Ha llegado el día para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, marcadas por la pandemia y la polarización, que se disputan Donald Trump y Joe Biden. Además con la peculiaridad del sistema comicial estadounidense, que aun mantiene reglas que han durado más de 200 años, y que en 2016 le dio la victoria a Trump, frente a Hilary Clinton, a pesar de que obtuvo 3,2 millones de votos menos que su rival demócrata. ¿La razón? Acaparó la votación en el Colegio Electoral.
Ahora, cuatro años después, cabe la posibilidad de que este escenario se repita. Miles de simulacros por ordenador que realizó la Universidad de Columbia indican que, si el llamado voto popular, que es el número total de sufragios que recibe cada candidato, es muy parejo, el sistema de Colegio Electoral se volvería a inclinar a favor de Trump, aunque quizás menos que en 2016, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Para determinar este resultado, los responsables de la investigación, Robert Erikson, profesor de ciencias políticas, y Karl Sgiman, profesor de ingeniería industrial, analizaron la forma en que los resultados del Colegio Electoral se condicionan por el modo en que se votó en los estados en elecciones previsas. Tras analizar desenlaces electorales desde 1980 y después hacer miles de simulacros, los expertos concluyeron en que Trump tendrá ventaja en el Colegio Electoral frente al exvicepresidente Biden. Esto en caso de que el resultado sea ajustado, que es lo que se prevé.
Los expertos creen que, por su análisis, el punto de inflexión entre una probable victoria demócrata o republicana en el Colegio Electoral no está en un voto popular repartido 50 a 50. Se trata más bien de una horquilla de un 51% de voto demócrata frente a un 49% republicano.
El rol fundamental del Colegio Electoral
Durante las elecciones generales, los ciudadanos de Estados Unidos le dan su voto al candidato de su preferencia para presidente en los centros electorales. Sin embargo, la suma total del voto popular no tiene por qué determinar el ganador. Es aquí donde entra el papel fundamental del Colegio Electoral.
De acuerdo con lo estipulado en la Constitución, para ganar las elecciones presidenciales un candidato debe recibir la mayoría de los votos electorales (del Colegio). Necesita al menos 270 de los 538 votos del Colegio Electoral. Estos serán los que determinen quién será el nuevo presidente de los Estados Unidos.
El proceso de Colegio Electoral fue creado en 1787 por los autores de la Constitución. Consiste en la selección de los electores. Son estos los que se reúnen para votar por el presidente y vicepresidente.
La distribución de electores en cada estado es el mismo número de miembros de la delegación congresional; es decir, uno por cada miembro de la Cámara de Representantes, más dos por los senadores.
Por ese proceso es que son tan importantes ciertos estados, ya que los más poblados tienen mayor cantidad de votos electorales. Por eso es que un candidato a la presidencia puede ganar el voto popular pero perder el electoral.
El voto popular
Entonces, cuando algún ciudadano deposita su voto por un candidato presidencial en Estados Unidos no lo está escogiendo directamente. En realidad está pidiendo a los compromisarios de estado que voten por su aspirante en el Colegio Electoral. Esto es algo que se da por hecho, al entenderse como mandato ciudadano.
Los compromisarios son personas que se consideran leales al partido. De hecho, en algunos estados sus nombres aparecen incluso en las papeletas junto a los del candidato a presidente o vicepresidente.
Son muy pocos los casos en los que algún elector se negó a apoyar al candidato con el que se había comprometido. En 1948, 1956, 1960, 1968, 1972, 1976, 1988 y en 2000, que hubo un voto en blanco; y una sola vez en la que el Colegio Electoral no votó por el ganador, cuando en 1836 el órgano le negó a Richard Menor Johnson los votos necesarios para ser nombrado vicepresidente.
En 2016 también se dio el caso en que siete compromisarios se desmarcaron en la votación por el presidente; además de seis que lo hicieron, pero en la del vicepresidente.
Récord histórico de votos anticipados
Desde hace varias semanas, Estados Unidos ya registraba una cantidad histórica de votos adelantados, a pesar de los temores por pandemia de la COVID-19 y su impacto en los comicios. De acuerdo con el Proyecto Electoral de Estados Unidos, más de 90 millones de estadounidenses ya han depositado su voto.
En total, 69.645.195 estadounidenses ya han hecho su elección. Estas cifras ya representan un 65,% de los que votaron en 2016, en la elección de Hillary Clinton contra Donald Trump. Una jornada en la que hubo participación del 55,7%.
Algunos de los estados con mayor afluencia en las urnas son Texas, con 7,8 millones; California, con 7,4 y Florida, con 6,4, que son también los territorios más poblados. Texas además presenta la mayor cantidad de participación con respecto a 2016, pues ya alcanzó el 86,9% de los votos que se depositaron en aquel momento.
Los analistas señalan que el aumento en la votación anticipada tiene que ver con la pandemia de la COVID-19. Muchas personas buscan alternativas a la votación el día de las elecciones y estiman que la participación total superará los 138 millones de votos de 2016.
¿El sistema electoral de Estados Unidos es justo?
Quienes crearon el Colegio Electoral fueron los representantes de los estados que conformaron la república, mucho antes de que la mayoría de la población pudiese votar; con el objetivo de evitar el dominio de las zonas más pobladas del país.
Este sistema a menudo es señalado como injusto, de acuerdo con los autores del estudio de la Universidad de Columbia, porque puede negarle la presidencia al ganador del voto popular. Una circunstancia que a veces se denomina como una «inversión electoral».
Pero las opiniones son diversas. Hay quienes creen que el Colegio Electoral favorece a los estados más pequeños, dado que sus cuotas incluyen siempre dos votos extra por los senadores que cada estado elige. Esto sin importar cual sea su población.
Mientras tanto, otros aseguran que el favoritismo siempre se inclina hacia los estados más poblados, puesto que el ganador se lleva todos los representantes. Un hecho que les da un poder muy grande. Un ejemplo de ellos que California, con 39,5 millones de habitantes, tiene 55 votos electorales (compromisarios); mientras que Montana, con cerca de un millón, tiene tres.
Actualmente las encuestas le dan a Biden el liderazgo con 52,1% del voto popular, mientras que Trump acumula el 43%, según la media ponderada que hace la web especializada FiveThirtyEight. Sin embargo, el desenlace de esta contienda se conocerá después de que el Colegio Electoral haya tomado su decisión. Habrá que esperar un poco más.
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