Siendo el universo infinito no accedemos a él. Solo a una porción ínfima que es nuestro planeta y, sin embargo, quizás tanta inmensidad, no nos deja ver lo exiguos que son nuestros recursos como especie en este planeta.
Creo que nuestra ceguera ante la velocidad de consumo de los recursos puede venir de ahí, de estar frente a una abundancia que no comprendo. Como un niño con más dinero del que puede gestionar, que acaba sin un céntimo en el bolsillo o debiendo dinero.
Lo bueno de cualquier problema es que suele estar resuelto en otro sector de la realidad. Las empresas tienen resuelto ese dilema porque viven en un entorno económico que, como el universo, es casi infinito. El dinero circula y pasa de manos, de manera casi inagotable. En breve, un solo hombre llegará a trillonario. Empresas valoradas en miles de millones están constantemente en las noticias y aun así cada empresa en sí misma debe ser consciente de la limitación de recursos que tiene.
Aunque el dinero puede ser infinito porque no se destruye y solo circula, cada empresa tiene una cantidad concreta de dinero, de trabajadores, de tiempo, que deben hacer valer porque son limitadísimos.
Dirigiendo a las empresas hacia un mejor uso de sus recursos, un uso más consciente, ocurre que en las empresas pequeñas suele existir la excusa de que sus recursos son muy limitados y no tienen tiempo ni dinero para un cambio sostenible de sus prácticas.
En las medianas suelen tener una dinámica y una velocidad que están cambiando procedimientos para crecer y no pueden parar de objetivo. Y las grandes empresas concluyen que con su tamaño cualquier cambio es difícil, caro y sus trabajadores no se implicarían con los cambios.
Las empresas son sistemas de personas, y así, se excusan como lo hacen los humanos. Y como con los humanos, solamente falta consciencia.
Mente abundante vs coherencia:
Aprendemos en psicología que una mente abundante atrae abundancia a la vida y que si apuestas por crecer en sociedad los recursos sociales aparecen. Y por supuesto que una mente abundante genera cambios a mejor en muchos aspectos de la vida, pero no podemos caer en el error de pensar que los recursos son infinitos si lo deseamos. Que con solo desearlo van a crecer más árboles va a haber más agua potable o se van a repoblar solas las junglas que hemos instalado. Solo serán infinitos si son sostenibles.
En poco tiempo los recursos del planeta y las sociedades serán más limitados aún, nos llevarán a crear directivas por países y continentes que fuercen dichos cambios y, en ese momento, cada empresa encontrará el tiempo, el dinero y el personal para hacer lo correcto. Cada empresa encontrará los recursos para trabajar con menos recursos, siendo así más conscientes. Las directivas acabarán con las excusas.
Este cambio será precioso de ver pero además será sorprendente para la mayoría porque cuando tu consciencia cambia y trabajas con menos recursos, siendo más sostenible, entonces también tu economía mejora y creas una bajada de costes de producción, gestión y venta. Simplemente ya lo comprendes y lo haces de esa nueva manera más eficiente y coherente con la realidad.
Cuando la empresa gana la consciencia para ser más sostenible aparecen los ahorros en energía, en desechos, en tiempo, en suministros. En todas aquellas mejoras que nos acercan a todos a la sostenibilidad.
El cambio que buscamos no solo hacer ganar al planeta, a la humanidad o a las ONG que lo piden, sino también a todos los que se implican en el proceso.
Empresas competitivas en sostenibilidad:
La competitividad de las empresas genera que uno gana y puede que otro pierda, pero en ningún caso puede perder el planeta o la sociedad. Estos no son un competidor son el tablero de juego.
La competición sobre todo si es sana genera un ganar-ganar en el que la sociedad, el competidor y sus rivales ganan mejorando todo un tejido empresarial que por sus beneficios nutre también el campo de la competición. Ese proceso en el que todos ganan sí es sostenible, mientras que siempre que alguien esté perdiendo, sobre todo si pierde mucho, nunca será algo duradero a largo plazo.
Para este momentum en el que todos ganan solo hace falta ponerse de acuerdo. Un acuerdo que requiere empresarios y por tanto empresas conscientes. Y esa va a ser la labor prioritaria de este siglo. Acuerdos cada vez más conscientes que nos lleven al equilibrio que permite mirar el planeta y la sociedad a largo plazo.