Por Cambio 16
La respuesta a la pregunta es sencilla: No. Es cierto que las cifras reflejan que los chicos tienden a una mayor facilidad para resolver un problema matemático y que las chicas comprenden mejor un texto. Pero las diferencias que se perciben entre los alumnos se deben a factores sociales, emocionales y de comportamiento. Así se expone en el estudio El ABC de la Igualdad de Género en la Educación: Aptitud, Comportamiento y Confianza difundido este jueves por la OCDE (Educación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
Los datos se basan en la última Evaluación Internacional de Estudiantes PISA, realizada en el año 2012 a alumnos de 15 años de edad en los 34 países miembros y muestran diferentes puntuaciones en cada temática según el género. Por ejemplo, en el campo de las matemáticas, la diferencia de puntuación media entre los chicos y las chicas es de 19 puntos. En el caso de España, los chicos consiguieron 492 puntos frente los 476 de las chicas. Sin embargo, las chicas que participaron mostraron tener menos confianza en sí mismas para resolver problemas matemáticos o científicos y reconocieron sentir ansiedad ante exámenes o pruebas.
Por ello, el informe ha comparado los resultados obtenidos por los alumnos que mostraron tener un nivel de confianza alto en sí mismos y las puntuaciones dejan de ser diferentes según el sexo. «Estas diferencias no deben considerarse algo innato, sino resultado de unos comportamientos y actitudes adquiridos», explica el director del área de la OCDE, Andreas Schleicher. Es decir, estas desigualdades observadas en el rendimiento de chicos y chicas se atribuyen a una serie de factores externos como su percepción de esas materias, el apoyo de sus padres y maestros o la confianza en sí mismos.
Así, las chicas continúan percibiendo las matemáticas como una asignatura «difícil», mientras que entre los chicos se considera la lectura como algo «poco relevante» para su futuro profesional.
«Incluso en situaciones de rendimiento escolar idéntico, en matemáticas se tiende a dar una mejor nota al chico, porque se considera que el primero encaminará en esa dirección su futuro profesional y que hay que animarle a su estudio», detalla Schleicher.
PISA revela que las chicas lo hacen mejor cuando se les pide realizar una actividad de matemáticas o ciencias parecidas a las que están acostumbradas a hacer en clase, pero si se les pide «que piensen como científicas» lo hacen peor en comparación con los chicos. Así, en las pruebas que hay que interpretar fenómenos científicos y hacer una predicción de los cambios, los chicos obtienen 15 puntos más que sus compañeras. Cuando se tiene una mayor confianza hay más libertad para equivocarse y practicar procesos de prueba y error que resultan fundamentales para adquirir mayor conocimiento y comprensión en matemáticas o ciencias.
Esta tendencia clásica también influye a la hora de enfocar los estudios superiores. Un 25% de los alumnos querían cursar una ingeniería o algo relacionado con la informática frente al 10% de chicas que querían dedicarse a ello. Por el contrario, si se trataba de profesiones sanitarias, la proporción de mujeres era mayor -cerca del 20%- que la de hombres -menos del 10%-.
Apenas una de cada veinte chicas se imagina trabajando en el futuro en un área científica o técnica, donde están los empleos mejor pagados. Frente a cuatro de cada veinte chicos, aunque sus resultados de dicha materia son similares. En países como Chile, Hungría o Portugal, alrededor del 50% de los padres se imagina a sus hijos varones trabajando en un área científica y técnica, y sólo el 20% a sus hijas. Aunque la brecha de género persiste en todos los países y con ella, el desnivel entre los salarios de hombres y mujeres en el ámbito laboral.
España
Respecto España, los resultados de la prueba PISA no muestran grandes diferencias en el campo de la ciencia: Ellos lograron 500 puntos, ellas 493.
Dedicar tiempo a los deberes escolares cuando se está en casa es una tarea a la que las chicas españolas dedican casi dos horas (1,8) más a la semana que los chicos. Esta tendencia también se da en los 34 países participantes en las pruebas, aunque la diferencia media es algo más baja, 1,3 horas. Cada hora de deberes en casa se traduce en cuatro puntos de distancia en el rendimiento, tanto en la prueba de lectura como en la de ciencias y matemáticas.
El informe también ha detectado un descenso entre los años 2000 y 2009 del número de estudiantes que declaran que leen por gusto, aunque ellas lo siguen haciendo en mayor proporción -en torno al 70%- que ellos -por debajo del 50%-. Respecto la compresión lectora, las adolescentes españolas obtuvieron un rendimiento más alto. Las alumnas llegaron a los 503 puntos de media en la prueba frente a los 474 que consiguieron sus compañeros. No obstante, según el Programa Internacional para la Evaluación de la Competencia de los Adultos (PIAAC) los hombres entre 16 y 29 años también superan a las mujeres en competencia lingúistica, aunque la diferencia es mínima.
Y si se toman en conjunto los resultados de todas las pruebas de PISA, el porcentaje de los chicos con peores resultados es mayor que el de las chicas. Además, en España, la tendencia a repetir curso la tienen los varones, con una tasa de 35% frente a un 30% de las chicas.
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