). Indicó que en las próximas semanas, hay que contar «con limitaciones en el flujo de productos derivados del girasol, el lino y la soja de la región en guerra”. Ucrania y Rusia son dos de los mayores países exportadores de aceite de girasol.
Alemania cubre su demanda en un 94% a través de importaciones. También se registran compras de fideos y harina, pese a que la industria no alerta sobre la posible escasez de dichos productos, reseñó DW.
Estas compras intempestivas, impulsadas por los temores, se han visto también en España y Países Bajos. International Law Firm en Barcelona, señala que en Mercadona, Makro, Consum y otros, empezaron a limitar la venta de aceite de girasol, por el acaparamiento de las últimas horas.
Alemania, compras desmedidas de alimentos y ciberataques
La sociedad alemana siente que el conflicto armado los alcanzará. Una encuesta de Forsa, revela que 69% de los consultados temen que la OTAN, y con ella el Ejército alemán, puedan ser involucrados en la guerra.
Según el reciente sondeo Deutschlandtrend, una gran cantidad de personas están convencidas de que el conflicto dejará huellas en Alemania, de allí las compras nerviosas de alimentos. Y un 64% prevé que la situación económica empeorará.
Aunque la mayoría reacciona con calma, la guerra es seguida en tiempo real por las redes sociales, como ningún otro conflicto armado lo estuvo antes. Y esto, sin dudas, conmociona cada vez más a los alemanes.
También la angustia colectiva ha elevado las consultas telefónicas, dijo Christina Zajackowski, de la Línea de Crisis de la ciudad de Colonia, a DW. Cada quinta llamada está relacionada con la guerra. La gente tiene miedo, explicó, de que llegue a Alemania. «Temen que familiares o amigos puedan morir, que su vivienda sea bombardeada. Y que pasen cosas horrendas, como se ve en los medios”. A los consultantes les hace bien «hablar sobre sus miedos o sus peores fantasías”, indicó Zajackowski.
Otro de los miedos de quienes viven en Alemania es que colapsen los servicios energéticos y el abastecimiento de agua por parte de ciberataques de los hackers de Putin a la infraestructura crítica. La ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, apeló a tomar en serio ese peligro.
También la Oficina de Seguridad en la Tecnología Informática (BSI) se muestra inusualmente alarmada. Una declaración de esa autoridad de protección cibernética causó inquietud entre la población. Según dijo, las acciones de las fuerzas militares y/o de inteligencia rusas estaban vinculadas «con un riesgo considerable de un ataque informático exitoso”.
En busca de suministros de GNL
Mientras parte de la sociedad en Alemania arrasa los anaqueles con compras de alimentos y otros bienes, el gobierno busca otro tipo de productos fuera del país. El ecologista Robert Habeck, vicecanciller y ministro de Economía y Clima, se fue gira por Qatar y Emiratos Árabes Unidos (EAU) en busca de suministro energético a largo plazo. De gas natural licuado (GNL) de Qatar e hidrógeno verde de los Emiratos.
Qatar tiene las mayores reservas de gas natural del mundo, después de Rusia e Irán. Y tiene la infraestructura para licuarlo para su transporte. En 2019, el emirato exportó GNL en un volumen de casi 107.000 millones de metros cúbicos. Esta cifra sería suficiente para cubrir las necesidades de gas de Alemania. Qatar suministra cerca del 30% de su gas licuado a la UE. Pero casi nada llega a Alemania, porque no existen las terminales necesarias. Alemania ha dependido del gas procedente de Rusia.
Ahora tendría que importar GNL a través de terminales en países vecinos. Sin embargo, en vista de la conmoción causada por la guerra en Ucrania, prevén construir rápidamente dos de estas terminales de GNL. Durante su viaje, Habeck calculó que dichas terminales podrían estar listas para funcionar en cinco años.
Una alternativa más verde
El viaje a los Emiratos se enfocó también en planes para el futuro, como la compra de hidrógeno verde, una alternativa más verde. Es decir, el tipo de hidrógeno que se produce con electricidad procedente de energías renovables. Y que se supone que sustituirá al carbón como fuente de energía en la industria alemana en algún momento.
El emirato petrolero lleva tiempo apostando por el futuro e invirtiendo miles de millones en petróleo. Las autoridades de Abu Dhabi quieren invertir 163.000 millones de dólares en una economía sostenible, y dos de las mayores plantas de energía solar del mundo ya se encuentran allí. Habeck tiene planeado firmar cinco acuerdos para mejorar la cooperación en este campo en los próximos años.
Hidrógeno, en forma líquida y llevado en grandes cantidades desde los Emiratos a Alemania. Es un proyecto que todavía «necesita la solución de muchos problemas técnicos en ambos países», admitió el ministro. Pero parece decidido a aceptar el reto.
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