Por Guillermo Ximenis / Efe
El Reino Unido afronta este jueves las elecciones generales más inciertas de las últimas décadas en el país con los laboristas y los conservadores empatados en las encuestas, algo que dibuja un complejo escenario político.
El primer ministro, el conservador David Cameron, y el líder laborista, Ed Miliband, aprovecharon las últimas horas antes de la apertura de los colegios para recorrer diversas circunscripciones clave en las que todavía hay escaños en juego.
Los sondeos de intención de voto predicen que los dos principales partidos recibirán un apoyo similar, cercano al 34%, si bien los conservadores obtendrían según las proyecciones un puñado más de asientos en la Cámara de los Comunes debido al peculiar sistema electoral británico, por el que cada uno de los 650 distritos del país elige a un solo diputado y descarta al resto de candidatos.
A pesar de esa mínima ventaja en escaños, Cameron no tendría prioridad para tratar de formar Gobierno, sino que quedaría abierta la puerta para que Miliband acerque posiciones con el Partido Nacionalista Escocés (SNP), que, según las encuestas, obtendrá un peso inédito en Westminster y podría tener la llave de la gobernabilidad.
El primer ministro, que opta a un segundo mandato, acusó el miércoles a su principal rival en estas elecciones de «estafar» a los votantes por haber descartado una coalición formal con el SNP, a pesar de que, en su opinión, los laboristas buscarán el apoyo de los independentistas escoceses para que Miliband acceda a Downing Street.
La situación inquieta a Cameron, según él mismo ha admitido: «He estado nervioso durante toda esta campaña electoral», dijo en una entrevista con Channel 5.
«Claramente, está muy apretado y por eso estoy haciendo campaña hasta el último momento», afirmó el primer ministro del Reino Unido, donde no está establecida una jornada de reflexión antes de la votación.
Cameron insistió en que su objetivo es lograr una mayoría suficiente para gobernar en solitario, si bien señaló que en caso de necesitar abrir una negociación pondrá por delante «los intereses del país».
Miliband, por su parte, rechazó durante la jornada de ayer elucubrar sobre posibles pactos postelectorales para dedicar «hasta el último minuto» de la campaña a trasladar su mensaje a los electores.
«Mucha gente todavía tiene que tomar una decisión de cara a estas elecciones. Mi mensaje para esos indecisos es que pueden optar por otros cinco años con un primer ministro que da prioridad a los ricos y poderosos, o bien, si yo soy primer ministro, poner a los trabajadores por delante», dijo Miliband.
Blair entra en escena
A la campaña laborista se sumó también el ex jefe del Gobierno británico Tony Blair, que el día de su 62 cumpleaños publicó en la red social Twitter un mensaje en el que se lee: «Necesitamos un Gobierno laborista y a Ed en el número 10 (de Downing Street) para que nuestro país tenga un mejor futuro».
I hope you too will vote #Labour, we need a Labour Govt and Ed in No 10 for a better future for our country. TB pic.twitter.com/oBAnovhpKK
— Tony Blair Office (@tonyblairoffice) Mayo 6, 2015
Quien sí abordó las posibilidades que arrojará la aritmética parlamentaria tras las elecciones fue la líder nacionalista escocesa Nicola Sturgeon, que aseguró que el SNP «usará su influencia» para garantizar que «los ‘tories’ son reemplazados con algo mejor, más valiente y más progresista».
Pocos meses después del referéndum sobre la independencia que se celebró en Escocia en septiembre, en el que el 55% de los votantes eligieron permanecer en el Reino Unido, el SNP aspira a arrebatarle a los laboristas la mayoría de los 59 asientos reservados en Westminster para la región.
El liberaldemócrata Nick Clegg, que esta legislatura ha formado Gobierno con Cameron y cuya formación perderá según las encuestas más de la mitad de sus escaños (de 57 a unos 27), se mostró por su parte convencido, pese a todo, de que su partido volverá a jugar un papel relevante en las negociaciones posteriores a la jornada electoral.
Los analistas políticos en el Reino Unido coinciden en señalar que el resultado ajustado que predicen los sondeos complicará la gobernabilidad del país esta legislatura.
«Sería posible que se llegaran a repetir las elecciones si no hay un resultado claro, aunque hay que tener en cuenta que los partidos podrían no desear esa situación, dado que supone más gasto. Incluso algunas formaciones podrían perder escaños», explicó a Efe Benjamin Lauderdale, politólogo de la London School of Economics (LSE).