Alinearse con la neutralidad de carbono no es una tarea fácil para gobiernos, sociedades y corporaciones. Supone un complejo proceso de identificación de las fuentes de emisiones, establecimiento de objetivos de reducción, y aplicación de estrategias para disminuirlas. Las empresas en España, en su mayoría, están motivadas a lograr la sostenibilidad impulsadas por legislaciones e incentivos, pero encuentran obstáculos.
Muchas organizaciones aceleran sus procesos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a raíz de las normativas que se están poniendo en marcha. Y de la evidencia de que las empresas que incorporan prácticas ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en sus cadenas de suministro tienen mayor rentabilidad.
Actualmente, solo el 3% de las empresas españolas compromete a sus proveedores en la reducción de emisiones en la cadena de suministro. Porcentaje que contrasta con la normativa europea que se espera sea aprobada este año y que se centrará en atajar las emisiones de Alcance 3. Entendiéndose aquellas emisiones indirectas que registra una empresa por el impacto de sus proveedores en la cadena de distribución o suministro.
“La sostenibilidad de las empresas en España cada vez adquiere una importancia mayor en el sector económico. Impulsada por las legislaciones y el compromiso entre las corporaciones por avanzar juntas en la reducción de su impacto medioambiental”, señala Giulia Borsa, Regional Team Leader y Senior ESG Executive de EcoVadis. “Aun así, el 74% de las compañías en el país está en la fase inicial de su proceso de descarbonización, según nuestro informe Carbon Action Report 2023”.
Difícil camino de las empresas a la sostenibilidad
Instituciones europeas están promoviendo normativas como la CSRD, que obligará a más de 12.000 grandes empresas a informar sobre las emisiones de Alcance 3. Además, este año saldrá en Europa la normativa sobre diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad. Su objetivo es exigir a las compañías a implementar acciones sostenibles e informar sobre ellas, fijando multas para las que la incumplan.
La norma europea, presentada en febrero de 2022, está llamada a ser una herramienta efectiva que permita a las empresas detectar y eliminar las acciones de su proceso productivo que dañen el medioambiente o atenten contra los derechos humanos y conduzcan a la sostenibilidad.
“Algunos países como Francia o Alemania ya disponen de una normativa en diligencia debida, pero en España la iniciativa legislativa está pausada desde 2022. Es el momento de que las empresas se adelanten a la trasposición de las leyes europeas en normativas locales y muestren su compromiso con la sostenibilidad y la sociedad”, dice Borsa.
Este año, la interoperabilidad ganará protagonismo a medida que las empresas involucren más a sus socios comerciales en acciones climáticas. Para eso se formaron organizaciones como la Asociación para la Transparencia del Carbono, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible o EcoVadis. El objetivo de estas entidades es alinear los estándares de carbono. Y desarrollar un protocolo global para el intercambio de datos con un enfoque estandarizado, convirtiendo la sostenibilidad en un compromiso interconectado.
«Aunque la tecnología es un facilitador poderoso para impulsar la puesta en común de información, ninguna inteligencia artificial o tecnología descarbonizará las cadenas de suministro a menos que las empresas se involucren con sus proveedores. Reducir las emisiones de Alcance 3 no es un esfuerzo individual. Es un viaje colectivo que requiere un compromiso compartido con la sostenibilidad”, añade Borsa.
Comportamiento de las compañías en Bolsa
El informe de Deloitte analiza el trabajo de las empresas españolas que cotizan en Bolsa y su compromiso con la sostenibilidad. Denominado “2030 Purpose: Good Business and a Better Future” evaluó la vinculación entre el propósito de las principales compañías con el desarrollo sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Así como su nivel de integración en la estrategia de la empresa y en su modelo operativo.
En España, revela la firma, el compromiso de las compañías con los ODS es creciente, pero aún falta un largo camino por recorrer. El 40% de las grandes empresas españolas cotizadas ya contemplan los ODS en sus Informes de Sostenibilidad y sus páginas web, aunque solo un 20% mide la contribución que esta acción tiene.
Refiere que solo en los últimos cinco años, los principales estudios académicos calculan que las empresas que han asumido un fuerte compromiso con la sostenibilidad han logrado unos resultados superiores en un 11% a los de sus competidoras en el mercado de valores.
De esta forma, las empresas se enfrentan a la elección entre continuar centrándose en los rendimientos a corto-medio plazo. O, en cambio, redirigir su estrategia de negocio hacia objetivos a largo plazo, logrando un carácter diferenciador que los grupos de interés valoran positivamente.
El estudio observó también que un 50% de los directivos considera a los consumidores como el colectivo más importante en la gestión del riesgo reputacional de una empresa. Si las empresas quieren mantener la conexión con su público y atraer potenciales clientes deben hacerse ver como un ente con valores que contribuyen a la mejora de sociedad. Y un punto clave es su compromiso con el medio ambiente.
Lento progreso a la descarbonización
El tema de la sostenibilidad en las empresas está ganando mucha curiosidad. Un estudio encargado por Hitachi Vantara detectó que seis de cada diez empresas españolas aseguran haber desarrollado planes para lograr la neutralidad de carbono (62%). Y además, siete de cada diez afirman que tienen planes para dirigirse al ambicioso objetivo de alcanzar las cero emisiones netas de carbono (74%).
Lograr la neutralidad de carbono significa eliminar de la atmósfera tanto CO2 como el que emite una compañía, es decir, tener un equilibrio entre la emisión y la absorción de carbono de la atmósfera. Mientras que alcanzar las cero emisiones es un objetivo superior a largo plazo que supone producir sin emitir CO2.
Aunque el 81% de las compañías afirman estar al día o adelantadas al plan de descarbonización que tenían, la encuesta reveló que el progreso real no es tan sólido como muchas empresas creen.
El calendario para alcanzar sus objetivos aún está a décadas de distancia, por término medio, indica el informe. Las organizaciones no esperan llegar a cero emisiones netas de carbono hasta 2049, dentro de 25 años.
La mitad de las empresas dijo que el cumplimiento de la normativa (sostenibilidad y descarbonización) es el principal reto (48%). Y este reto se hace mayor si se tiene en cuenta que el 42% de los encuestados afirmó no tener acceso a los datos adecuados para alcanzar ese objetivo ni a profesionales con las cualificaciones adecuadas.
Este resultado del sondeo da cierta paradoja porque el cumplimiento de la normativa es identificado como un desafío al mismo tiempo que es visto por las empresas como una de las principales causas para ser cada vez más sostenible (46%), justo por detrás de las motivaciones éticas (48%).