El mercado laboral está cambiando a altas velocidades y no solo por la tecnología, cuyos avances como la IA y el ChatGPT podrían afectar los puestos de trabajo en el mundo, ni por la reducción de la jornada semanal a cuatro días, como experimentan algunos países. Algunas empresas vienen optando privilegiar las habilidades sobre los títulos académicos al seleccionar entre los candidatos los que van a ocupar un cargo.
Durante la pandemia se perdieron muchos empleos, se trabajaron menos horas, se generaron menos ingresos, y eso afectó a la economía mundial. Además, se profundizaron los problemas estructurales preexistentes, como la baja productividad, la informalidad laboral y las brechas de género. Pero también surgieron formas de trabajar que apenas se experimentaban, como el teletrabajo generalizado y el uso de servicios delivery.
Ahora a los cambios en el mercado de trabajo se añade una modalidad que está ganando aceptación. El empleador se está inclinando más en las habilidades de los postulantes que en los títulos y diplomas.
¿Cómo adquirir habilidades sin una formación en universidades o tecnológicos? ¿Estamos a punto de decir adiós a los esfuerzos y rigores académicos? ¿Nos pondríamos en manos de un medico con habilidades? Tal vez el escenario no es tan blanco ni tan negro.
Elon Musk, el segundo hombre más rico del mundo, es el CEO de Tesla Motors, Twitter y SpaceX, su firma de cohetes. En sus empresas prefieren no utilizar los títulos académicos como un método para medir la valía de un futuro trabajador. El magnate está convencido de que las habilidades que alguien puede demostrar tienen más peso que los diplomas.
Los títulos académicos vistos por algunas empresas
En SpaceX, por ejemplo, retienen bajo ese esquema a una mayor cantidad de talento de sus profesionales y mentes brillantes sin necesidad de estudiar el currículo de sus aspirantes. Nunca buscan una determinada carrera universitaria o un máster en concreto. Su proceso de contratación se basa en una prueba que recibe el nombre de «prueba de dos manos», reseña Inc, que califica a los candidatos mediante experiencias prácticas.
Aunque hay mucho debate en torno a la experiencia versus la educación, para Musk, no es simplemente que la experiencia importe más que la educación. Más bien, que la experiencia es una forma de educación y que, en muchos sentidos, la mejor educación. De hecho, un informe de la Asociación de Colegios y Universidades Estadounidenses prueba inadvertidamente la teoría de Musk.
El estudio de la AACU encontró que tres cuartas partes de los gerentes de contratación de empresas creen que los títulos académicos son esenciales. Sin embargo, la razón no se basó en un plan de estudios específico, sino en las habilidades blandas adquiridas que la universidad confirió. Las habilidades blandas son las relacionadas con la creatividad, inteligencia emocional o resiliencia, notoriamente difíciles de evaluar en una entrevista. Su desarrollo no está aislado de los cursos universitarios o la vida estudiantil, sino de las experiencias de la vida real.
En otras palabras, la educación no se limita a lo que se enseña dentro de las paredes de un aula, sino a lo que se aprende a través de experiencias de primera mano. Y debido a esto, se busca la experiencia de primera mano como medio para descubrir talento con un conocimiento profundo.
Algo más que credenciales
Esta nueva discusión que se apodera de las empresas coloca en la balanza de los futuros contratados, los títulos académicos y las habilidades con las que cuentan. ¿Es realmente beneficioso para ambas partes?
La controversia comienza a tomar fuerza al comprobar que en la red profesional LinkedIn, quienes buscan sumar personal e incluyen las “responsabilidades” en vez de “requisitos” reciben un 14% más de solicitudes.
Ante ese dato, Adecco analizó el fenómeno y planteó si realmente se puede pensar en contratar por habilidades y no por titulaciones. Es decir, dejar de lado algunos requisitos para medir destrezas y, también, ponderar el compromiso por el aprendizaje, la pasión, la responsabilidad.
En ese sentido, la multinacional de Recursos Humanos remarcó, en primer lugar, que el nivel de educación requerido para un puesto es uno de los puntos que limita la cantidad de solicitantes que recibe una oferta laboral. La mayoría requiere de un título universitario o similar, pero no todos los trabajadores cumplen con este requisito. Por eso, para Adecco, es clave evaluar el nivel de formación requerido para realizar el trabajo, haciendo énfasis en contratar por habilidades y no por titulaciones, reseña Gestión Sindical.
Hoy las certificaciones académicas por sí solas no son suficientes para garantizar que alguien esté listo para el puesto. En cambio, las habilidades demostradas pueden asegurar a quienes contratan que los posibles empleados gestionarán las responsabilidades y tareas diarias en base a experiencias.
Respecto a cómo implementar la contratación por habilidades, Adecco también elaboró una serie de consejos a tener en cuenta:
- Hacer cambios tan simples como modificar la palabra “requisitos” por “responsabilidades” puede tener un impacto positivo.
- Una entrevista final podría incluir una prueba de habilidades según el sector. Y preguntar sobre el interés en aprender más.
Una fuerza de trabajo más resiliente
Un número creciente de empresas están adoptando prácticas de contratación basadas en habilidades más que en los títulos académicos de los nuevos empleados. Este enfoque, advierte la página web Laszlo Beke, basado en habilidades favorece a los empleadores y a los trabajadores.
Importantes corporaciones globales han estado removiendo los requisitos académicos para ciertos tipos de posiciones. Y están trabajando con organizaciones que ayudan a los trabajadores con formación para progresar hacia posiciones mejor remuneradas.
A través de ese enfoque las organizaciones pueden aumentar la cantidad y la calidad de aspirantes aplicar a posiciones abiertas. Y pueden asistir a los trabajadores para encontrar más oportunidades para avanzar internamente y con ello incrementar la posibilidad de retención.
Estas son algunas de las ventajas:
- Atraer y desarrollar un mayor banco de talentos. Esta opción abre oportunidades para candidatos no tradicionales. Incluyendo personas sin las credenciales específicas en su curriculum vitae.
- Las prácticas basadas en habilidades llevan a crear una fuerza de trabajo más resiliente, lo cual disminuye la deserción. La contratación respondiendo a habilidades es cinco veces más predictiva del desempeño en el trabajo que contratar sobre la base de educación.
- Superación de barreras para implementar prácticas basadas en habilidades. Los trabajadores, particularmente aquellos de los ingresos más bajos, pueden tener dificultades y por ello pueden requerir entrenamiento adicional.
Es necesario resolver la brecha entre las habilidades existentes del personal y las que se requieren para crecer para poder llevar a las personas a cargos mejor pagados. Muchas personas tienen buenas habilidades fundamentales, tales como en servicio al cliente, pero requieren entrenamiento para adquirir habilidades específicas para el trabajo. Se estima que se debería disponer de 6-12 meses de preparación y de coaching para desarrollar las habilidades para ser exitosos.
Habilidades en tecnología
La publicación sugiere además que las habilidades y las credenciales pueden representar barreras para que los trabajadores busquen cargos mejor remunerados. Indudablemente es la tecnología la que impulsa a la fuerza de trabajo en muchos aspectos. Y las habilidades asociadas a la tecnología son las que tienen más demanda en los roles de mayor crecimiento. El Foro Económico Mundial prevé que para el año 2025 el 50% de todos los trabajadores tendrán que adquirir habilidades que respondan a avances en tecnología.