La enfermedad que genera el SARS-CoV-2 se expande rápidamente por el mundo, aún cuando han pasado casi dos años desde que apareció por primera vez en la ciudad china de Wuhan. Desde hace ya varios meses, contamos con diferentes vacunas que previenen la gravedad de la COVID-19. Ahora, un nuevo estudio asegura que una sustancia presente en el veneno de la serpiente yararacusú, que vive en zonas selváticas de Brasil, puede impedir la reproducción en el organismo del coronavirus.
Los resultados preliminares del hallazgo, publicados en la revista Molecules, evidencian que la sustancia inhibió en un 75% la capacidad del virus SARS-CoV-2 de multiplicarse en una cultura de células de mono en laboratorio. El nuevo estudio es una pequeña ventana entre tanta oscuridad, pues permitiría desarrollar un nuevo medicamento para tratar la COVID-19, aseguran los investigadores de la Universidad Estatal Paulista (UNESP), ubicada en Brasil, uno de los países más afectados por la enfermedad en todo el mundo.
Realizarán más pruebas con moléculas antibacterianas
Anteriormente, los científicos ya habían probado que las moléculas del veneno de la serpiente yararacusú tenían propiedades antibacterianas. Sin embargo, no fue hasta el mes de marzo de este año que decidieron realizar pruebas con el SARS-CoV-2. «Obtuvimos un resultado interesante con una de las sustancias. Identificamos una que no es tóxica para las células y que inhibe la reproducción del virus», señaló Eduardo Maffud, profesor del Instituto de Química de la UNESP y coordinador del estudio.
Con el veneno de la serpiente que habita en Brasil, los científicos podrían desarrollar medicina efectiva para combatir la COVID-19. Sin embargo, los expertos aún deben realizar más pruebas para poder identificar cuál es la dosis correcta de la molécula para desarrollar la sustancia. De ser positivos los resultados, los investigadores procederán a desarrollar un tratamiento.
El mortal veneno de la serpiente yararacusú
La serpiente yararacusú (Bothrops jararacussu) tiene un veneno mortal que afecta a muchas personas en Brasil cada año. Habita en regiones selváticas húmedas del oeste, sudeste y sur del país, pero también está presente en otros países como Bolivia, Paraguay y Argentina.
Su tamaño promedio es de metro y medio, pero puede llegar a los 2 metros de longitud. Tiene una cabeza voluminosa un tanto triangular y un hocico puntiagudo, ojos oblicuos de iris dorado y pupila vertical.
Pueden nadar con habilidad particular. Se alimentan de ranas y roedores, pero es usualmente agresiva con todas las especies, especialmente con los humanos. La cantidad de veneno que sus colmillos inyectan hace de esta serpiente uno de los vipéridos más peligrosos de Sudamérica.
Brasil, uno de los más afectados por COVID-19 del mundo
Brasil es uno de los países más golpeados por la crisis sanitaria. En las últimas 24 horas el país registró 30.872 casos nuevos de COVID-19 y 894 fallecidos, según datos del Consejo Nacional de Secretarios de Salud (Conass). Para la fecha, Brasil acumula 20.614.866 infectados por la enfermedad y 575.742 fallecidos, ubicándolo como el segundo país del mundo con más muertes por coronavirus, detrás de Estados Unidos y en el tercero con más contagios, después de EE UU y la India. Pero las autoridades e instituciones de salud advierten que las cifras reales de fallecidos y contagios deberían ser aún mayores, sobre todo ante la falta de testeos masivos.
Actualmente la situación en Brasil ha mejorado un poco en comparación con los meses anteriores. Se encuentra en su menor nivel de decesos desde enero, mientras que los contagios están en su nivel más bajo desde noviembre de 2020. Hasta el sábado 21 de agosto, Brasil había vacunado a 177.2 millones de personas, entre ellas 122.3 millones han recibido la primera dosis y 54.8 millones con las dos dosis o dosis única.
La tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes se ubica en 273.4 en Brasil, la quinta más alta del mundo. El estado brasileño de Sao Paulo es el más afectado por la pandemia con 144.216 personas fallecidas y 4.212.611 casos positivos, seguido de Río de Janeiro con 61.388 decesos y 1.106.424 contagios.