¿El teletrabajo llegó para quedarse? Posiblemente sí, pero ¡a qué precio? Especialistas dicen que después de un buen tiempo frente al ordenador, sin hacer ejercicio ni pausas, sin descansar bien y menos aún comer con tranquilidad, el costo puede ser muy alto. Problemas de visión y lumbares, dolores de cabeza, mala postura, sobrepeso… estrés, depresión, cansancio… problemas cardiovasculares, aislamiento… etc. etc etc.
Todo ello implica menos productividad, a diferencia de lo que esperan las empresas. También más problemas físicos, emocionales y económicos tanto para los empleados como para sus familias. En este último caso, porque es el empleado el que suele asumir los gastos de electricidad, Internet, móviles, y demás recursos, para cumplir con sus asignaciones. A la vez, se puede enfrentar a la precariedad salarial y a apremiantes periodos de entrega, bien sea como regular, bien sea como temporal.
Todo esto en un momento en el que se está negociando la futura ley de teletrabajo en España, que se podría aprobar por decreto ley. Se espera que esté lista este mes de septiembre.
La situación ilustra lo que hoy en día viven algunos teletrabajadores a escala mundial, pero que ya habían advertido organismos y especialistas cuando no se toman las medidas adecuadas. El trabajo a distancia, con un ordenador y un móvil de por medio, se venía practicando en todo el mundo, lo que también daba independencia. Sin embargo, la pandemia de la COVID-19, que ha mandado a los trabajadores masivamente a sus casas, ha hecho pisar el acelerador.
La urgencia por compaginar las actividades laborales con la necesidad de protección ante la nueva enfermedad ha empujado a los empleados a que trabajen, pero sin las condiciones adecuadas para evitar riesgos laborales. También ante la falta de la poca o nula legislación al respecto.
María Sáinz es especialista en medicina preventiva y salud pública. Explicó que cuando los empleados van a su trabajo, van a un puesto supervisado y estudiado para que cumpla con las medidas necesarias que garanticen su salud y seguridad en el sitio.
“Es importante que haya luz natural, que tenga una buena ventilación, una buena silla. También, un buen material de trabajo para prevenir riesgos laborales”, le declaró a Público.
A ello hay que sumarle el caso de los empleados, por ejemplo, periodistas y médicos en algunos países como Venezuela y la mayoría de los países de Latinoaméica. Aun cuando son considerados esenciales, carecen de los insumos básicos para trabajar y protegerse de la COVID-19.
Otro problema es la falta de horario fijo de trabajo o de su cumplimiento en el trabajo a distancia. A decir de la especialista, esto acarrea problemas en el sueño y en el descanso.
Como se sabe, el sueño es una necesidad fundamental del organismo. No dormir bien y, por ende, no descansar ni reponernos, nos lleva a tener altibajos en el estado de ánimo, y a no podernos concentrar. También está relacionado, entre otros riesgos para la salud, con el aumento de peso, la diabetes, la hipertensión arterial y la depresión.
Otros efectos perjudiciales del teletrabajo
Sáinz añadió que durante el confinamiento ha habido varios efectos perjudiciales a causa del teletrabajo. Se refirió, pues, a la fatiga visual, los dolores de cabeza, el aumento de peso y los dolores de estómago, por comer en pocos minutos delante de la pantalla.
Una de las principales recomendaciones de los nutricionistas es, precisamente, comer con calma, saborear los alimentos y masticar bien. Esto ayuda a facilitar la digestión y disminuye los problemas digestivos como la acidez, el reflujo y los gases.
A su vez, la Sociedad Española de Oftalmología advierte que la disminución de la frecuencia del parpadeo, en el caso de que la persona fije su atención en pantallas de dispositivos por mucho tiempo, acarrea sequedad de ojos, irritación ocular y fatiga visual.
En vías de ser “Susan”
Las afirmaciones de los especialistas vienen a relacionarse con un experimento que una empresa del Reino Unido hizo recientemente sobre cómo serán los teletrabajadores dentro de 25 años. Y en este caso la bautizó Susan.
“Susan” será, pues, el modelo de la trabajadora a distancia no por eficiencia, sino por su estado de salud física, emocional y mental.
DirectlyApply es una empresa especializada en la búsqueda de empleo. Hizo una descripción de cómo se creía que se podían ver los teletrabajadores dentro de los próximos 25 años si no cambiaban los hábitos de trabajo en casa. El trabajo lo hizo junto con psicológicos clínicos y especialistas en fitness.
Así, enumeraron problemas como la poca o ninguna socialización, lo que afecta la salud mental. De hecho, una de las recomendaciones que hace el neurólogo y neurocientífico argentino Facundo Manes, para proteger la salud mental, es mantener los lazos, la comunicación con la gente. Las relaciones sociales son una necesidad.
Otros problemas fueron la poca o inadecuada actividad física, la mala postura, la fatiga visual, la caída del cabello, la tensión en los dedos por escribir constantemente, las ojeras, la tensión en el cuello, el aumento en el número de arrugas y la piel pálida (por la falta de vitaminas D y B-12 al no recibir sol).
El aumento de las enfermedades no transmisibles (ENT) como el infarto de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer, la diabetes y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en el mundo se debe, sobre todo, a cuatro factores de riesgo: consumo de tabaco, inactividad física, consumo nocivo de alcohol y dietas malsanas.
Todas esas enfermedades causan en conjunto cerca del 70% de las defunciones en el mundo, de acuerdo con datos de 2018 de la Organización Mundial de la Salud. Por tanto, los teletrabajadores que no velen por su salud también pudieran padecer cualquiera de esas afecciones.
Ventajas y desventajas del teletrabajo
La Organización Internacional del Trabajo, advirtiendo las ventajas y desventajas del teletrabajo, había dicho en 2016 que así como esta modalidad era propicia para un mayor equilibrio entre la vida familiar y laboral, también había alertado de problemas como la ciberseguridad, la privacidad y la exposición a información confidencial.
En el Foro del Diálogo Mundial que se hizo ese año se reunieron representantes de Gobiernos, empleadores y trabajadores de todo el mundo. La finalidad fue intercambiar las políticas y las prácticas para hacerles frente a los retos que garanticen el trabajo decente y maximizar los beneficios del trabajo. En ese caso, en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación, y los servicios financieros, que fue en lo que se enfocó.
Señalaron que en el caso de los empleados, el teletrabajo puede contribuir a desplazamientos más cortos, menos gastos relacionados con el empleo, un mejor equilibrio entre la vida personal y laboral, y más oportunidades laborales a escala mundial.
Los empleadores, por su parte, se pueden beneficiar de la productividad, menos gastos generales, y del acceso a una fuerza de trabajo más amplia y diversa.
Se dijo que los Gobiernos también podían sacar beneficios, pues el teletrabajo podía ser una estrategia para afrontar los problemas medioambientales y de congestión urbana. A su vez, sirve para impulsar puestos de trabajo incluyentes para todos.
Entre las desventajas, señaló que, “debido a la falta de medidas apropiadas, los teletrabajadores pueden enfrentar problemas psicosociales relacionados con el aislamiento y la dificultad de establecer límites entre la vida familiar y laboral. Pueden tener menos acceso a la formación y percibir una falta de desarrollo de la carrera profesional. En los acuerdos de trabajo, las condiciones de salud y seguridad en el trabajo son también más difíciles de supervisar y controlar”.
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