El recuento agónico de las elecciones en EEUU ha puesto en vilo a medio planeta. Lo que no se acaba de entender es cómo el país más moderno, el más tecnológico, con un sistema electoral complejo, haya tardado tanto tiempo en proclamar al vencedor a pesar del resultado ajustado.
Pero lo más grave de estas importantes elecciones que nos afectan a todos ha sido la actitud antidemocrática del candidato Donald Trump, que no ha admitido los resultados, ha pedido que se pare el recuento y ha acusado a los demócratas de fraude y de tramposos sin ninguna prueba.
Este talante de mal perdedor forma parte del personaje que no admite la crítica y arremete contra todos que no le hacen la ola o no siguen sus postulados.
Nadie puede ocultar que Trump ha conseguido un resultado más que honorable con 70 millones de votos y superando al propio Obama.Pero, al parecer, no ha sido suficiente y Joe Biden se encamina a ocupar la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
Sin embargo, quedan muchas incógnitas por resolver. Trump no va a dar su brazo a torcer y ya ha avisado de que recurrirá, pleiteará y acudirá, si es preciso, al Tribunal Supremo para denunciar estos resultados.
El mal perder de Trump ha llevado a que las principales cadenas de televisión se hayan visto obligadas a cortar e interrumpir la alocución del presidente por mentiroso. Incluida la Fox, que siempre le ha apoyado.
Lo nunca visto…
El terreno está embarrado y el país fracturado. El escenario es más que preocupante cuando se cuestionan las propias instituciones.
El máximo responsable de todo este desastre es Donald Trump, que no ha sabido gobernar para todos los americanos, sino solo para una parte y, principalmente, para los ricos.
En Europa, la gran mayoría de los gobiernos se inclinan por Joe Biden para que se restablezcan unas relaciones que durante estos últimos cuatro años se han tensado y envenenado desde Washington.El postrumpismo puede marcar e influir en el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Joe Biden no lo va a tener nada fácil.
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