A pesar de que muchos países entraron en una nueva fase para contener la COVID-19 —relajando restricciones y con la promesa de abrir fronteras—, la amenaza del virus SARS-CoV-2 no cede. La opinión científica afirma que el mundo no estará seguro hasta tanto se encuentre una vacuna o un tratamiento eficaz contra la enfermedad.
Hasta los momentos, las únicas medidas para el control del virus que se han mostrado eficientes son el distanciamiento social, el uso de mascarillas, y la protección en los ojos. Pero ¿qué tan eficientes son estas medidas?
Un estudio, publicado en la revista científica The Lancet, da cuenta de una revisión sistemática de las medidas empleadas para evitar la transmisión de persona a persona.
Medidas para controlar el virus
Se analizó una amplia base de datos dedicada al SARS-CoV-2 y a los betacoronavirus que causan el SARS y el MERS. La investigación se erige como una guía definitiva para la aplicación de las medidas de control del virus a la espera de una vacuna.
Un metaanálisis es el sumun de la investigación, pues se trata de un conjunto de herramientas estadísticas que se usan para sintetizar los datos de una colección de estudios. Y justamente a esa síntesis se dedicaron científicos de la Universidad de McMaster, en Canadá, y la Universidad Americana de Beirut, en el Líbano.
La búsqueda identificó 172 estudios en 16 países de 6 continentes, más 44 estudios comparativos realizados en entornos de atención médica y no médica.
Los hallazgos de la revisión señalan que la transmisión del virus fue menor al mantenerse un distanciamiento físico mayor a un metro. La investigación señala que, a medida que se alargó la distancia, el nivel de protección se incrementó.
El uso de mascarillas conllevó una gran reducción del riesgo de infección. El alto nivel de protección se asoció más al uso de la N95 —una mascarilla de filtrado con amplio uso en el ámbito de la salud— o mascarillas FFP2. En comparación con las mascarillas quirúrgicas desechables o las mascarillas de algodón reutilizables.
La diferencia de protección entre las mascarillas FFP2 y las quirúrgicas es de más de 20 puntos. De ahí que se recomienden tanto para los trabajadores sanitarios como para otros trabajadores esenciales como los que desempeñan labores en los mataderos.
Uso universal de las mascarillas
Uno de los estudios de la investigación señala que el uso de las mascarillas debe ser universal y deben estar bien hechas. Es decir, ser bien diseñadas, ser resistentes al agua y ajustarse bien a la cara.
La población en general debería usar mascarillas higiénicas o quirúrgicas. Los profesionales sanitarios y esenciales, mascarillas FFP2 o parte de un equipo de protección personal.
Los resultados respaldan el uso de las mascarillas. Entretanto, los investigadores instan a los responsables políticos de todos los niveles a que hagan un esfuerzo para que todos los grupos tengan acceso a estos equipos.
Por último, la protección ocular también se asoció con un menor riesgo de infección, pero la investigación señala que son necesarios más estudios al respecto.
La investigación concluye que el riesgo de infección depende en gran medida del distanciamiento social con respecto a las personas infectadas y del tipo de mascarillas y protección ocular que se esté empleando.
En opinión de los investigadores, la revisión proporciona la mejor información disponible acerca del efecto de las tres medidas para controlar el virus SARS-CoV-2. Sin embargo, apuntan a que se necesitan más estudios colaborativos y ensayos aleatorios.
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