Orlando Viera-Blanco/@ovierablanco
Embajador de Venezuela en Canadá
«Esta es la importancia de la llegada de Juan Guaidó Márquez. Liderar la protesta POPULAR, madre de todas las instituciones, nutriente de los pliegues de la sociedad, de los poderes públicos y de las FFAA. Ahí está el desenlace».
En términos de mercadeo y estrategia, el público objetivo es el universo de consumidores al cual dirijo mi emprendimiento corporativo. Para ser eficiente debo definir las características de ese público, conocerlo, precisar su interés en mi producto y los canales de distribución, medios o agentes para llegarle a ese target. ¿Pasa lo mismo en la política? Fundamentalmente sí.
Las bases populares de Chávez a Guaidó
Desde el RR 2005, en Venezuela registrábamos una polarización cerrada que vivió su primer momento de desanudación en la elección de 2012, Chávez vs. Capriles.
Fue en estos comicios cuando “el flaco” logró conectar con las masas y despojar una tajada significativa a Chávez en los estratos C, D y E. Los sondeos demostraban (2005-2012) que Chávez polarizó a la sociedad Venezolana, y que por mucho tiempo los sectores populares le apoyaron mayoritariamente. ¿Por qué?
Venezuela registró por más de medio siglo la movilización social más importante de LATAM (1920-1980), por causa de la renta petrolera. Desde Gómez a CAP I, se vivió una intensísima desruralización del país, convirtiéndose Caracas en el destino migratorio más importante desde la provincia y desde el mundo. Teníamos en los 60’ la tercera moneda más fuerte del planeta. Caracas emerge como una de las ciudades más cosmopolitas de Latinoamérica, con la arquitectura de vanguardia de Tomás Sanabria (quien diseñó el primer edificio inteligente del mundo, el del BCV) o la genialidad de Carlos Raúl Villanueva, creador de la Ciudad Universitaria y El Silencio…
Pero esa Venezuela pujante de migración variopinta, multicultural; urbana, moderna, solvente, contemporánea, se fue descomponiendo en los no-movilizados a causa de un clientelismo y reparto voraz.
Esos no-movilizados -sin oportunidades y objeto de una sensible violencia pasiva, por olvido, indiferencia y rechazo- colmaron las estadísticas de pobreza de Venezuela (75%/1992). Y en medio de esa miseria, rabia y descuido, llegó Chávez, el 4F/92. Ni él se creyó “la aceptación” que tuvo su levantamiento, por cierto, muy divulgado (por no decir celebrado), por los medios y la antipolítica de la época.
Después vino el discurso de “mar de fondo” de Caldera, “mueran los golpistas” de Morales Bello, y el “congreso chimbo” de Istúriz. Caldera fue Presidente, Morales defenestrado de la política e Istúriz alcalde. El “público objetivo”, el ignorado y masivo pueblo, sediento de inclusión y acompañamiento, hacía estragos en el mercado político.
El consumidor quería un producto vengador, justiciero, campeador, que pasará factura al establishment donde también entramos Ud. y yo. Y mientras más los medios desdecían de Chávez el golpista, más lo catapultaban del buen salvaje al buen revolucionario. Y uniformado, el nuevo Pérez Jiménez, pero llanero, mulato y coplero.
La guinda fue aquel “por ahora”. Un celebro-debutante (el comandante), que salta a la palestra como una suerte de caballero andante, un taita redentor en medio de la fascinación por el caudillo a caballo. Y con 1.4 trillones de petrodólares a la víspera, cooptó resentimientos acumulados, fracturó a la sociedad venezolana y a todo un continente. En esa ola se montaron sus apadrinados, Evo, Correa, Lula, Ortega, Kirchner y por supuesto, Fidel.
Después de su fallecimiento, comenzó el desengaño. Un ratón devenido de una borrachera revolucionaria, donde Maduro es más corolario que raíz. Embriaguez que es historia repetida en toda Latinoamérica. Aún algunos siguen en su merluza (Argentina). Pero Bolivia despertó…
Hoy a diferencia de la década de los 70 y 80 donde los golpes militares pulsaban los cambios, son las protestas populares las que los propician, y palpitan a la clase militar.
Esta es la importancia de la llegada de Juan Guaidó Márquez. Liderar la protesta POPULAR, madre de todas las instituciones, nutriente de los pliegues de la sociedad, de los poderes públicos y de las FFAA. Ahí está el desenlace…
Segunda ola de despolarización
Capriles tuvo el mérito de migrar una porción de base popular significativa en la elección de Chávez 2012 y contra Maduro 2013. Desde este momento, Maduro ha perdido el 90% del capital político del chavismo, siendo que esa base popular -por castigo y por empatía- migró en su gran mayoría a Juan Guaidó. Ahí reposa el gran momento político que vive Venezuela. Por primera vez en cuatro lustros, el pueblo migra a la oposición.
El 90% de los sectores C, D, E (85% del electorado), quiere cambio. La misma correlación de fuerzas que pretendió saltarse Evo en Bolivia. Y cuando se pierde y se asalta al pueblo, se pierde y se asalta su confianza, por lo que se pierde todo lo demás incluyendo policías y FFAA. No al revés.
Bolivia es un escenario reeditable en Venezuela. Ese es el desafío de todos los venezolanos de los sectores medios. No dividirnos por twitter o RRSS sino emplazar y unirnos al pueblo en la calle (donde mejor nos ve y nos siente), para lograr lo que ya hemos logrado antes (11ª): quebrar el régimen y voltear lealtades de FFAA y policiales. Nada nuevo en el horizonte. La transformación social en LATAM, van en esa línea. Eso fue Bolivia.
La misma protesta popular que trajo a Evo o a Chávez, hoy los expulsa del poder. Bolivia despertó. Venezuela lo hará, si lo queremos ver…
Para más información visite Cambio16
Lee también:
Embajador Orlando Viera-Blanco: Gracias Canadá