Los ideólogos de género interpretan la sexualidad y la afectividad humanas, asignándoles una diversidad de nombres cada vez más amplia, tomando en cuenta el sexo, las preferencias, identidades, roles sociales. Ahora están empleando el término “sexo genético” que, según un científico, confunde y resulta inapropiado.
En la compleja terminología que ha aflorado en los últimos años sobre la sexualidad y el comportamiento de las personas, surgen acalorados debates que rozan con la parte ética, religiosa, educativa y en especial con la científica. Colin Wright, doctor en Biología Evolutiva, aclara sobre estos asuntos que confunden y toman vuelo en la sociedad.
El experto escribió un artículo para City Journal, una revista que publica el Manhattan Institute for Policy Research, en el que pretende aclarar si el sexo es o no binario. Específicamente respondió a Ian Copeland, promotor del evento «Bring the Facts: El sexo no es binario, siento reventar tu burbuja».
Wright empezó por escribir: “Copeland, que se describe a sí mismo como un ‘genetista con nivel de doctorado’ -aunque no ha publicado ningún trabajo científico revisado por pares- anunció que el evento en X Spaces era para defender la opinión de que ‘el sexo no es binario’. Copeland hizo este anuncio después de publicar varias declaraciones engañosas sobre la biología sexual en X. Por ejemplo, afirmó que ‘el sexo (como todos los rasgos) no es binario’ y que ‘todos los rasgos están en un espectro’».
También aseguró que “el sexo es una clasificación de genotipo”, argumentando que la existencia de aneuploidías de los cromosomas sexuales (combinaciones atípicas de cromosomas sexuales distintos de XX y XY) prueba la naturaleza no binaria del sexo biológico”.
Desmontando el término ‘sexo genético’
Cuenta el biólogo que participó en el evento convocado por Copeland.
“Mi principal objetivo en debates públicos como éste no es necesariamente convencer a mis oponentes de su error, aunque tal resultado sería bienvenido. Más bien”, explicó, “mi objetivo es demostrarle a la audiencia mis argumentos de la manera más honesta, clara y tranquila posible. Creo que observar el marcado contraste entre un académico genuino y un activista radical puede ser un medio poderoso para persuadir a quienes tienen una mentalidad abierta”.
Colin Wright mostró la perspectiva biológica de por qué “el sexo es binario” y qué significa esta frase tan usada por los ideólogos de género. En esencia, “el sexo es binario” se refiere a que sólo hay dos sexos, que se definen por el tipo de gameto que un organismo tiene la función de producir. Los machos tienen la función de producir espermatozoides y las hembras, óvulos. La ambigüedad sexual (es decir, condiciones “intersexuales”) no constituye un tercer sexo, ya que estas condiciones no conducen a la producción de un tercer tipo de gameto.
Copeland no cuestionó nada de esto, indicó el biólogo. Sin embargo, insistió en que el “sexo genético” no es binario. Citando la existencia de otras composiciones de cromosomas sexuales más allá de XX (femenino) y XY (masculino). Como X0 (síndrome de Turner), XXX (síndrome Triple X), XXY (síndrome de Klinefelter), XYY (síndrome de Jakobs), etc. Dijo que si el “sexo genético” de un organismo se define por la composición de sus cromosomas sexuales, entonces debe haber más de dos sexos.
Este argumento, aparentemente lógico a primera vista, surge de un malentendido común pero fundamental sobre qué es el sexo y qué entienden los genetistas por “sexo genético”. Dicho claramente, asentó Wright, “sexo genético” es un nombre inapropiado.
Confuso, inapropiado y no es un tipo alternativo de sexo
Si bien el término se usa con frecuencia en artículos médicos y científicos, el “sexo genético” no es un tipo distinto de sexo en absoluto, reiteró el doctor en Biología Evolutiva. Es un término conveniente o abreviatura para indicar que una persona o célula contiene los cromosomas sexuales que normalmente hacen que se desarrolle un hombre o una mujer.
Para un genetista, argumentó, saber esto sobre una célula o un cultivo celular podría resultar útil si está investigando las diferencias sexuales. O quiere controlar las diferencias sexuales celulares como posible confusión en un experimento. Los profesionales médicos suelen describir el sexo en términos multifacéticos porque examinar los cromosomas, las hormonas, los genitales y las gónadas de una persona, y su alineación, ayuda a diagnosticar posibles problemas a lo largo de esta cadena biológica.
Por ejemplo, indicó, “si usted es un hombre que repentinamente sufre un nivel anormalmente bajo de testosterona, esto puede ser indicativo de anomalías hipotalámicas o pituitarias, o incluso cáncer testicular. Por el contrario, la testosterona anormalmente alta en las mujeres puede ser indicativa de quistes ováricos. El uso de términos como ‘sexo genético’, ‘sexo hormonal’ y ‘sexo genital’ está impulsado por una cuestión de practicidad. Y no porque representen tipos de sexo legítimos y separados”.
El “sexo genético” no es un tipo alternativo de sexo, reiteró. “Sexo” se refiere únicamente al tipo de gameto que un organismo tiene la función de producir. Esto resulta obvio cuando observamos otros animales, como las tortugas, que no utilizan cromosomas para guiar su desarrollo sexual. El sexo de las tortugas marinas verdes (Chelonia mydas) está determinado por la temperatura. Los huevos incubados por debajo de 27,7 °C se convierten en machos y los huevos incubados por encima de 31 °C se convierten en hembras.
La popularidad de un término y la verdad
Colin Wright sostiene que hablar de que los humanos tienen un “sexo genético” equivalente a su sexo basado en gametos es tan ilógico como referirse a las tortugas como si tuvieran un “sexo de temperatura” distinto de su sexo real, escribió.
El sexo de una tortuga se define en última instancia por el gameto que tiene la función de producir, no por la temperatura de sus primeros días en el huevo. Si una tortuga hembra saliera de una incubadora a una temperatura inferior a 28°C, no diríamos que tiene un “sexo gamético” femenino y un “sexo de temperatura” masculino. Simplemente sería una mujer y los investigadores estarían intrigados por saber cómo se desarrolló a una temperatura típicamente asociada con el desarrollo masculino.
Éste es el punto fundamental que Copeland y muchos otros que utilizan el término “sexo genético” no logran comprender. El “sexo genético” no tiene sentido porque requiere la primacía de la definición gamética del sexo. A pesar de mis esfuerzos por guiar a Copeland a través de este razonamiento lógico, finalmente se negó a reconocerlo.
Su única defensa, recordó el biólogo, fue que ciertos organismos médicos utilizan el término “sexo genético”, por lo que debe ser legítimo. Sin embargo, esto es simplemente un argumento de autoridad. Además, resaltó, «la popularidad de un término es irrelevante para la verdad».