Por Natalia Lobo
31/05/2018
El uso de la tecnología en el arbitraje está a 15 días de su máxima prueba. La FIFA aprobó el uso del Vídeo Asistente Arbitral, VAR por sus siglas en inglés, en el Mundial de Rusia y las expectativas carcomen a todos los implicados. La adaptación del VAR en el balompié ha sido tortuosa y su éxito o fracaso este verano podría tener consecuencias sobre su permanencia.
Contrario a lo que se suele decir, el fútbol no es reticente a la tecnología. La tecnología en el deporte rey está presente en la indumentaria, el calzado, los balones, el césped, las medidas de rendimiento y hasta en la manera de transmitirse. El único aspecto del fútbol que no había querido modernizarse era el arbitraje.
Mientras los árbitros tienen que tomar decisiones en cuestión de segundos, generalmente a máxima velocidad y con una sola mirada de la situación, los televidentes disfrutan de repeticiones en cámara lenta, líneas que indican el fuera de juego y cámaras desde todos los ángulos para analizar una acción. Sin duda, no es una situación justa ni lógica. Por ello, la International Football Board (IFAB) se ha encargado desde hace unos años en promover el uso de la tecnología en el arbitraje.
El ojo de halcón y el VAR
La primera tecnología que se implementó para ayudar a los árbitros fue el “ojo de halcón”, que determina si efectivamente el balón traspasa la línea de gol. Mientras que en el tenis el ojo de halcón se utiliza desde el 2005, en el fútbol tiene cabida desde el 2012. Además del “ojo de halcón”, de igual funcionamiento que en el tenis, también existe la Goal Line Technology (GLT). Desde hace varias temporadas, está disponible en las grandes ligas europeas (menos la española) y se usó en el Mundial del 2014.
Además de los goles fantasmas, los errores en relación a situaciones dudosas de fuera de juego, penaltis que no son, manos en el área y expulsiones indebidas son los que más perjudican a los equipos. Para ello, se propuso el uso del VAR, que tuvo sus primeras pruebas en el 2016.
Uso del VAR
El VAR, como explica la FIFA, se puede utilizar en cuatro ocasiones: goles, penaltis, expulsiones y confusión de identidades.
Goles: Para determinar infracciones por las que no debería concederse un gol.
Penaltis: Para corroborar si se debe decretar o no una pena máxima.
Expulsiones: Con el VAR se puede revisar si se cometió un error con la expulsión o no expulsión de un jugador.
Confusión de identidades: Cuando un árbitro no esté claro de a quién debe amonestar, podrá recurrir al VAR.
De igual forma, el procedimiento para utilizar el VAR es simple. Se produce una incidencia y el árbitro principal o los asistentes de vídeo piden que se revise la jugada. Si el juez de campo solicita la asistencia, lo hará dibujando un rectángulo en el aire. Luego, se revisa la jugada por los asistentes de vídeo. El árbitro principal puede acatar la decisión que estos le digan o él mismo puede verificar la acción en cancha para tomar el fallo final. En todos los casos, el juez central posee la última palabra.
En Rusia, el VAR funcionará desde el Centro Internacional de Retransmisión (IBC) de Moscú. Se contará con un equipo de 3 asistentes que dispondrán de 35 cámaras. De ellas, 8 tendrán el sistema “súper lenta” y 6 serán “ultra lenta”. Además, se utilizarán 2 cámaras que estarán únicamente para controlar los fuera de juego.
Críticas
Una de las críticas más importantes que se le hacen al VAR es la pérdida de tiempo. Por supuesto, al tener que revistar 35 cámaras o jugadas con varios incidentes es inevitable que el juego sufra un parón. Sin embargo, ante esto la FIFA responde que el uso del VAR es muy reducido en los partidos. Se usa una vez cada tres encuentros y solo se pierde un minuto con la revisión.
Por otro lado, en las competiciones en las que se ha utilizado todavía siguen existiendo polémicas. Por ejemplo, en el Mundial de Clubes de 2016, Cristiano Ronaldo se quejó cuando el árbitro solicitó confirmación de uno de sus goles, en el que estaba en buena posición. Al final, ni siquiera se hizo la discusión de la jugada por un error de comunicación pero se le concedió el gol. La última equivocación con el VAR se dio hace dos semanas en la final de la Copa de Alemania, en la cual el árbitro, a pesar de ver el vídeo, no pitó un penalti “claro”.
Más allá del vídeo
Ante estas dos acciones, es necesario entender dos puntos. Todavía hace falta acostumbrarse al uso del VAR. Es lógico que fanáticos y futbolistas se sientan frustrados por no poder cantar un gol legal de una vez debido a que hay que revisarlo en pantalla. Pero, ¿no es mejor esperar un poco antes que perder una final por un gol que debió ser anulado?
El segundo punto puede parecer una obviedad pero… Al final la decisión la sigue tomando el árbitro. Y el árbitro, como todo ser humano, sigue teniendo una interpretación subjetiva de lo que ve. Así lo vea mil veces y en cámara lenta. Por ejemplo, el penalti que le pitaron a la Juventus al Real Madrid dividió, casi literalmente, a medio planeta. Igual sucede con la interpretación de “la intencionalidad” en las manos o en las entradas fuertes. A veces, las situaciones pueden ser ambiguas.
Más allá de ello, el VAR es una oportunidad verdadera de erradicar los fallos en el arbitraje. Un estudio independiente realizado por la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, señala que el uso del VAR incrementa los aciertos del 93% al 98,8%. No es una nimiedad. Esto demuestra que va en la línea correcta.
Pero, sin duda, lo que suceda en el Mundial tendrá consecuencias para la aceptación de esta tecnología. No sería una sorpresa que la trascendencia de un error pueda ser más determinante que miles de aciertos. Una equivocación que cueste la Copa del Mundo, podría significar una tarjeta amarilla para el VAR. Quién sabe, incluso podría ser una roja. Mejor, habría que ver la repetición.