Los emigrantes africanos en Marruecos están desafiando una campaña para mantenerlos alejados de los pasos terrestres y marítimos hacia España, que se ha convertido en el principal punto de entrada a Europa para los migrantes y refugiados tras las medidas de contención aplicadas en otros lugares.
La policía marroquí realiza incursiones rutinarias en áreas donde se concentran personas de otros países de África y ha transportado a miles al otro extremo del país desde que 800 personas saltaron la valla del enclave español de Ceuta, en el norte de Marruecos, en julio.
Los traslados fueron criticados por grupos de derechos humanos después de que dos hombres de Malí murieran en el camino, y Reuters descubrió que muchos han regresado, escondiéndose en bosques o calles secundarias de Tánger, y siguen planeando llegar a España.
«Vinimos a Marruecos para quedarnos en el norte hasta que llegara el momento de saltar la valla de Ceuta. No tenemos otra opción», dijo Aboubakar, un graduado de sociología de Guinea, de 25 años, que no quiere decir su apellido por temor a represalias.
El relato de Aboubakar y sus compañeros que duermen en un bosque con vistas a Mesnana, un barrio pobre de Tánger, muestra lo difícil que es detener a las personas que están decididas a llegar a Europa.
El número de personas que huyen de la guerra o la pobreza en África, Oriente Próximo y Asia rumbo a la Unión Europea ha descendido a 80.000 este año, desde más de un millón en 2015, pero se trata de una cuestión polémica que ha dado alas a los grupos de extrema derecha y otros movimientos populistas.
España, el destino
El cierre de puertos en Italia a la mayoría de los solicitantes de asilo ha desplazado el flujo de inmigrantes hacia España. En lo que va del año, 38.852 personas han optado por esa ruta, según los datos de la ONU, lo que supone dos veces más que en el mismo período de 2017. Más de 310 personas murieron en el mar.
La gran mayoría llegó a través de Marruecos, que frustró otros 54.000 intentos de migración ilegal en agosto, dijo a Reuters Khalid Zerouali, director de migración y control de fronteras del Ministerio del Interior.
«Recibimos indicios de que las redes de tráfico se fortalecieron después del salto de julio en Ceuta y estaban preparando ataques a gran escala contra las fuerzas de seguridad de la frontera este verano», dijo.
Sin embargo, Marruecos ha otorgado 56.000 permisos de residencia a extranjeros, la mayoría del África subsahariana, desde que reformó su política de migración en 2013. Pero ahora algunas de estas personas dicen que ahora las están forzando a abandonar sus hogares por la campaña para detener la migración ilegal.
Devoluciones masivas
Mientras que algunos migrantes intentan llegar a Ceuta y a otro enclave español, Melilla, otros pagan a los traficantes para que los suban a barcos, ya que España está a solo 14 kilómetros de distancia.
Los países pueden devolver a las personas que llegan irregularmente si se rechazan las solicitudes de asilo. Sin embargo, España expulsó a más de 100 personas con una devolución «exprés» en agosto por una nuevo asalto a la valla. El país fue criticado por diversos grupos humanos, mientras que Madrid dijo que siguió los protocolos.
La nueva devolución «exprés» es un signo de la sensibilidad del problema de los migrantes en España, uno de los pocos países europeos en los que el público no se ha vuelto en contra de la inmigración.
Los políticos de la oposición destacaron que las expulsiones están en contradicción con el lenguaje del nuevo primer ministro socialista, Pedro Sánchez, que dio la bienvenida a un barco lleno de inmigrantes rechazados por Italia en junio.