Por Ores Lario
Vivimos aferrados al reloj y en la sociedad del siglo XXI, la inmediatez triunfa. Comida rápida, tratamientos de belleza de media hora, dietas milagrosas, citas exprés… Esta moda también ha llegado a los gimnasios. Ahora, con el verano a la vuelta de la esquina, el ejercicio intensivo se convierte en una de las apuestas de aquellas personas que buscan obtener resultados en un tiempo récord. Proliferan las franquicias de gimnasios que ofrecen mantener nuestro cuerpo en una buena condición física con resultados rápidos invirtiendo tan sólo entre 20 y 40 minutos por semana.
En eso consiste el electrofitness, que se basa en la estimulación del músculo a través de máquinas que proporcionan impulsos eléctricos. La corriente eléctrica emite una orden a gran velocidad hacia las fibras motoras y el músculo lo percibe como una acción voluntaria generando su contracción. Esta práctica combina el deporte activo con la estimulación eléctrica. “De esta manera se ejercitan hasta 350 músculos al mismo tiempo”, asegura José Ignacio Martínez, fundador de los gimnasios BodyOn, con una veintena de centros en España.
Según la teoría, “con una práctica de 20 minutos se consiguen los mismos resultados que con cuatro horas de ejercicio convencional”, afirma Martínez. El entrenamiento es sencillo. Los usuarios sólo tienen que llevar de casa sus zapatillas y sus calcetines y en el centro les proveen con la ropa necesaria: unas mallas y una camiseta elástica, además de un chaleco y fundas en brazos y piernas. Todo cableado y conectado a una máquina de electroestimulación.
Ésta no es una técnica milagrosa, como aseguraban por televisión los anuncios de Teletienda en la década de los 90, que mostraban a sonrientes modelos tumbados en el sofá con electrodos en los abdominales. El electrofitness hoy se practica en gimnasios, bajo la supervisión de un profesional. La rutina de ejercicios (no consiste en conectarse a la máquina y dejar que el aparato funcione solo) la marca el entrenador personal. Dirigidos por el especialista, los deportistas realizan ejercicios: mancuernas, abdominales, correr, trotar, equilibrio, flexiones… Los cuales, sumados a la electroestimulación activa, multiplicarán por cuatro la efectividad del entrenamiento convencional.
En esta rutina de entrenamiento se utilizan impulsos eléctricos de baja y media frecuencia generados por un electroestimulador y se transmiten a los músculos, a través de electrodos situados en lugares estratégicos para generar una contracción muscular natural. Los calambres no son dolorosos. Las minidescargas provocan una sensación de cosquillas en los músculos, pero el traje y el propio tejido adiposo del cuerpo amortiguan los calambres. Al final del entrenamiento, después de 20 minutos, se termina sudado “pero lleno de energía, porque se aumentan los niveles de endorfinas”, añade Martínez desde uno de sus gimnasios BodyOn. Él recomienda practicar dos sesiones semanales siempre guiadas por un profesional. En sus centros, dos clases por semana tienen un precio mensual de 189 euros.
Eso sí, al día siguiente de las sesiones, nadie se libra de las agujetas, pero además de la estimulación muscular, los electrodos provocan la quema de grasas durante las siguientes 72 horas. Huelga decir que para conseguir los objetivos hay que acompañar esta práctica de una dieta equilibrada.
Esther Navarro tiene 49 años y lleva cinco meses practicando electrofitness en el Caroli Health Club. En el centro, tras un estudio personalizado de la morfología, los hábitos de vida y los objetivos del cliente, buscan conseguir resultados visibles en el menor tiempo posible. “Antes de comenzar me hicieron mediciones de la masa y la grasa corporal, vieron mi peso y me hicieron preguntas sobre hábitos de vida, antecedentes y lesiones”, explica Navarro, que combina una sesión por semana con la natación. Desde que lo practico me siento más ágil y tonificada. He fortalecido la zona lumbar, mi punto débil. Ahora ya no me duele la espalda y me encuentro mucho mejor”.
La oferta de programas y métodos incrementa a un ritmo vertiginoso, pero ni siempre está demostrada su eficacia ni están recomendados para todo el mundo. Cualquier persona no puede practicar este ejercicio exprés. “La electroestimulación está contraindicada para determinadas personas con epilepsia, marcapasos, desórdenes circulatorios graves, hernia de abdomen o inguinal, tuberculosis, cáncer, perturbaciones neurológicas graves, enfermedades inflamatorias, tendencia a sangrados, piel irritada, heridas, quemaduras y enfermedades que afecten al metabolismo muscular, como la diabetes”, advierte Azael J. Herrero, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea Miguel de Cervantes y profesor de entrenamiento con electroestimulación en la Universidad Politéctica de Madrid y en la Universidad de Granada. Además, el especialista asegura que “el entrenamiento con electroestimulación local o con chalecos nunca será mejor que el convencional”.
Por su parte, el entrenador Juanjo Rodríguez, pionero en España en la práctica de este sistema, asegura que “con este método se notan mejores resultados de tonificación y fuerza. Pero hay ejercicios que no se pueden realizar con tanta soltura como de manera convencional”.
Este entrenamiento de moda puede ser una herramienta interesante siempre que se utilice bajo la supervisión de un profesional que ayude a trabajar adecuadamente.