El respaldo andaluz hacia la hegemonía del PSOE se vio empañado por la crisis secesionista hacia los independentistas, como reconoció la propia Susana Díaz al decir que fue un error enfocar su campaña solo en Andalucía y hacer a un lado a Cataluña. Pero aunado a ello, el voto castigo de los andaluces no se dirigió hacia otros partidos de izquierda, sino que se tradujo en abstención y en el crecimiento de Ciudadanos, organización con la que el PSOE mostró más afinidad en los comicios del 2015.
El descontento del electorado se reflejó además en la sorpresiva irrupción de Vox, para el que las encuestas pronosticaban alrededor de 5 escaños. El partido de ultraderecha que contra todo pronóstico consiguió una representación de 12 diputados en el Parlamento andaluz, juega ahora un papel fundamental en el panorama político de la comunidad y que se extiende por toda España.
Con casi 8,4 millones de habitantes y siendo la comunidad más poblada de España, los resultados de las elecciones en Andalucía representan para muchos un escenario clave para lo que le tocará enfrentar a Pedro Sánchez y su equipo en los próximos meses.
Distorsión de enfoques
Lo paradójico del partido liderado por Santiago Abascal es que en su discurso, más allá de sus ideologías radicales, no ofrece programas que apliquen en los problemas sociales y económicos de Andalucía. Más bien habla de reformas generales en todo el contexto político que para nada esconden sus deseos de aplicar en el ámbito nacional.
Pero en política todo vale, y Vox ha sabido aprovechar muy bien los errores de socialistas y populares.
El partido de extrema derecha se ha valido de su mensaje, por muy generalizado que esté, para influir en una población que no ve en las formaciones tradicionales un sistema de gobierno fiable.
Vox, un aliado peligroso
Si a Sánchez le ha salido caro la alianza con independentistas, a quienes les debe el haber llegado a La Moncloa, lo mismo podría sucederle al PP o incluso a Ciudadanos -si llegara a pactar- con Vox.
Susana Díaz representa al partido más votado, pero el significativo debacle la convierte en la candidata con los peores resultados para el PSOE en los últimos 36 años. A diferencia de hace tres años, la líder socialista no cuenta esta vez con el apoyo de Ciudadanos, que gracias a su crecimiento cuenta ahora con una mínima de posibilidad de llegar a la presidencia de la Junta.
La organización de Albert Rivera, entretanto, insta a socialistas y a populares a no «bloquear» que el cambio llegue a Andalucía de manos de Ciudadanos. No depende del PSOE para lograr sus objetivos, aunque avanzar en ellos significaría superar una compleja negociación con el PP y un indeseado pacto con Vox.
Desde el Partido Popular la situación no luce mucho más favorable. A diferencia de Cs, no les incomoda pactar con Vox, una decisión que podría costarle en el futuro la pérdida de más votos.
Ambiciosas aspiraciones
Desde el cierre de las urnas al final del domingo, todos los ojos han pasado a centrarse en Santiago Abascal y su partido. Crece la incertidumbre por saber cual será su próximo paso en la política española.
El descontento por la irrupción de Vox es evidente. Apenas un día después de conocerse los resultados se registran protestas en importantes ciudades de Andalucía con miles de manifestantes. Los partidos de izquierda exponen su preocupación por los 12 escaños de los que se han adueñado y consideran que amenazan la democracia conseguida en estas cuatro décadas.
En sus primeras declaraciones luego de la inesperada victoria del 2 de diciembre ofrecidas a Telecinco este miércoles, Abascal ratifica su objetivo de implementar un «Estado unitario», aunque para ello le falte un largo camino que recorrer.
Sistema autoritario
Asimismo, reivindica sus principales propuestas, todas ellas sensibles dentro de la comunidad española y que van desde la reestructuración político-administrativa, hasta la reforma de legislaciones.
Entre ellas, Abascal destaca: la eliminación de las autonomías, la supresión de la ley de violencia de género, un endurecimiento de los controles migratorios, su oposición al aborto y al matrimonio homosexual. En líneas generales, el programa de Vox va en dirección de un sistema autoritario.
«Nuestra propuesta de fondo es la transformación del estado de las autonomías a un estado unitario, políticamente centralizado. Con un solo Parlamento, con un solo Gobierno y con un solo Tribunal Supremo, y administrativamente descentralizado», determinó Abascal.
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