A un mes del regreso al poder de los talibanes a Afganistán, «las mujeres han sido progresivamente excluidas del espacio público», denunció Michelle Bachelet. La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, indicó que las promesas del nuevo régimen de respetar los derechos humanos de las mujeres están siendo incumplidas.
Los temores se avivan a medida que el grupo extremista adopta nuevas decisiones en ese país. Las mujeres, cuyos avances en la incorporación de la sociedad afgana han sido evidentes, temen ser rezagadas y nuevamente marginadas. De allí sus protestas en las principales ciudades del país, a pesar de las medidas de represión.
Ese país del sur de Asia reporta una población de más de 38 millones de personas, para 2019. Del total, 18.512.029 son mujeres y más 14.000 viven en pobreza, índice que se ha acrecentado por la pandemia. Y enfrentando una crisis humanitaria y económica cada vez más profunda.
“El país ha entrado en una fase nueva y peligrosa, con muchos afganos profundamente preocupados por sus derechos humanos. En particular las mujeres y las comunidades étnicas y religiosas”, advirtió Bachelet en su informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre Afganistán.
Señaló que los talibanes han emitido declaraciones en las que pretenden otorgar amnistía a ex agentes de seguridad y funcionarios públicos. Así como prohibir los registros de casa en casa y garantizar los derechos de la mujer en virtud de la ley islámica. Sin embargo, información verificada y bien fundada, indica que en la práctica a menudo contradice estos compromisos. Su implementación también varía mucho entre provincias.
Bachelet denuncia la marginación a mujeres en Afganistán
Bachelet observó incumplimientos de los talibanes en lo que respecta a los derechos de las mujeres en Afganistán. Denunció que se ha prohibido a las niñas mayores de 12 años asistir a la escuela en muchos lugares del país. Mientras numerosos departamentos de protección de la mujer han sido desmantelados y su personal amenazado.
«Asociaciones de mujeres de la sociedad civil han sido acusadas de obscenas, o de extender ideas contra el islam en sus comunidades», destacó la responsable de derechos humanos de la ONU. Tras destacar que en algunas áreas ya se prohíbe a las mujeres que acudan a zonas públicas sin un acompañante masculino.
«En algunos casos se les ha ordenado quedarse en su casa, alegando que es por su propia seguridad. Y que las fuerzas talibanes no están ‘entrenadas’ para lidiar con ellas», lamentó la alta comisionada.
Respecto a la anunciada amnistía de los talibanes a antiguos funcionarios públicos y personal de seguridad, Bachelet declaró que las acciones que se están perpetrando en Afganistán contradicen esta promesa.
«Naciones Unidas mantendrá la mayor de las vigilancias», insistió. Al mismo tiempo instó al Consejo de Derechos Humanos a crear un mecanismo que monitorice de forma más profunda la situación de las libertades fundamentales en Afganistán.
Asimismo, expresó su consternación por la «falta de inclusividad» del nuevo gobierno talibán, al no incluir en sus filas a mujeres y estar formado en su mayoría por la etnia pastún.
En un mensaje a la comunidad internacional, Bachelet pidió a todos los estados que «usen su influencia con los talibanes para pedir el respeto a los derechos humanos. Con especial atención a mujeres, niñas y miembros de minorías étnicas y religiosas».
“Si no luchamos, estamos perdidas”
Las mujeres en Afganistán temen que los islamistas introduzcan limitaciones a sus derechos y apliquen represalias contra ellas, resaltó Bachelet. Bajo el régimen talibán de 1996 a 2001, las mujeres tuvieron vedada la educación y la vida pública. Tras su nueva llegada al poder en agosto de 2021, los talibanes eliminaron de inmediato el Ministerio de la Mujer.
Además, las clases de educación física ya fueron prohibidas para niñas y mujeres. En una entrevista con el canal de TV australiano SBS News el vicepresidente de la comisión cultural de los talibanes, Ahmadullah Wasik, aclaró que el deporte femenino no es ni «apropiado» ni «necesario». Wasik argumentó que en la práctica del críquet se corre el riesgo de que la cara o alguna otra zona del cuerpo de las mujeres queden expuestas.
En vísperas del reinicio de clases en las universidades privadas, los talibanes establecieron nuevas normas limitativas. Para poder sentarse en clase, las mujeres ahora tendrán que usar una abaya, un velo que cubra todo el cuerpo y un niqab, dejando al descubierto solo sus ojos.
Imágenes ampliamente difundidas en las redes sociales también muestran la nueva disposición de aulas mixtas, ahora cortadas en dos por una cortina, mujeres de un lado y hombres del otro. Al final de la clase, las estudiantes deben esperar hasta que los hombres hayan abandonado para irse. En cuanto a los docentes, «las universidades tendrán que intentar contratar profesoras para los estudiantes», o «maestras ancianas» cuya moralidad habrá sido comprobada.
Luchar por los derechos de las mujeres
Nasrin Dockt lidera las manifestaciones en Kabul contra el gobierno talibán. Como la del pasado 8 de septiembre, cuando fue detenida. «Introdujeron mis datos en un sistema y me advirtieron que no organizara más protestas. Pero no me dejaré intimidar. Si no luchamos, estamos perdidas».
Entretanto, Basira Taheri, activista de la ciudad de Herat, afirmó que «sus valores no son nuestros valores».
Aseguró que ¨los combatientes talibanes han pasado casi toda su vida en algún lugar remoto, lejos de la civilización, y solo han aprendido a luchar. Muchos no saben leer ni escribir ni tienen idea de lo que significa vivir en una ciudad. La sociedad afgana ha cambiado mucho en los últimos 20 años. No permitiremos que los talibanes nos quiten nuestros derechos».