Con el auge de las nuevas tecnologías de comunicación e información, los procesos y las actividades diarias han cambiado. Las grandes empresas digitales desempeñan un papel preponderante en la geopolítica, obligando a los gobiernos a montarse en la ola. Varios países han tomado medidas y nombraron a un denominado «embajador tecnológico».
Estamos en presencia de la era digital, donde la tecnología logró derrumbar las barreras de espacio y tiempo. El vertiginoso avance del sector tecnológico ha creado otros paradigmas que deben ser atendidos por personas especializadas.
El primer país en nombrar un embajador tecnológico fue Dinamarca. Luego le siguió Francia y Alemania, aunque estos países le dieron menos importancia que los daneses.
Muchos teóricos y especialistas pensaron en su momento, que la figura del embajador tecnológico no serviría para mucho. Sin embargo, los hechos han demostrado lo contrario. Durante los últimos años las empresas tecnológicas y de Internet han marcado parte de la agenda de política internacional.
La tecnología en la geopolítica
Muchos de los conflictos que se generan en el sector tecnológico son de carácter geopolítico, más que técnicos o comerciales. Un ejemplo es la controversia sobre el acceso de Huawei a las redes mundiales 5G, una tecnología desarrollada por los Estados Unidos.
Ninguno de los expertos que asistieron a las reuniones sobre los criterios industriales del 5G fueron conscientes de las consecuencias geopolíticas que generaron. Esta fue una de las causas de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Aunque los gobiernos de estos países trasladaron el tema a sus reuniones de política exterior, la tecnología se les salió de las manos a los diplomáticos y políticos.
En el futuro, las reuniones sobre normas industriales serán campos de batalla políticos y tecnológicos. Los gobiernos van a necesitar dialogar sobre aspectos relacionados con la gobernanza digital, la protección de datos, la neutralidad de la Red, el contenido de las páginas web y los impuestos digitales.
Estas empresas no solo proporcionan la tecnología que utilizan los gobiernos en sus relaciones internacionales, sino que influyen en la forma de relacionarse unos con otros.
Las funciones del embajador tecnológico
El primer embajador tecnológico de Dinamarca, Casper Klynge, expresó que sus tareas fundamentales son recopilar información sobre avances tecnológicos nuevos y futuros, reunir información sobre progresos dentro del propio sector tecnológico, y discutir aspectos éticos y regulatorios con las empresas de esta rama.
Además, busca promocionar la imagen de Dinamarca como un país altamente digitalizado y en la vanguardia de las nuevas tecnologías y el pensamiento.
Las labores son similares a las de un embajador normal: recopilar información, discutir cuestiones regulatorias, y promover los intereses económicos y la imagen internacional de su país, pero todo dentro del sector de la tecnología.
Aunque las funciones de un embajador tecnológico se parecen a las de un embajador normal, el carácter técnico de los temas obliga a combinar las aptitudes diplomáticas tradicionales con los conocimientos técnicos. Es decir, los gobiernos necesitan construir una «tecplomacia».
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