El fundador de Amazon, Jeff Bezos, viajó al espacio exterior el pasado martes en un vuelo tripulado a bordo de su nave New Shepard. Es el segundo multimillonario que hace turismo espacial. Richard Branson, el primero. Regresó a la Tierra el 11 de julio. Ambos viajes han sido muy polémicos. Suponen una competencia que mezcla los intereses comerciales con el ego de los empresarios que podría tener consecuencias medioambientales. Aunque los especialistas aseguran que estos «tours» emiten 100 veces más dióxido de carbono por pasajero que los vuelos en avión, también son muchos los avances científicos que se logran con las investigaciones. Bezos y Branson han prometido expandir el mercado de vuelos espaciales privados, pero es apenas la punta del iceberg.
Huella de carbono de los vuelos espaciales privados
El fundador de Amazon viajó a través de su compañía de transporte aeroespacial Blue Origin, que alardea de poseer los vehículos de lanzamiento más limpios y ecológicos. El Blue Engine 3 (BE-3) lanzó a Bezos y a sus invitados al espacio utilizando hidrógeno líquido y propelentes de oxígeno líquido. A diferencia del avión espacial tripulado suborbital VSS Unity, del fundador de Virgin Group, que utilizó un propelente híbrido compuesto por un combustible sólido a base de carbono, polibutadieno terminado en hidroxilo y un oxidante líquido, óxido nitroso.
La quema de estos compuestos, tanto los del BE-3 como del VSS, proporcionan la energía necesaria para lanzar cohetes al espacio, pero también contribuyen a la contaminación del aire en la Tierra y genera gases de efecto invernadero. Además, dos tercios de estos gases se liberan en la estratosfera y la mesosfera, donde pueden persistir aproximadamente tres años.
Otro factor que contribuye al impacto ambiental son las altas temperaturas. Durante el lanzamiento y la reentrada a la Tierra convierten el nitrógeno estable en el aire en óxidos de nitrógeno reactivos. Todos estos gases y partículas tienen efectos negativos en la atmósfera y destruye la capa de ozono que protege a la Tierra contra los rayos ultravioleta que emite el Sol y ayudan al calentamiento global.
Pero determinar exactamente el efecto de los lanzamientos de cohetes en la atmósfera requiere de modelos detallados que tengan en cuenta otros complejos procesos y la persistencia de precisa de los contaminantes en la atmósfera superior.
Qué esperar para el futuro de estos viajes
El turismo espacial llega con el lema de “democratizar el espacio”. Hasta la fecha, la empresa de Branson Virgin Galactic ha indicado que ofrecerá 400 vuelos espaciales cada año a quienes puedan pagarlos. Mientras que Blue Origin planea lanzar 2 misiones más en 2021. Aunque Bezos no ha decidido cómo será el volumen de misiones y lanzamientos. SpaceX aún no anuncia sus planes, pero han prometido proporcionar de cuatro a cinco días de viaje orbital con su cápsula Crew Dragon a finales de 2021.
Hay que tener en cuenta que los vuelos de ambas compañías que han viajado al espacio son “suborbitales”. No llegan a entrar en órbita, sino que ascienden hasta 80 y 100 km de altura respectivamente, experimentan la gravedad cero por un breve período de tiempo, y vuelven a la Tierra. Por tanto, un vuelo suborbital requiere muchísima menos energía que un vuelo que sí entra en órbita. Por tanto, su coste es menor y también su huella ecológica.
Actualmente se lanzan unos 100 cohetes al año, lo que corresponde a una huella de carbono mucho menor si se compara con la de los 100.000 aviones que vuelan cada día en el mundo. Sin embargo, esta carrera espacial que comenzó Branson, siguió Bezos y continuará Elon Musk experimenta un gran crecimiento y supondrá un fuerte impacto ambiental en los próximos años solo para que los milmillonarios sientan la verdadera gravedad cero. Lo graves es que el antojo se da en un momento en que es urgente y vital reducir impacto ambiental.
Así fue el viaje espacial de Jeff Bezos
Bezos ha dicho que la experiencia «es algo que te hace sentir humilde». El empresario le rindió homenaje a los astronautas de la misión Apolo 11, que viajaron al espacio en la misma fecha hace 52 años. El viaje de Bezos duró menos tiempo que el de Branson, pero la nave está preparada para alcanzar mayores altitudes, hasta 120 kilómetros.
El creador de Amazon agradeció a los empleados y clientes de Amazon. «Pagaron por el viaje», dijo en medio de las risas. Contó que la parte de gravedad cero fue una de las mayores sorpresas. «La sensación es tan normal que se siente como si los humanos hubieran evolucionado para vivir en este entorno. Da una sensación de serenidad y paz», anotó. Continuó diciendo que la parte más profunda del viaje de 10 minutos para él fue mirar la atmósfera de la Tierra. También enfatizó en su inmensidad en comparación con la presencia humana en el planeta.
Sobre su futuro, Bezos dijo que con su salida de Amazon concentrará en Blue Origin, pero dedicará tiempo a Earth Fund, donde analizará el calentamiento global y la sostenibilidad.
Conoce a los que viajaron con Bezos
El multimillonario eligió a sus acompañantes a bordo del New Shepard: Wally Funk, Oliver Daemen y su hermano Mark Bezos. Funk, una piloto estadounidense de 82 años de edad, que es una leyenda, ahora es la persona de mayor edad en viajar al espacio. Siempre fue su sueño desde que tenía 12 años. Lo logró 70 años al unirse a un programa privado para convertirse en astronauta. «Me gusta hacer cosas que nadie ha hecho nunca», comentó Funk en un video publicado hace unos días en Instagram por Bezos.
La mujer se postuló para convertirse en astronauta en la NASA en cuatro ocasiones. Fue rechazada todas las veces, pues no tenía un título en ingeniería y no había completado el programa de vuelo en un avión de combate militar. En sus palabras, «era algo imposible para una mujer en ese momento».
Otro de los pasajeros, Oliver Daemen también ha marcado un hito. Es la persona más joven que ha viajado al espacio. Daemen procede de una familia multimillonaria y recientemente se graduó de secundaria. Posee una licencia de piloto privado y en unos meses comenzará a estudiar física y gestión de la innovación en la Universidad de Utrecht, en Países Bajos.
Gracias a su padre, el joven pudo hacerse un espacio en la cápsula de Bezos. Es que Oliver es hijo de Joes Daemen, director ejecutivo de Somerset Capital Partners. Tras una subasta millonaria, el magnate consiguió el pase de su hijo en la nave. “Este es un sueño hecho realidad. El vuelo al espacio solo lleva diez minutos, pero ya sé que serán los diez minutos más especiales de mi vida”, dijo Oliver.
Mark Bezos hizo realidad su sueño gracias a su hermano mayor Jeff. Desde 2005, es voluntario en la estación de bomberos de Scarsdale. También ha dado varias charlas TED y es director de una fundación que se encarga de financiar y capacitar a bomberos en todo el país.
Bezos ha sido muy criticado por hacer turismo espacial
Antes de que Jeff Bezos viajara al espacio, más de 160.000 estadounidenses firmaron una petición: «No permitan que Jeff Bezos regrese a la Tierra». La iniciativa se basaba en un informe de ProPublica que revela que en 2007 el hombre más rico del mundo no pagó ni un centavo en impuestos federales. En ese momento, aunque no era el multimillonario que es hoy en día, gozaba de una fortuna personal de 3.800 millones de dólares y de alguna manera evitó recibir un golpe de los recaudadores de impuestos.
Sus antecedentes con los impuestos no son algo de una sola vez. En 2011, un año en el que su riqueza se mantuvo aproximadamente estable, en 18.000 millones de dólares, presentó una declaración de impuestos en la que informaba que había perdido dinero.
Sin embargo Bezos tiene sus defensores. Insiste en que tiene un papel activo en la lucha contra la crisis climática. Su nombre aparece con el de Bill Gates, Elon Musk y Michael Bloomberg, otros multimillonarios involucrados en la filantropía. Estos empresarios puede ayudar con sus fundaciones a desarrollar tecnologías, construir infraestructura o implementar soluciones que contribuyan a mitigar los efectos de la crisis ambiental.
Jeff Bezos ha manifestado que el cambio climático «es la mayor amenaza a nuestro planeta». En 2020 lanzó el Earth Fund, un fondo de 10.000 millones de dólares que pretende agotar antes de 2030. Pero su compañía Amazon enfrenta presión por parte de organizaciones ambientales acerca de las altas emisiones que generan la venta online y el transporte de la mercancía, y su uso desproporcionado del plástico
La responsabilidad en cuanto a emisiones que tiene Bezos y los otros multimillonarios, que representan el 1% de la población, ha generado el 15% de las emisiones y consumió el 9% del presupuesto de carbono que tiene el plantea para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París de mantener el aumento de temperaturas por debajo de 1,5 ºC. No obstante, si seguimos con el ritmo de emisiones que llevamos este presupuesto se agotará para 2030, no en 2100.