Se deben reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. De no hacerlo, el mundo podría enfrentarse a un inevitable aumento de la temperatura de 3,1 °C
Las centrales eléctricas que utilizan combustibles fósiles son uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. Las emisiones anuales están en su punto más alto, con un aumento del 1,3% el año pasado. Si no se reducen en un 9% cada año hasta 2030, no se podrá evitar lo peor del cambio climático. Las políticas actuales nos encaminan hacia un catastrófico incremento de la temperatura media del planeta de 3,1 grados celsius a finales de siglo. Muy por encima del calentamiento de 1,5 grados pactado en el Acuerdo de París.
El informe sobre la Brecha de Emisiones 2024, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) alerta que las emisiones de gases de efecto invernadero han alcanzado un nivel sin precedentes. Es necesario tomar medidas urgentes para prevenir picos catastróficos de temperatura y evitar los peores efectos del cambio climático.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, fue muy enfática al decir que «ha llegado la hora de la verdad». Destacó la necesidad de una movilización mundial a una escala y ritmo nunca vistos. Pero que debe comenzar ahora mismo, antes de la próxima ronda de compromisos climáticos. De lo contrario, advirtió, el objetivo de mantener la temperatura media de la Tierra por debajo de los 1,5 grados celsius estará en peligro, y el aumento de 2 grados ocupará su lugar en la unidad de cuidados intensivos.
Objetivos climáticos en peligro
Presentado en la conferencia mundial sobre biodiversidad COP16 en Cali, Colombia, el informe rastrea la brecha entre las emisiones globales proyectadas y las necesarias para limitar el calentamiento a 1,5 grados. Según el informe, ese objetivo desaparecerá en pocos años a menos que las naciones se comprometan a reducir el 42% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030 y el 57% para 2035 en sus planes nacionales.
La próxima ronda de compromisos será a principios del año próximo. Esta vez reflejará medidas y objetivos para 2035. Se supone que los compromisos nacionales, que deben actualizarse y reforzarse al menos cada cinco años, son los pilares para alcanzar los objetivos del acuerdo climático de París.
Sin embargo, muchos científicos afirman que el objetivo de mantener en 1,5 °C la temperatura global ya se ha perdido. Y pensar que es cifra es considerada como un parámetro para limitar las consecuencias más nefastas del calentamiento. Aun así, la esperanza ahora se cifra en metas no tan ambiciosas, pero igual de necesaria. Aseguran que la capacidad de limitar el calentamiento incluso más allá de esa marca va a ser vital. Se prevé que los cataclismos se vuelvan más graves con cada pequeña elevación de las temperaturas.
El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea informa que las temperaturas mensuales globales han superado los niveles preindustriales en 1,5 grados celsius durante 14 meses consecutivos.
Ese calor, cuyas consecuencias son costosas y mortales, ha contribuido en los últimos meses a generar olas de calor récord en Oriente Medio, También ha causado huracanes que han crecido en aguas inusualmente cálidas del Golfo de México y extensas inundaciones en Europa y África.
Grandes economías responsables
La carga recae principalmente sobre las principales economías del mundo. El Grupo de los 20 países representó el año pasado el 77% de las emisiones globales. Esto significa que sus acciones y políticas tienen un impacto significativo en el éxito o fracaso de los esfuerzos globales para mitigar el cambio climático.
Es necesario que estas economías lideren con el ejemplo y adopten políticas ambiciosas y comprometidas con la reducción de emisiones establecidas en el pacto climático de París.
El informe de la ONU destaca que, aunque algunos países han hecho progresos, muchos aún no están cumpliendo plenamente sus promesas climáticas. Por ejemplo, China, Estados Unidos y la Unión Europea tienen un papel decisivo en la reducción de emisiones debido a su tamaño económico y nivel de industrialización. Estas economías deben acelerar la transición hacia energías renovables, mejorar la eficiencia energética y reducir la dependencia de los combustibles fósiles para lograr los objetivos climáticos establecidos.
Para liderar con efectividad, las grandes economías deben también invertir en investigación y desarrollo de tecnologías limpias, y compartir sus avances con otros países. La cooperación internacional y la transferencia de tecnología son esenciales para asegurar que las naciones en desarrollo puedan acceder a las herramientas y recursos necesarios para reducir sus propias emisiones.
Solo a través de un esfuerzo conjunto y coordinado será posible alcanzar los objetivos climáticos globales y evitar las peores consecuencias del cambio climático.
En la cuerda floja acuerdo climático de París
El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que hay una relación directa entre el aumento de las emisiones y los desastres climáticos cada vez más frecuentes e intensos.
«Nos estamos tambaleando sobre una cuerda floja planetaria. Si los líderes no colman la brecha de emisiones nos lanzamos de cabeza a un desastre climático. Y los más pobres y vulnerables serán los que más sufran», advirtió.
Si no se reducen drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero como lo dispuesto en el acuerdo climático de París, el mundo podría enfrentarse a un inevitable y catastrófico aumento de la temperatura de 3,1 grados, según el informe, que llega en un momento en que los gobiernos no están cumpliendo plenamente sus promesas.
La próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) en Bakú, Azerbaiyán, servirá de plataforma para debatir nuevos y ambiciosos planes nacionales.
Los gobiernos han acordado alinear estos planes con el objetivo de 1,5 grados, lo que significa reducir todas las emisiones de gases de efecto invernadero en toda la economía.
Guterres instó a las economías más grandes a liderar este proceso. Destacó que el evento “pone en marcha el reloj para que los países presenten nuevos planes nacionales de acción climática antes del año que viene”.
Instó a las economías más grandes a liderar este proceso y aseguró que aún hay esperanza. “El informe muestra que las tecnologías existentes y asequibles pueden lograr las reducciones de emisiones que necesitamos hasta 2030 y 2035 para cumplir el límite de 1,5 grados, pero solo con un aumento de la ambición y el apoyo”, afirmó.
Energía limpia para cambiar la trayectoria
El informe muestra que existe un potencial significativo para reducir las emisiones en hasta 31 gigatoneladas de CO₂ para 2030, y en 41 gigatoneladas para 2035, lo que ayudaría a cumplir el objetivo de 1,5 grados. Impulsar el uso de la energía solar fotovoltaica y eólica podría contribuir significativamente a estas reducciones. La conservación de los bosques también podría aportar alrededor del 20% de las reducciones necesarias.
Las tecnologías emergentes, como la solar y eólica, junto con la captura y almacenamiento de carbono y el hidrógeno verde, destacan por su potencial para reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero. No solo ofrecen alternativas más limpias a los combustibles fósiles, sino que también presentan oportunidades para innovar en la producción y almacenamiento de energía.
La energía solar fotovoltaica y la eólica son dos de las tecnologías más prometedoras. La primera ha experimentado una rápida disminución en costos y un aumento en eficiencia, lo que la convierte en una opción viable para muchas regiones del mundo. De manera similar, la eólica ha avanzado significativamente en términos de tecnología y capacidad de generación. En especial con la introducción de turbinas más grandes y eficientes. Estas fuentes de energía renovable podrían contribuir al 27% y 38% de la reducción total de emisiones para 2030 y 2035, respectivamente. Esto como parte de los compromisos del acuerdo climático de París.
La captura y almacenamiento de carbono también es determinante en la reducción de emisiones. Permite la captura de CO₂ directamente desde plantas industriales y centrales eléctricas, y su almacenamiento de manera segura en formaciones geológicas subterráneas. Además, el desarrollo del hidrógeno verde, producido a partir de fuentes renovables, ofrece una alternativa limpia para industrias que actualmente dependen de combustibles fósiles.
Innovaciones en conservación de bosques
La conservación de los bosques juega un papel importante en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y en la mitigación del cambio climático. Los bosques actúan como sumideros de carbono, absorbiendo CO₂ de la atmósfera y almacenándolo en la biomasa y el suelo. Según el informe de la ONU, la conservación de los bosques podría aportar alrededor del 20% de las reducciones necesarias de emisiones para 2030 y 2035, necesarias para cumplir con lo pactado en el acuerdo climático de París.
Proyectos exitosos de conservación de bosques en países como Brasil, Indonesia y la República Democrática del Congo han demostrado el potencial de estas estrategias. Estos proyectos incluyen la creación de áreas protegidas, la restauración de ecosistemas degradados y la implementación de prácticas de manejo forestal sostenible. La colaboración con comunidades locales y pueblos indígenas es esencial para el éxito de estos esfuerzos. Estas comunidades a menudo tienen un conocimiento profundo de los ecosistemas forestales y pueden contribuir significativamente a su conservación.
Para replicar estos éxitos a mayor escala, es necesario desarrollar políticas y marcos legales que promuevan la conservación de los bosques. Además proporcionen incentivos económicos a quienes participen en estos esfuerzos. Además, la financiación internacional y el apoyo técnico pueden ayudar a los países a implementar y mantener proyectos de conservación de bosques. La conservación de los bosques no solo ayuda a mitigar el cambio climático, sino que también protege la biodiversidad y brinda beneficios socioeconómicos a las comunidades locales.
Colaboración multilateral
Ningún país puede enfrentar este desafío global por sí solo. La cooperación es permite desarrollar y compartir tecnologías limpias y establecer estándares comunes. Igualmente, asegurar que los esfuerzos de mitigación y adaptación sean coherentes y efectivos en todo el mundo.
Bajo el acuerdo climático de París, las naciones se comprometieron a limitar el calentamiento global a 1,5 grados celsius por encima de los niveles preindustriales. Es un ejemplo destacado de cómo la colaboración internacional puede unificar a los países en torno a objetivos climáticos comunes. Sin embargo, para cumplir con estos objetivos, los países deben actualizar y fortalecer continuamente sus compromisos climáticos a través de planes nacionales de acción climática.
Iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU promueven la cooperación internacional para abordar desafíos globales. Estos objetivos proporcionan un marco integral para el desarrollo sostenible, que incluye la acción climática como prioridad. Al trabajar juntos, los países pueden maximizar los beneficios socioeconómicos y medioambientales. A la vez que minimizan las compensaciones y aseguran un futuro sostenible para todos.
Los obstáculos parecen insalvables
A pesar del reconocimiento global de la importancia de abordar el cambio climático, existen numerosas barreras que dificultan la implementación de medidas efectivas. Una de las principales es la falta de financiamiento adecuado. Muchos países, especialmente los que están en vías de desarrollo, carecen de los recursos necesarios para invertir en tecnologías limpias y adaptarse al impacto del cambio climático.
La resistencia y la falta de voluntad política también son grandes obstáculos para cumplir el acuerdo climático de París. En algunos casos, los intereses económicos y la presión de industrias que dependen de los combustibles fósiles pueden retrasar o bloquear la implementación de políticas climáticas. Es esencial que los líderes políticos y empresariales reconozcan la urgencia del problema y trabajen juntos para superar esta crisis.
El costo de la inacción frente al cambio climático es inmenso, tanto en términos económicos como sociales. Si no se toman medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo podría enfrentarse a un aumento catastrófico de la temperatura de 3,1 grados celsius para finales de siglo. Este aumento de temperatura tendría efectos devastadores en el medio ambiente, provocando desastres naturales más frecuentes e intensos, como huracanes, incendios forestales y sequías extremas.
Además, las consecuencias sociales y económicas de no actuar son igualmente graves. Las comunidades más vulnerables serán las más afectadas por los desastres climáticos, enfrentándose a la pérdida de sus hogares, medios de vida y acceso a recursos esenciales como agua y alimentos. Esto podría llevar a un aumento en la migración forzada y los conflictos por recursos cada vez más escasos. Los costos económicos de la inacción también son significativos, con daños a infraestructuras, pérdidas agrícolas y gastos crecientes en atención médica y asistencia humanitaria.