Brasil está por definir su futuro en las elecciones presidenciales que se realizarán este domingo, donde no solo se determinará el camino político que recorrerá la nación en los próximos cuatro años, sino también se trazarán las líneas de acción para reparar la economía e industria energética, devastadas en los últimos años de gestión.
Los problemas económicos de Brasil son profundos, ya que la nación sudamericana acaba de salir de la peor recesión de su historia, y su ritmo de crecimiento no ha sido el ideal. La contracción de la economía se profundizó a lo largo de más de dos años y para 2017 la tasa de desempleo se aproximaba al 13 por ciento.
Uno de los principales factores de esta crisis fue la trama de corrupción desencadenada tanto en la constructora Odebrecht, como en la estatal petrolera, Petrobras.
La destitución de Dilma Rouseff en 2016 por acusaciones de corrupción le abrieron las puertas a Michel Temer, que verá el fin de su mandato de dos años este domingo. 13 candidatos competirán en las urnas para hacerse con la presidencia del gigante sudamericano. Sin embargo, las encuestas indican que la contienda será más cerrada entre dos principales personajes.
El sucesor de Lula Da Silva, quien no podrá participar por su encarcelamiento, Fernando Haddad, es el candidato del Partido de los Trabajadores, y uno de los mejor perfilados de cara al evento electoral.
Por otra parte, el polémico Jair Bolsonaro, muy comparado con Donald Trump por sus posturas extremistas, representa el Partido Social Liberal (PSL) y es otro fuerte contendiente.
Con dos posturas totalmente opuestas, ¿qué le depararía al futuro energético de Brasil según los planes de Gobierno de estos líderes?
Elecciones presidenciales determinarán el futuro energético
Brasil se ha caracterizado por ser uno de los líderes sudamericanos en materia energética. No solo al hablar de combustibles fósiles, sino también sobre las energías renovables.
En 2016, la inversión en Sudamérica alcanzó los 16.400 millones de dólares. En Brasil se invirtieron 7.100, un 50 por ciento del total de la región, según datos de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA).
El cambio ejecutivo tras las elecciones presidenciales podría incluso mejorar este potencial, o por el contrario, desperdiciarlo.
Fernando Haddad va a la contienda con el plan de gobierno propuesto por Lula Da Silva. El expresidente de Brasil, que aún guarda mucha popularidad entre los votantes, diseñó las líneas que debe seguir el candidato de su partido si gana la presidencia.
Este plan de gobierno tiene un gran peso social y busca el compromiso de la empresa privada con el pueblo brasilero. También propone la diversificación económica y energética, además de que prevé darle importancia al medio ambiente.
«El Gobierno de Haddad va a proponer una reforma tributaria orientada por los principios de la progresividad, simplicidad, eficiencia y fomento de la transición ecológica», detalla el plan.
Por otra parte, Bolsonaro ha propiciado muy polémicas declaraciones sobre su posible Gobierno. Sus propuestas van desde promover el uso de armas legales, pasan por la reducción de la mayoría de edad penal a 16 años, la privatización de empresas del Gobierno que generen pérdidas, hasta la creación de un único ministerio de Economía, que englobe Hacienda, Planificación e Industria y Comercio.
El candidato del PSL ha hecho énfasis en la inversión tecnológica. No obstante, su postura con respecto a la energía es prácticamente nula.
Una premisa energética con menos popularidad
Fuera del ránking previsto por las encuestadoras, se encuentra una opción que promete dar protagonismo a las políticas ecológicas de Brasil. La ambientalista Marina Silva, perteneciente a la Rede Sustentabilidade, dice que asumirá la responsabilidad de «devolverle la credibilidad» a Brasil, con las inversiones como punta de lanza.
Tiene el objetivo de acabar con la corrupción y recuperar la deteriorada economía brasilera. Ha hablado sobre reducir el déficit fiscal, pero negó las posibilidades de privatizar las grandes empresas estatales como Petrobras.
En el ámbito energético, Silva prometió generar dos millones de empleos de la mano de las renovables. Su política es buscar una diversificación de las energías utilizadas en Brasil para apalancar más fuentes de trabajo e ingresos. Sin embargo, no tiene los mejores números para competir en las elecciones presidenciales.
Un gran reto por delante
A pesar de que la producción petrolera en Brasil alcanza récords históricos, la situación de Petrobras es crítica. El desfalco sufrido por la empresa por los hechos de corrupción generó una deuda de aproximadamente 100.000 millones de dólares. A pesar de que se ha reducido en los últimos años, aún hay compromisos importantes que deben ser saldados.
La diversificación de la industria es una de las propuestas para generar más caja, invertir y cumplir con los compromisos. Sin embargo, será necesaria una administración inteligente para no comprometer los recursos de la estatal con la finalidad de reducir el impacto de los problemas económicos del país.
El rumbo que tomará la nación queda en manos de los resultados de las elecciones presidenciales que se celebrarán este 7 de octubre, aunque las encuestas prevén una segunda vuelta, tres semanas después.
https://www.youtube.com/watch?v=55klmrbL7BE
Para más información, visite Energía16
Lea también: Petrobras pagará USD 1.786 millones a EEUU por falsificar datos financieros